Diego Loscalzo, de 35 años, que había sido denunciado por violencia de género en julio pasado por su pareja –Romina Maguna, una mujer policía de la Bonaerense–, el domingo a la noche mató a tiros a Romina, a su cuñada Vanesa Maguna, y al marido de ésta, Darío Díaz, e hirió a Cinthia López, una vecina amiga que se encontraba en la vivienda de la calle Cañuelas al 2000, en la localidad bonaerense de William Morris. Acto seguido, subió a su moto y recorrió 20 cuadras para completar su ataque: mató a tiros a su suegra, Juana Paiva, y a un hermano de Romina, José Maguna; e hirió a la pareja de éste, Mónica Lloret, embarazada –perdió al bebé de 9 meses–, y a una hija de Lloret, de 12 años. Luego desapareció y fue localizado por su celular viajando hacia Córdoba. Lo atraparon cuando el micro se detuvo en Río Segundo. El hijo de 11 años de Romina Maguna, logró huir y alertar sobre los primeros femicidios. “Le agarró la loca”, intentó justificar el sentido común de un familiar de Romina. El sentido común sostenía que los femicidios eran crímenes pasionales. Ahora, que son obra de violentos fuera de sí. Matan una mujer por ser mujer cada 30 horas. El motivo se repite como un calco: sentido de posesión, trato como un objeto, intento de rebelión al sometimiento. Si el desborde es la norma, no es desborde. Es el patrón del sistema. 

Diego Maguna, otro hermano de Romina, aseguró que a Loscalzo “le agarró la loca”. Las primeras informaciones la llamaron masacre. Pero se trata de un  femicidio, con cinco femicidios vinculados, y triple intento de femicidio. 

“Estaba mi hermana en la habitación con la pareja y a la pareja le agarró la loca y empezaron a discutir. Estaba mi sobrino ahí. Sacó el revólver y le pegó cuatro disparos en el pecho a mi hermana Romina. Cuando bajó la escalera, le quisieron sacar el arma y a mi otra hermana le pegó siete tiros. A una chica amiga de la familia le pegó tres tiros, le rompió el fémur”, contó . “Después lo fue a buscar a mi hermano al barrio Luna y lo mató a él, mató a mi mamá, le pegó un tiro a mi cuñada que perdió el bebé y le pegó un tiro a la hija de mi cuñada”.

Es difícil establecer una fecha inicial. Pero es seguro que el quíntuple femicidio no se inició el domingo alrededor de las 22. A esa hora, en todo caso, se resolvió como tal. En una vivienda de la calle Cañuelas al 2000, en la localidad bonaerense de William Morris, donde Loscalzo discutió con Romina Maguna, y tras quitarle su arma reglamentaria la mató a balazos.  Cuando Vanesa, hermana de Romina, y que vivía en la misma casa, al fondo, intentó defenderla, recibió siete disparos. Su esposo, Darío Daniel Díaz, y una amiga, Cinthia López, que se encontraban en el lugar, resultaron heridos. Díaz murió poco después cuando era asistido en el Hospital Posadas.

En algún momento, un chico de 11 años, hijo de Romina, logró convencer a Loscalzo de que no le disparara y logró escapar a pedir ayuda. “Uno de los nenes vino a tocarme la puerta de mi casa. Yo lo hice entrar pensando que les estaban robando. Cuando entró, el nene empezó a gritarme que ‘El Chino’ había matado a la madre”, relató un vecino de nombre Marcelo a la prensa. “¡Mató a mamá, mató a mi mamá!”, explicó Marcelo que le dijo el chico. El vecino relató que escuchó entre 15 y 17 disparos y que cuando cesaron los tiros fue a ver lo que ocurría y tuvo un contacto con una de las víctimas antes de su muerte, Darío Díaz. “Cuando yo me cruzo, me encuentro en un porche a Darío, que estaba herido, que me dice ‘llamá a la policía que mató a Romina’”, contó el testigo. Marcelo dijo que “Romina estaba tirada en el piso; Vanesa, que era la hermana, también. Las dos son Maguna. Y había otra chica que tengo entendido que se llama Cecilia López que estaba herida en una pierna”. En el fondo de la propiedad se encontró con “tres menores”, hijos de la hermana y el cuñado de la mujer policía, y que al ver lo que había pasado llamó “a la policía al 911 y después al 107” por una ambulancia.

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Romina Maguna, su ex pareja.

Loscalzo escapó en su moto con el arma de su pareja y al llegar a la esquina de las calles Schubert y Beethoven, a unas 20 cuadras, en Villa Tesei, se topó con un Renault 19 en el que viajaban otros familiares de Romina. Allí, sobre la calzada, cayeron muertos Juana Paiva (55), madre de Romina y Vanesa; y José Maguna (34) hermano de Romina. Con ellos fue herida de tres disparos Mónica Beatriz Lloret (36) esposa de José. Uno de esos disparos le atravesó el útero, provocando la muerte del bebé, Mateo, que tenía una cesárea programada para ayer. 

Luego de esto, Loscalzo desapareció. La Federal montó vigilancia en Villa Lugano, donde viven familiares. Pero lograron ubicar su celular (había cambiado de chip y durante una hora se perdió el rastro) en la terminal de micros de Retiro, en la empresa General Urquiza. Así supieron que había sacado pasaje para viajar a Córdoba. 

Se montó un operativo para interceptar al micro, según informó la fiscal de Río Segundo, Patricia Baulies. “Se logró comunicarse con el chofer del micro y le hicieron saber la situación hasta que finalmente se decidió que frenara en Río Segundo para que subiera la policía”, indicó la fiscal y agregó: “Subió un policía de civil y fue directo al asiento de él y lo hizo bajar. Ahí se lo palpó de armas, no tenía armas, y después se requisó el lugar en busca del arma homicida, la cual no se encontró.”

“Me consta –dijo la fiscal– que él estaba pidiendo no volver a Buenos Aires, que lo juzguemos en Córdoba porque la mujer de él era policía bonaerense y tenía miedo a represalias. Pedía que la causa quedará aquí, pero eso no va a ocurrir.” 

Ningún loquito.

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La casa de la calle Cañuelas, en William Morris.