Stalkear no es una faena recomendable si el target es un vampiro. Primero porque las criaturas de la noche tienen poderes extrasensoriales y pueden aparecerse de manera sorpresiva. Menos aconsejable aún si ese chupasangre tiene interés en quién lo espía por la web. El dilema tan hipermoderno como atemporal entre una historiadora y el heredero de Drácula es la clave de A Discovery of Witches. “Una vez el mundo estaba lleno de maravillas pero le pertenece a los humanos ahora”, desgrana el colmilludo en el comienzo de este festín romántico, supersticioso y con placer por la hemoglobina. Hoy a las 21 OnDirectv estrenará la serie de ocho episodios que ya tiene confirmadas dos temporadas en camino.      

La premisa de la ficción es que estas figuras folclóricas andan ocultas y con miedo a que los descubran. Son tiempos difíciles para los vampiros. Incluso cuando hacen su faena no logran convertir a un humano en uno de su estirpe. El Dr. Claimont (Matthew Goode visto en de The Crown y Downton Abbey) es uno de estos personajes preocupados. Ha vivido cientos de años y seduce con sus modales maliciosos y pálidos. Vive bajo la fachada de profesor en bioquímica y posee un laboratorio donde pretende dar con la solución genética al problema que aqueja a los suyos. Por algún motivo, el centro de su estudio es el ADN de las brujas. En su camino se va a cruzar con Diana Bishop (Teresa Palmer), una historiadora que vuelve en Oxford para presentar su tesis sobre alquimia en el Medioevo. Bicho atípico de biblioteca que dará con un manuscrito en el que se revelan los orígenes de varias especies y sus darwinismos para poder sobrevivir. “Estamos atascados y por eso necesitamos el libro”, musita Claimont. Quienes asisten a los aquelarres también ansían dar con el texto mágico.    

A Discovery of Witches pretende zanjar la grieta entre ambos bandos. ¿Cómo? Con un romance imposible entre sus protagonistas justo a medio camino entre la pícara True Blood y la cautelosa saga Crepúsculo. Basta que el vampiro huela la ropa sudorosa de Diana para sentir una fuerza descomunal. La química –otra vez– surge del interés del vampiro por una mujer de aspecto común y corriente que esconde su verdadera naturaleza como bruja. La serie está basada en una exitosa trilogía literaria escrita por Deborah Harkness descrita como un Harry Potter para adultescentes. El vínculo con el universo de J. K. Row- ling se percibe en el ambiente de claustros, el interés por estos posibles amigos de Valdemort y en la historia de la protagonista (sus padres murieron asesinados acusados de artes ocultas). Donde se distancia es en el carácter más seco de la propuesta, aquí abundan susurros y falta derroche fantástico. Harkness, productora de la ficción, explicó que la entrega está guiada por los personajes, “lo cual significa que no tengamos que hacer volar tantas cosas o arrojar sangre falsa”. 

Debe reconocérsele a la propuesta una sinceridad y clasicismo que bien pueden ser confundidos con pereza narrativa. En el extremo opuesto de Only Lovers Left Alive (Jim Jarmusch, 2013) no hay ningún interés en renovar el género. Descansa sobre la estampa angulosa, el ronroneo brit y encanto pérfido del actor nacido para encarnar a la figura romántica por antonomasia. “Se trata de la compleja relación entre un vampiro y una bruja, que como todos saben no deberían seguir adelante, pero por alguna razón las chispas vuelan, al mismo tiempo que intentan salvar a todas las especies de bichos raros”, explicó Goode.