En medio de la profunda crisis que vive el sector automotor, la pyme autopartista Viauro, con cuatro décadas de vida en el país, despidió a 15 trabajadores. La fábrica dedicada a partes, piezas y accesorios para vehículos y sus motores, radicada en el Parque Industrial bonaerense de Burzaco, quedó con 32 empleados que temen por su futuro. Hace dos meses habían despedido a ocho empleados. La firma aduce un derrumbe en las ventas por menor demanda del complejo automotor. Según el Indec, la actividad de todo este segmento (vehículos, carrocerías y autopartes) se retrajo en marzo 30,2 por ciento interanual. Desde la Asociación de Fábricas Argentinas de Componentes (AFAC) explicaron a este diario que el sector exhibe un cúmulo de problemas, que van desde la caída del mercado interno, a la falta de rentabilidad del sector por el aumento de las retenciones y menores reintegros y la discontinuidad de modelos de vehículos de producción nacional.

“El sector está súper complicado y la principal preocupación de los empresarios es la fuerte caída del nivel de actividad”, explicó a Página/12 el gerente general AFAC, Juan Cantarella. Por la atomización de esta industria, la entidad todavía no cuenta con números de actividad, los cuales se conocerán a fin de año. Sin embargo, el Indec ya dio cuenta de una caída de 15 por ciento en marzo en autopartismo y de 6,7 para el acumulado del primer trimestre. La fabricación de carrocerías, remolques y semirremolques cayó 48,9 por ciento en marzo y 39,8 durante el primer trimestre.

“El acercamiento más cercano de la cantidad de piezas que se producen y en tiempo real es la cantidad de autos que se fabrican. Y en el último mes cerrado, abril, para el acumulado del año tenemos una caída de la producción del 32 por ciento”, señaló Cantarella. El resultado de la menor cantidad de unidades fabricadas por las terminales es que la industria automotriz exhiba un nivel de utilización de la capacidad instalada de 35 por ciento contra el 58,2 por ciento que exhibía hace un año atrás. Por contraste, el sector detenta actualmente una capacidad ociosa de 65 por ciento. El rubro autopartista se dedica, según destino, en un 60 por ciento a la fabricación de automotores locales, en un 30 por ciento para el mercado de reposición, mientras que el 10 por ciento restante es para exportación directa. Todos, con sus particularidades, se encuentran en serios problemas.

Dicho derrumbe en la producción de terminales automotrices radicadas en el país, el grueso de la venta de las autopartistas, se potenció con la discontinuidad de modelos de fabricación nacional. La Argentina dejó de ser estratégica para las terminales y la plataforma elegida de producción regional. Por caso, se dejaron de producir la Suran (Volkswagen) y Focus (Ford), los cuales no fueron reemplazados por nuevos modelos, lo que impacta en la venta de piezas a esas compañías automotrices. “En el caso de la producción para el mercado de reposición, la pérdida, vinculada con la caída del mercado interno, no es tan profunda”, dijo el gerente de AFAC.

El mercado externo está más complicado. “Acá el problema es la baja rentabilidad”, aclara Cantarella. Pese a que el gobierno de Cambiemos basó su campaña de seducción de empresarios con la promesa de quita de retenciones y aceleración de reintegros, esta industria paga más hoy por estos impuestos que hace cuatro años. Durante el kirchnerismo esta industria, en pleno apogeo, pagaba un 5 por ciento de derechos de exportación. Con la decisión del macrismo de aplicar retenciones fijas el año pasado para hacerse de recursos, de tres pesos por dólar. “Eso representó en un primer momento una retención de 8,5 por ciento y con la devaluación de este año se ubica en 6,5 por ciento”, informó el directivo de entidad empresaria.

También fueron perjudicados a través de los reintegros, que el Gobierno disminuyó de 8 por ciento, que había al asumir, a un 5 o 5,5 por ciento actual. Si bien la exportación no paga Ingresos Brutos, arrastra en su cadena el impuesto, el cual se reintegra, con la misma demora de antes. El resultado es que al exportador de piezas antes se le cobraba el 5 por ciento de retención y se le devolvía entre 7 y 8 puntos de reintegro. Hoy se le cobra 6,5 de retención y se le reintegra 5 puntos porcentuales. “La cuenta neta es que quien quiere exportar tiene más mochila”, concluyó el empresario.

Esto explica que el segmento todavía no haya podido beneficiarse de la incipiente recuperación del mercado brasileño, principal destino de unidades y piezas argentinas. El mercado automotor en el país vecino creció en marzo promedio el 10 por ciento (entre ventas y producción) y las exportaciones argentinas a ese destino se contrajeron en un 14 por ciento, según cifras de AFAC.