Nada menos que ocho de cada diez argentinos consideran que la marcha de la economía es mala o muy mala y el 90 por ciento dice que las tarifas son excesivas. Todo esto pega en la imagen de Mauricio Macri y, por supuesto, en toda la perspectiva electoral. Cuando se le pregunta a la gente cuáles son sus principales preocupaciones, el 70 por ciento menciona temas económicos, empezando por la inflación, la marcha de la economía y las tarifas, pero, además, en un tema íntimamente vinculado con lo económico, también se menciona el desempleo. Muchísimo más atrás, con el 31 por ciento aparece la corrupción e incluso un punto más atrás, la inseguridad. 

En casi todas las encuestas recientes hechas por el CEOP tampoco es que el ciudadano común ve salidas a corto plazo, al punto que muy pocos tienen expectativas de estar mejor dentro de 12 meses. Significa que, no sólo la economía esta mal, sino que ya hay un desgaste de la gente, que ve pocas chances de mejorar. 

“El gobierno no ha logrado mejorar la economía en este primer mes del año –señala Roberto Bacman– y aunque el dólar se mantuvo quieto a lo largo de enero (¿la calma chicha que augura la tempestad?), el resto de los indicadores económicos fueron todos de características negativas: caída en la actividad industrial, en la construcción, en las ventas de todo tipo de productos y servicios, cierres permanentes de comercios pequeños y mediados, compañías multinacionales que anuncian el cierre de sus operaciones en nuestro país, caída en las fuentes laborales. Un golpe tras otro que deja al descubierto un panorama desalentador”.

“En tal contexto –sigue el consultor–, es lógico que esta última encuesta, llevada a cabo durante los primeros días de febrero, detecta que el malhumor social con respecto a la economía se mantiene en aumento. este desvelo por la economía se va tornando en bronca. Una sensación que la opinión pública demuestra cuando realiza su evaluación de la economía: es muy abrumador que el 80 por ciento de los consultados diga que las cosas están mal o muy mal. Y, por supuesto, lo evidente: que el 90 por ciento afirme que las tarifas son impagables. Son datos contundentes. Y sobre llovido mojado, el Presidente declaró días pasados que la inflación no era un problema tan fácil de resolver como lo había pensado al principio de su gestión. Al respecto pueden plantearse dos interpretaciones: o minimizó un tema tan crucial para los argentinos o simplemente fue demasiado optimista. A la luz de los resultados de esta encuesta ninguna de las dos interpretaciones lo favorece”.

Como ya es público, el oficialismo necesitará sacar el tema económico de la campaña, algo que será muy difícil. Las cosas girarán alrededor de la corrupción, la inseguridad y el discurso ideológico contra “el populismo”. Parte de su argumentación, por ejemplo, estará en la baja de la edad de imputabilidad, la expulsión de extranjeros, la secuencia de movidas en Comodoro Py y la polémica sobre Venezuela. El alineamiento internacional juega un papel de magnitud y es obvio que el “rescate” del Fondo Monetario está vinculado con la idea de sostener un gobierno ante la posibilidad de una derrota electoral del neoliberalismo.    

Aun así, el margen de maniobra no parece ser muy grande. Ya están anunciados los nuevos aumentos de tarifas, esta misma semana hubo incrementos de combustibles y la semana que viene de transportes. Todo eso presionará todavía más sobre la inflación y el retraso de los sueldos y jubilaciones. 

El mes próximo empieza la secuencia de elecciones provinciales con Neuquén. Es cierto que siempre en el voto a gobernador hay un contenido más regional, pero tendrá un peso fundamental la cuestión económica y, al menos en esas elecciones iniciales, nada bueno se presagia para el oficialismo.