En Indian Wells, la acción no ocurre sólo dentro del court. Desde que el presidente de la ATP, el británico Chris Kermode, quedó imposibilitado de renovar su mandato se ha desatado una guerra de intereses entre tres de las mejores raquetas de los últimos tiempos. Novak Djokovic, por el lado de los opositores al dirigente; y Roger Federer y Rafael Nadal, por el otro.

El primero en hacer público su interés fue el suizo, quien se mostró extrañamente verborrágico durante una entrevista en la que reveló que se reunió con Nadal el último fin de semana en la casa que alquila en el Valle de Coachella durante su estadía en Estados Unidos. “Hablé con Rafa el otro día cuando vino a mi casa. Tomamos café juntos. Estamos en el mismo punto, eso es importante para él y para mí”, reconoció Federer, quien junto al español fueran presidente y vicepresidente respectivamente del Consejo de Jugadores, ahora comandado por Djokovic.

“Con Novak traté de reunirme antes de la reunión decisiva de la semana pasada (cuando Kermode no consiguió los votos necesarios para presentarse a un nuevo mandato). Para mí, es importante que se sepa porqué sucedió, qué es lo que Kermode no parece haber hecho bien. Pero Novak lamentablemente no tuvo tiempo y eso es difícil de entender para mí. Me dijo que estaba ocupado y me dijo que nos viéramos luego, cuando ya estaba todo decidido”, apuntó el suizo.

A cargo de la devolución, Djokovic –reelecto en octubre como representante de los jugadores– consideró que “si tenían interés en saber lo que sucedía, ellos podrían haberse acercado”. “Hablé dos veces con Rafa, en septiembre y en noviembre pero no hemos comentado la situación este año. Y lo mismo con Federer. Tampoco he hablado con él pero si tenían interés en saber lo que sucedía ellos podían haberse acercado y preguntar. No sólo me han elegido ellos sino todos los jugadores”, sentenció el serbio.