Las tasas de interés elevadas afectaron fuertemente la oferta de préstamos. El stock de crédito de la economía anotó una suba de sólo 3,4 por ciento en el último año, contra una inflación de más del 54 por ciento. Esto implica que la caída real del financiamiento productivo y para consumo fue de aproximadamente el 33 por ciento. Los datos surgen de un relevamiento de la consultora First Capital Group. Todas las líneas de crédito (tarjetas, hipotecarias, prendarias y comerciales, entre otras) mostraron un fuerte retroceso y permite observar el nivel de contracción de la actividad económica en el mercado interno.

 “Luego de una leve alza en el mes de marzo que no pudo sostenerse, el financiamiento global presentó nuevamente un retroceso, debido a la suba de tasas motivada por las restricciones monetarias impuestas por la política económica que busca desacelerar la tasa de inflación y contener la presión sobre el tipo de cambio”, explicó Guillermo Barbero, socio de la consultora. Agregó que “en términos reales el financiamiento para el sector privado sigue en baja. Este pobre desempeño muestra que hay, sobre todo, retracción en la demanda y mucha cautela en la oferta de nuevas operaciones”. En detalle se precisó que en la línea de tarjetas de crédito se anotó un saldo de 380 mil millones de pesos, con un incremento interanual del 21 por ciento, más de 30 puntos por debajo de la inflación.