Si aquí al lado se hablaba del subgénero de las comedias enfrascadas en bucles de tiempo, la producción española Estoy vivo (va los miércoles a las 22 por Europa Europa) presenta otra variante exclusiva del más allá narrativo. Las ficciones “metempsicóticas” que tienen en su pedestal a El cielo puede esperar y Hay una chica en mi cuerpo. En este caso, el muerto que vuelve a la tierra en el cuerpo de otro mortal es el detective Andrés Vargas (Roberto Álamo). El inspector de policía muere persiguiendo a un homicida al que llaman “El Carnicero de Medianoche” y que había asesinado en serie a cinco mujeres. Vargas regresa a la tierra cinco años después de su muerte, usando el cuerpo de otro agente llamado Manuel Márquez (Javier Gutiérrez) para terminar su misión. “Anclaje” es el término específico para la reencarnación. 

En su objetivo, el agente estará acompañado por una de las dos hijas de su primera identidad y junto a ellos, el Enlace (Alejo Sauras), un ser sobrenatural que acompaña en el tránsito entre esta vida, el purgatorio  y el paraíso. Uno de los aspectos más interesantes –y osados– de la propuesta es mezclar diversos géneros como la comedia, lo policíaco, el terror, lo sobrenatural y el dramón familiar, saliendo bien parada del entuerto. La producción de la TVE ha sido un éxito de público y crítica en su país, tuvo una segunda temporada y está muy cerca de confirmarse una tercera. Por otra parte, ya se han adquirido los derechos para las respectivas versiones en Estados Unidos, Francia e Italia.