Luego de celebrar la muerte del ex gobernador José Manuel De la Sota, la líder de la Coalición Cívica, Elisa Carrió, siguió con su raid de declaraciones violentas. Desde La Falda, adonde llegó para acompañar al candidato de la Casa Rosada, Mario Negri, la diputada nacional apuntó contra el ministro de Justicia, Germán Garavano, a quien le dedicó otra frase agresiva: "Tenemos buena gente en los ministerios: hay algún imbécil, pero no hace daño. Bueno, sí hace daño pero lo vamos a dejar porque ya lo maté", señaló Carrió, haciendo alusión al ministro, a quien defenestra cada vez que puede. Además, la chaqueña dijo que no sería candidata a senadora porque "tiraría una molotov" en el Senado y que tampoco sería postulante a vicepresidente porque tumbaría a Macri "en dos días".

Tras ensayar un pobre pedido de disculpas por el repudio que generaron sus dichos sobre el dirigente peronista, la diputada de la Coalición Cívica no bajó el tono de sus afirmaciones. Esta vez su víctima fue Garavano, uno de los blancos predilectos de la chaqueña junto al ex titular de Corte Suprema, Ricardo Lorenzetti.

Más allá de los dardos venenosos para los hombres del oficialismo, la jefa de la Coalición Cívica también utilizó sus dotes de oradora para mandar a callar a las víctimas del plan económico del gobierno de Mauricio Macri. "¡Dejen de quejarse! Yo el otro día no podía pagar el mínimo de las tarjetas y vendí el auto, qué se yo. Total después se va a arreglar. Hay que callarse y dejar de quejarse porque estamos haciendo una nueva Argentina y no podemos ser como esos maridos que se quejan", sostuvo.

En su discurso, machacó con la necesidad de resistir ante la crisis económica y recurrió a sus herramientas religiosas. "Ésto es la fe seca, como cuando no aguantas más a tu marido pero seguís apostando al matrimonio. O cuando tenés un negocio y te estas fundiendo pero seguís confiando en que vas a salir adelante", dijo, según publicó el sitio de noticias locales La Estafeta Online.

"Yo sé que estamos mal hoy, que hay bronca por muchas cosas. Yo sé que hay cosas que se están haciendo incorrectamente y yo estoy en la defensa de esas cosas. Pero nosotros estamos construyendo una Argentina competitiva: la Argentina del campo, la Argentina que produce, de la agroalimentaria y la metalmecánica", insistió.

Sin hacer uso de la palabra "herencia", Carrió se encargó de responsabilizar al kirchnerismo de la crisis actual: "Si tres generaciones hacen una fiesta, hay una generación que paga". "Lamentablemente, la clase media trabajadora argentina está pagando los costos de los robos permanentes de quienes gobernaron el país y también de los grandes empresarios que se hicieron multimillonarios con las coimas que pagaron", dijo.

Pese a contar en Cambiemos con un número importante de pronósticos fallidos, la diputada oficialista no se privó de prometer nuevamente un futuro mejor: "Creo que en poco tiempo van a ver un crecimiento desde el interior a los grandes centros urbanos, que son los que están padeciendo más por las restricciones al consumo. Estamos superando, sin la crisis brutal que hubo en las últimas décadas, el mayor robo de la historia del anterior Gobierno", dijo.

En su discurso Carrió también elogió al Presidente, olvidando que hace unos años lo trataba de contrabandista. "Es injusto que se hable tan mal (de Macri) más allá de sus formas, él tiene una decisión de llevarse puestos a los grandes monopolios de la Argentina que violan el sistema de competencia y la cadena de productos alimenticios", afirmó.

Sobre su situación personal, ratificó que no será candidata y lo justificó otra vez con argumentos violentos. "No estoy en campaña personal. Lo que menos quiero ser es senadora porque tiro una molotov y desaparece el Senado de la Nación. Y vicepresidente no puedo porque lo tumbo al Presidente a los dos días".