Las personas intersex nacen con características sexuales que varían respecto de las características sexuales mayoritarias. Por ejemplo: la mayoría de las personas tiene cromosomas XY o XX, las personas intersex pueden tener cromosomas XXY; la mayoría de las personas tiene ovarios o testículos, las personas intersex pueden tener ovotestes. Hay distintos tipos de cuerpos intersex; las variaciones corporales intersex no son en sí mismas una patología. Muchas veces las personas intersex son sometidas desde la primera infancia y durante la niñez a tratamientos médicamente innecesarios para “normalizar” sus características sexuales (por ejemplo, cirugías para reducir el tamaño del clítoris, dilataciones vaginales o tratamientos hormonales). Por una cuestión de edad, adultocentrada, estos tratamientos no son consentidos por la propia persona y tienen consecuencias irreversibles, como la insensibilidad, la esterilidad y el dolor crónico. Han sido considerados formas de tortura por la ONU y el movimiento intersex las denuncia como mutilación genital. El endosexismo es la ideología que sostiene que los cuerpos no-intersex son sanos, valiosos y deseables y que los cuerpos intersex son malformados y patológicos y precisan ser “corregidos” o “normalizados”. Por eso la lucha de Semenya pone también en relieve la lucha contra el endosexismo.

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