El presidente Mauricio Macri tuvo un curioso rapto de optimismo en el encuentro con empresarios que protagonizó ayer. Además de hablar de las medidas económicas, los ejecutivos llegaron con la estela que dejó una encuesta de Isonomía que lo da al actual mandatario perdiendo contra Cristina Kirchner por 9 puntos en un ballottage. Macri dijo que está confiado en que ganará y, según dejaron trascender, incluso aventuró el número por el cual obtendrá esa victoria: “52 a 48”, aseguró.
Los empresarios no fueron solo con preocupaciones por sus compañías ante la recesión económica, sino con una clara preocupación electoral. Flotaba en el aire la encuesta de Isonomía, que es una de las encuestadoras en las que más confía el Gobierno: lo da a Macri muy atrás de la ex presidenta, que –de momento– no anunció si será o no candidata pero ya lo supera por una diferencia considerable.
Como se sabe, ante cada nuevo coletazo de la crisis económica o ante cada dato que da la posibilidad de que Macri no garantice una victoria, desde sectores del establishment vuelve a surgir la posibilidad de empujar para que Cambiemos pase al Plan V, de María Eugenia Vidal presidenta. Macri y sus funcionarios más cercanos, como el jefe de Gabinete, Marcos Peña, han desmentido y tratado de hundir ese rumor en numerosas oportunidades. Vidal y su jefe de Gabinete, Federico Salvai, han hecho intentos similares. Pero una y otra vez el Plan V regresa.
Quizás por eso Macri sintió que necesitaba reforzar ante los empresarios la seguridad de que él resultará victorioso en octubre y gobernará por otros cuatro años. Antes de que surgiera alguna pregunta, según afirmaron versiones publicadas por medios afines al oficialismo, Macri dijo que “falta mucho por las elecciones”, pero les aseguró que él será el candidato a presidente de Cambiemos y no hay planes B ni V. También intentó transmitir confianza en que será reelecto. “Estoy convencido que voy a ganar las elecciones”, se envalentonó.
Según esta misma versión, Macri no mencionó a la ex presidenta, pero todos interpretaron que hablaba de ella cuando dijo que vencería en un eventual ballottage. Incluso, se animó a hacer un pronóstico de los porcentajes que obtendrán él y ella: “52 a 48”, aseguró. Cuanto le creyeron los empresarios, es otro cantar.
Los planteos de Macri buscaron también frenar la “incertidumbre política” de la que habló su ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, ayer. En verdad, la Rosada tiene un doble juego: por un lado quiere estabilizar la cotización del dólar y otras variables hasta las elecciones y, por otro, utiliza el fantasma del regreso del kirchnerismo como mecanismo de presión para que los empresarios se plieguen a las medidas anunciadas.
Por lo demás, el encuentro fue un intercambio de cordialidades entre caballeros. Macri les agradeció “el esfuerzo” de acordar una lista de precios que estarán congelados (una palabra que el Gobierno prefiere no usar). Lo acompañaba el ministro de Producción, Dante Sica, sobre el que pesaron rumores de renuncia en las últimas semanas por sus diferencias con Dujovne y con Peña. Les prometió a los empresarios que, de ser reelecto, se vendrán las reformas profundas (laboral, previsional y sigue la lista) que no pudo hacer en su primer mandato por la resistencia social que tuvieron.
Entre otros, al encuentro asistieron, los empresarios Agustín Beccar Varela (Walmart); Joaquín Santa Coloma (Cencosud), Federico Braun (La Anónima), pariente del jefe de Gabinete, y Rami Batieh, presidente de Carrefour Argentina.