La polémica ministra de Familia y Derechos Humanos del gobierno de Jair Bolsonaro aseguró en la Cámara de Diputados de Brasil que “la mujer en el matrimonio debe ser sumisa al hombre”. Damares Alves, la pastora evangélica que dijo abiertamente estar en contra de los derechos de la comunidad LGTBI  se refirió a su “concepción cristiana” para alabar los principios patriarcales de las instituciones religiosas. Alejada por completo de los avances en todo el mundo por la lucha de las mujeres, explicó que “el hombre es el líder” en una relación entre esposo y esposa.

“Dentro de mi concepción cristiana, la mujer, sí, en el matrimonio es sumisa al hombre y eso es una cuestión de fe”, declaró la ministra en la Comisión de Defensa de los Derechos de la Mujer en la Cámara de Diputados. Cercada por las críticas, luego aclaró que “eso no significa que todas las mujeres deben ser sumisas y bajar la cabeza al patrón, al agresor y a los hombres que están ahí”. En las redes sociales, muchos expresaron su indignación por las declaraciones de la ministra, pero se defendió diciendo: “Es una cuestión de libertad religiosa, garantizada por la Constitución. No crean las mentiras que dicen al respecto”.

En su encuentro con legisladores el martes, la ministra, además, reiteró su posición contraria a la despenalización del aborto, al tiempo que dice que tiene otras prioridades en el momento. “Quiero un Brasil sin aborto y un Brasil sin violación”, dijo Alves. “Porque si no tuviésemos violaciones, no tendríamos mujeres en el servicio de salud pidiendo hacerse un aborto”, agregó, citada por el medio digital HuffPost Brasil. Actualmente, el aborto está permitido por ley bajo tres causales: violación, riesgo de vida de la madre y anencefalia.

Sobre la educación sexual, afirmó: “Si yo hubiese recibido educación sexual, estoy segura de que me hubiese defendido de aquel abuso”, afirmó la ministra, quien afrma que fue violada a los seis años por un pastor de su iglesia. “Yo no sabía qué era aquello. Era una nena de seis años que nunca había visto un órgano genital. Yo fui lastimada y no entendía lo que sucedía. Si hubiese sido educada, hubiese gritado”. 

Alves dijo, asimismo, que el objetivo de la educación sexual es proteger a las niñas de los abusos y  prevenir embarazos, al tiempo que aseguró que el gobierno va a garantizar esto pero que lo hará “obedeciendo las especificidades de edad y asegurándose de que el profesor esté preparado”. Según la ministra, la educación sexual deberá ser abordada en las escuelas desde los cuatro años de edad hasta el último de la facultad, obedeciendo el ciclo en el que el nino se encuentra. “Los niños van a tener que aprender a respetar y proteger a las niñas. Cuando yo dije que vamos a enseñar a los niños a abrir la puerta del auto, no quise decir solamente eso. Quiero decir que también tendrán que abrir la puerta de la fábrica, la puerta de su oficina, de las industrias, de los partidos y de este Parlamento”, afirmó. 

Desde que empezó a ejercer el cargo, Alves protagonizó varios escándalos, relacionados sobre todo a su particular concepción respecto a los derechos humanos. Estuvo en el ojo de la tormenta por adjudicarse un título universitario por mandato divino y por las denuncias en su contra por haber sustraído a una familia indígena de Mato Grosso a una niña de seis años de edad que hoy presenta como su hija adoptiva. Sin embargo, el más recordado es cuando celebró efusivamente que durante su gestión los niños vestirían de azul y las niñas de rosa. “Atención, atención. Es una nueva era en Brasil. Los niños visten azul y las niñas visten rosa”, exclamó en un video que circuló por las redes sociales luego de su toma de posesión en enero.  Después de las reacciones de repudio de las que fue blanco, Alves aclaró que no había sido literal, sino que su objetivo había sido hacer una declaración en contra de la “ideología de género”. Su postura sobre asuntos de género ya había quedado clara días antes cuando afirmó que pretendía acabar con lo que llama “el abuso del adoctrinamiento ideológico de niños y adolescentes en Brasil”. Dicha postura se confirmó cuando se dio a conocer que dentro de las atribuciones que tiene su ministerio dentro del gobierno del ultraderechista Jair Bolsonaro, no serán prioritarias las políticas para la comunidad LGBT.