La mira de Boca apuntaba hacia la clasificación a una nueva final. En este caso, la de la Copa de la Superliga, que si bien no es un torneo de relieve, para las necesidades de Boca significa mucho. El mayor inconveniente que tenía el equipo era la falta de gol, luego de tres encuentros sin convertir en este certamen. Para tratar de cambiar esa situación, Boca ubicó a sus jugadores en el campo rival desde el inicio, aunque no tuvo profundidad para inquietar al arquero Chaves. La actitud no le duró mucho tiempo, debido a que Argentinos tenía una mejor distribución de sus hombres, y se las ingenió para tener la posesión de la pelota. Inclusive, los visitantes tuvieron más aproximaciones y estuvieron cerca de ponerse en ventaja. 

La falta de confianza de muchos jugadores de Boca, principalmente del medio hacia adelante, provocaba que no pudieran tener precisión en la entrega de la pelota a sus compañeros.

Cuando quedaban diez minutos para el final del primer tiempo, Boca se dio cuenta que si sus cuatro hombres de ataque (Pavón, Tevez, Zárate y Benedetto) se paraban de frente al arco rival, el desarrollo se podía modificar. Sin embargo, el nivel bajo que atraviesan Pavón y Benedetto le impidió convertir un gol.

La situación recién se empezó a modificar cuando Argentinos se quedó con diez jugadores por la expulsión de Romero. Boca se animó un poco más y enseguida consiguió el único gol del partido: Lisandro López se había quedado en el área rival en una acción anterior, y aprovechó un envío desde la izquierda para conectar la pelota con un cabezazo cruzado, y superar la resistencia de Chaves.

Con esa ventaja, se especulaba que Boca comenzaría a tener el control del partido, pero no lo pudo lograr a pesar de las individualidades que posee. La ausencia de Reynoso la viene padeciendo, debido a que no cuenta con un armador clásico para la función de enlace. Los que intentan repartirse ese rol son Tevez y Zárate, pero ninguno logra hacerse el dueño. Nández y Marcone eran muchas veces los que buscaban habilitar a los delanteros, con pelotazos largos que no tenían un destino claro.

Marcone precisamente se excedió en el juego brusco y recibió la tarjeta roja, cuando faltaban 15 minutos para el final. Argentinos, a pura entrega, se lanzó en busca del empate que lo hubiera puesto en la final del domingo próximo, y Sandoval fue el que estuvo más cerca de lograrlo, pero su cabezazo fue controlado por Andrada.

En el ciclo de Gustavo Alfaro, Boca ha conseguido muchos puntos, ganó un título, y sólo perdió dos partidos (Atlético Tucumán y Paranaense), pero más allá de los números positivos, el fútbol que exhibe está muy lejos del ideal. La posibilidad de obtener otra Copa está cerca. En una semana se sabrá si le alcanza.