El Estado de Washington, en los Estados Unidos, se convirtió en el primero en aprobar una ley que regula el uso del compost humano. Así lo confirmó el gobernador Jay Inslee. La nueva normativa entrará en vigencia el 1º de mayo de 2020 y se podrá hacer “reducción orgánica natural”, esto es: transformar un cuerpo en abono a través de un proceso por el cual se lo mezcla con paja y astillas, entre otros productos.

El compost humano fue una iniciativa de Katrina Spade, la primera mujer que desarrolló el método y fundó la empresa Recompose. La conversión de seres humanos en tierra fértil resulta beneficioso para el medio ambiente, según sus defensores, ya que se evita la polución del agua subterránea con los fluidos del embalsamamiento y los lixiviados, y se previenen las emisiones de dióxido de carbono.

En Estados Unidos hay casi tres millones de fallecimientos por años. La gran mayoría son enterrados, otros son cremados. Con el nuevo sistema, se podrían 500 mil toneladas de C02 en una década, de acuerdo a los cálculos de Spade. Detrás de la medida aprobada estuvo el senador demócrata Jamie Pedersen, quien remarcó que la cremación es la principal opción entre las personas fallecidas. El compost humano permitiría bajar 1,4 toneladas de carbono por persona. A esto se suma que se aprobó  la hidrólisis alcalina, esto es, la disolución de los tejidos corporales a través de una mezcla de agua y potasio, que, a altas temperaturas, permite que solamente queden los huesos.

AFP

La técnica se ha usado en ganado. "Los principios básicos que hemos aprendido del compostaje del ganado son muy efectivos para los sujetos de investigación humana que utilizamos", afirmó Lynne Carpenter-Boggs, investigadora de la Universidad de Washington. "Hemos cambiado sustancialmente los materiales utilizados para que sean socialmente aceptables", agregó.

"La idea de volver a la naturaleza de una manera tan directa, y ser colocado de nuevo en el ciclo de la vida y la muerte, es en realidad muy hermosa", dijo Spade para contrarrestar las críticas de la Iglesia Católica. “Deshacerse de restos humanos de esta manera no muestra suficiente respeto por el fallecido", había dicho Joseph Sprague, de la Conferencia Episcopal.

De hecho, el actor Luke Perry, que falleció de forma repentina en marzo, pidió en su momento ser enterrado con Infinity, un traje fabricado con hongos y otros microorganismos. Coeio, la empresa que lo fabrica, explicó que Infinity "ayuda al cuerpo a descomponerse, neutraliza sustancias tóxicas y transfiere nutrientes a la vida vegetal".

La discusión por el compost humano también se da en otros lugares. Por ejemplo, en Holanda, donde se debatió el año pasado no solo el compost y la hidrolisis, sino también la criomación, método por el cual un cuerpo es congelado y sumergido en nitrógeno, para luego descongelarlo de manera tal que se cristaliza y puede ser pulverizado.