Sin bandas cambiarias ni límites prudenciales, el Banco Central alcanzó hoy una súper tasa del 73,9 por ciento en las dos licitaciones de letras de liquidez del día (Leliq), para poder cerrar el mes con un dólar mayorista de 44,25 pesos y en pizarras al público de 45,36 pesos en promedio en la punta vendedora.

La tasa récord cercana al 74 por ciento, que opera como referencia para la actividad financiera y es considerada "prohibitiva" para la actividad económica productiva, es el método que utiliza el Banco Central para retener los fondos líquidos en poder de los bancos y así evitar que se deriven a la demanda de dólares. Por otra parte, la autoridad monetaria colocó a través de las dos subastas diarias otros 60 millones de dólares (por cuenta del Ministerio de Hacienda) en el mercado mayorista, que vendió a 44 pesos en valor promedio.

No obstante, el valor de la divisa que había arrancado con tendencia declinante, reflejado en una caída de 80 centavos en el precio mayorista, repuntó luego del mediodía para cerrar a sólo una diferencia de 17 centavos del precio de cierre del lunes en la rueda mayorista, y 24 centavos abajo del mismo lunes en su precio al público.

El Banco Nación, que llegó a ofrecer el dólar a 44,60 pesos a dos horas de la apertura de operaciones, lo llevó al promediar la tarde a 45,20 para cerrar a 45,36 pesos. En la segunda jornada de vigencia de las nuevas reglas del Banco Central en cuanto a su intervención cambiaria, que lo autorizan a vender dólares aunque no se alcance la banda superior de flotación (51,45 pesos en el mayorista) y en el momento y cantidades "que considere conveniente", logró mantener la tendencia a la baja en la cotización, pero al costo de una suba en las tasas de interés a niveles exorbitantes.

A la tasa de ayer, y habiendo colocado leliq por 183.348 millones de pesos a ocho días, a una tasa promedio de 73,93 por ciento (0,2 por ciento diaria), significa que comprometió el pago de intereses en un solo día por más de 3000 millones de pesos (resultan más de 700 mil millones en el año) a favor de los bancos. Una transferencia que, repetida todos los días, se transforma en la más importante redistribución del gasto que hace el sector público en favor de un sector de la economía (los bancos), y en pleno período de ajuste.