Una misión del Fondo Monetario Internacional inició la nueva supervisión in situ del programa austeridad y reformas que fue comprometido por las autoridades argentinas para acceder al préstamo del organismo. Encabezada por el responsable del caso argentino, Roberto Cardarelli, la delegación fue recibida en las oficinas del Banco Central por el vicepresidente de la entidad, Gustavo Cañonero, y el secretario de Política Económica, Miguel Braun. Durante la visita que se prolongará durante dos semanas los técnicos del FMI evaluarán el cumplimiento de las metas de ajuste del gasto y contracción monetaria. Los encuentros iniciarán el debate sobre el futuro de las zonas de intervención cambiaria ya que la amplitud de las bandas y las reglas para la compraventa de dólares tienen vigencia hasta junio. Antes de regresar a Estados Unidos, los representantes del Fondo visitarán al ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, y al presidente del Banco Central, Guido Sandleris. 

Desde el Palacio de Hacienda y el BCRA consideran que se trata de una misión de rutina ya que el gobierno sobrecumple los objetivos de ajuste fiscal y contracción monetaria comprometidos con el Fondo. A lo largo de los 65 minutos que duró el primer encuentro en las oficinas del BCRA se acordó una agenda de trabajo conjunta con los técnicos enviados por la mandamás del FMI, Christine Lagarde. El representante permanente del organismo en Argentina, Trevor Allayne, también participó del encuentro. A lo largo de las próximas dos semanas las partes no solo evaluarán la marcha del programa de austeridad sino que también comenzarán a discutir cómo continuará el programa monetario y cambiario a partir de junio.

Entre los elementos a evaluar figura la amplitud de la banda en la cual el tipo de cambio debe flotar sin la intervención del BCRA. El esquema vigente permite que hoy el tipo de cambio salte hasta 11 pesos en un día. Con la cotización levemente por encima del piso de 38,182 pesos el valor del dólar podría subir 30 por ciento en una sola jornada para llegar hasta los 49,42 pesos sin que el Central pueda intervenir. También se prevé evaluar la magnitud de las intervenciones que puede realizar la entidad cuando la cotización quiebra la zona de no intervención. 

Durante la misión, el equipo del FMI no solo se reunirá con funcionarios del gobierno sino que también mantendrá encuentros con representantes del sector privado, la academia y la sociedad civil. Cuando regresen al cuartel general del organismo en Washington, los misioneros elaborarán un informe que será elevado al Directorio del Fondo. La presentación de ese documento es el paso previo a la aprobación del próximo desembolso. 

Las autoridades del organismo habilitarán en marzo el giro de 10.800 millones de dólares. Con esa transacción, el gobierno habrá recibido en un plazo de doce meses el 68 por ciento del préstamo por 57.000 millones de dólares solicitado en medio de la última crisis cambiaria y financiera. Cuando se concrete habrá sido la cuarta transferencia recibida por Argentina desde que decidió solicitar un salvataje al FMI. 

Hace dos semanas las autoridades del organismo alertaron que el resultado de los comicios “podría reducir el apetito de reforma”. El Fondo sostiene que la “incertidumbre relacionada con las elecciones” es el principal riesgo interno para Argentina. Los desembolsos del Fondo no sólo están sujetos al cumplimiento del plan de ajuste fiscal y contracción monetaria sino también a la implementación de un conjunto de “reformas estructurales” que forman parte de la agenda permanente del prestamista. Las autoridades del organismo temen que una derrota electoral de Cambiemos bloquee la reforma del sistema previsional,  la reforma laboral y la reforma de la Carta Orgánica del Banco Central. 

“El adelanto de los fondos disponibles para lo que queda de 2018 y el 2019 tiene una curiosa relación con el cronograma electoral. De esta manera, además de incrementarse los montos disponibles, se amplían sensiblemente aquellos previos a las elecciones presidenciales”, advierte un informe del Centro de Economía Política Argentina (CEPA) al referirse a la dinámica de los desembolsos prevista tras la revisión del acuerdo. “No sólo configura esta modificación en el cronograma de desembolsos un fuerte apoyo político al Gobierno, sino que también coloca en una situación de extrema vulnerabilidad financiera al gobierno siguiente, al dejarlo prácticamente sin fondos disponibles y con las obligaciones de pago”, sostienen los economistas que conforman el CEPA.