El dólar cerró en 46,05 pesos, con una baja del 1,0 por ciento (45 centavos). El tipo de cambio mayorista finalizó en 44,80 pesos, con una variación diaria similar. La divisa arrancó la mañana con cierta presión que se fue diluyendo con el correr de las horas. En la última parte de la jornada predominaron las órdenes de venta y colaboraron para desinflar la cotización. El Banco Central volvió a bajar la tasa de interés al 72,05 por ciento contra el 72,48 de la jornada previa. La calma financiera no parece sostenible con el correr de las semanas. La caída del precio de la soja y el crecimiento menor al esperado en Brasil generan nuevas dudas para el país.

 Las reservas internacionales empezaron a ser en las últimas semanas otro de los datos preocupantes en el mercado. El stock de divisas cerró ayer en 68.111 millones de dólares, reflejando una caída de 319 millones respecto del jueves y de 3184 millones en la semana. Las reservas habían alcanzado un pico de 77.481 millones de dólares con el ingreso en abril del nuevo préstamo del Fondo Monetario Internacional, pero en el último mes la economía ya se consumió el 90 por ciento de ese crédito. Los pagos de intereses y capital a los acreedores extranjeros aceleraron la pérdida de divisas.

 Los datos del balance monetario del Banco Central muestran una composición alarmante del stock de divisas de la entidad a cargo de Guido Sandleris. Las divisas genuinas en poder del Banco Central son una proporción inferior del total de reservas, con lo cual el poder de fuego de la autoridad monetaria es sumamente limitado. Las cuentas son elocuentes.

 Las reservas suman poco más de 68 mil millones de dólares. De ese total debe restarse 16 mil millones que pertenecen a los clientes bancarios con depósitos en moneda extranjera y fueron encajados por criterios normativos, pero no son disponibles. También deben descontarse los 20 mil millones de dólares que se negociaron a través de los swap con el Banco Central de China. Resta un saldo de tan sólo 32 mil millones de dólares. El Fondo Monetario Internacional ya aportó en el último año unos 39 mil millones. En el organismo no queda ni un sólo dolar que no sea de algún acreedor.  

 Esta situación no resulta desapercibida para el mercado financiero. El riesgo país bajó en los últimos días pero no consigue alejarse de los 900 puntos. En la jornada de ayer cerró en 899 (un nivel idéntico al anotado el jueves). Se trata de un riesgo de impago de la deuda que sigue muy arriba de lo que muestran otros países de la región y no puede explicarse por el humor de los mercados internacionales ni la guerra comercial entre China y Estados Unidos. El inversor extranjero y el local desconfía de la sustentabilidad interna. No resulta difícil perder la credibilidad cuando se miran los números del país. Son pocas las economías en el mundo que se manejan con inflación de 54 por ciento y tasas de interés de más de 70.

Las acciones enfrentan la misma incertidumbre que los bonos. Las empresas argentinas anotaron ayer una jornada poco optimista en la Bolsa de Nueva York. Los bancos y las firmas energéticas volvieron a ser las más afectadas. Se destacó el retroceso del 4,9 por ciento del Francés, del 2,5 por ciento del Supervielle y del 3,3 del Galicia. También sobresalió la baja del 5,7 por ciento de Central Puerto, del 4,3 por ciento de Telecom y del 4,0 de IRSA.