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Jueves 15 de Febrero de 2001

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MANIC STREET PREACHERS
Y LA CURIOSA PREMIERE MUNDIAL DE SU NUEVO DISCO

Los muchachos
socialistas

La banda galesa más famosa del mundo tocará este sábado en el teatro Karl Marx de La Habana, en un gesto político-comercial sin precedentes para el negocio del rock del primer mundo. Aquí, todo lo que hay que saber antes de semejante acontecimiento, además de un adelanto del sucesor del exquisito This is my truth, tell me yours.

POR MARIANA ENRIQUEZ

J Créase o no, el día D (o C, de Cuba) se acerca para Manic Street Preachers. El trío más famoso de Gales y una de las bandas más grandes del Reino Unido presentará mundialmente su esperado nuevo disco ¡en Cuba! este sábado. Está claro que no debe ser interpretada simplemente como una fecha más. Para Nicky Wire, el show en el monumental teatro Karl Marx de La Habana es un acto simbólico, de admiración “hacia el bastión de Castro, es una muestra de solidaridad”. “Admiro cómo Cuba se resiste a americanizarse”. Tal adhesión no es reciente: el año pasado, su single “The Masses Against The Classes” tenía a la bandera de Cuba en su tapa. También suelen exhibir una bandera cubana colgando de los equipos, junto a la de Gales. Wire, bajista e ideólogo de la banda desde la desaparición del guitarrista Richey Edwards, considera que “norteamericanizarse” es la peor indignidad posible. Esto tampoco viene de ahora. En 1992, poco después de editar Generation Terrorists, su primer disco (que contenía varios himnos antiyanquis como “Slash & Burn”) Wire dijo: “Odio Estados Unidos, detesto ese país. Es el agujero de mierda más espantoso en el que haya estado jamás”. Así, sin anestesia. Por otra parte (o no), los Manic Street Preachers siempre se proclamaron “marxistas de clase obrera”. Pero no desde una posición militante, sino desde una suerte de resignación: ya no creen que se pueda cambiar el mundo. Es más, no bien se los acusó de “vendidos” porque habían firmado para una multinacional, Richey Edwards se asumió. “Somos prostitutas. Vamos a dormir con la industria, nos vamos a prostituir si ése es el precio para ser escuchados.”
Si los Manic Street Preachers son una de las bandas más interesantes del momento es, justamente, porque están dispuestos a admitir sus contradicciones. Neil Kulkarni, periodista de Melody Maker, escribió sobre ellos: “Son la última banda blanca honesta. Se preguntan cosas, dan pasos atrás, cambian de idea, piensan las cosas con una complejidad que asombra y paraliza. Son esquizofrénicos, paradójicos, contradictorios, no tienen certezas. Y esa es la única respuesta posible en este mundo fragmentado. Me dejan perplejo, me dejan pensando. Este es su triunfo”. Es contradictorio que tengan una retórica politizada viviendo como millonarios (en buena medida, gracias a las ventas de sus dos últimos discos, Everything Must Go y This Is My Truth Tell Me Yours) y lo saben. Eso es lo que están investigando en sus nuevas canciones, y en esta nueva etapa, después de tres años de silencio. Un momento al que Wire llama “de renovada infelicidad”.“Estamos incómodos de nuevo y eso es probablemente bueno”. El nuevo disco se llama Know Your Enemy (en principio, el título era Solidaridad, pero les pareció demasiado solemne). Ese enemigo al que hay que conocer no es, como muchos podrían sospechar después de tanta proclama de izquierda, el capitalismo. Tampoco el nuevo orden mundial. “El enemigo somos nosotros” explicó Wire. “Es en lo que nos convertimos. Cuando ganamos los Brit Awards en el ‘99, sentí que estábamos adentro, que éramos parte del establishment. Fue terrible. Ese disco fue algo demasiado calculado, demasiado inteligente. Y funcionó. Pero que funcionara no quiere decir que haya estado bien.” Sobre todo comparándolo con el brutal The Holy Bible, con letras del desaparecido Richey Edwards. En ese momento, explica James Dean Bradfield (guitarrista y cantante), “Richey estaba intentando interpretar qué pasa cuando tus sensibilidades de izquierda se vuelven algo peligroso, al enfrentarte al hecho de que toda tu sensibilidad moral ha sido destruida por la era en la que estás viviendo”. Nicky Wire tiene una agenda bastante distinta acerca de lo que hablar en Know Your Enemy. “Mi idea es hablar de la enfermedad de un mundo en la que el capitalismo ganó, pero degradó tanto en el proceso, convirtió todo en algo tan inhumano que la gente está destrozada”. Las canciones tratan desde la situación de Europa del Este hasta el caso Elián González (“Baby Elian”) el niño cubano que fue el centro de una batalla política/familiar el año pasado en el estado de la Florida (y que ahora volvió a Cuba con su papá). Quieren recuperar el espíritu aventurero, por eso además de tocar en Cuba (y ser la primera banda anglo en hacerlo: “vamos a ser como Wham! en China”, se ríe Wire), también editarán dos simples el mismo día (“So Why So Sad” y “Found That Soul”) sólo porque, también, serán la primera banda grande en hacerlo. Los fans que vayan a verlos al Karl Marx pagarán sólo 25 centavos, y la demanda de tickets para el trayecto Londres-La Habana fue tal que los pasajes están agotados. “Todo el mundo quiere ir a Cuba, fans, amigos”, cuenta Bradfield. “Me llaman y me dicen ‘no me gustó tu último disco pero, ¿puedo viajar con vos?’. Me siento como una agencia de turismo.”
Agencia o no, estos tipos no se andan con chiquitas. Nicky Wire cree que Know Your Enemy es “uno de los mejores discos de la historia”. Su esgrima verbal supera con creces a la de los hermanos Gallagher y es, sin duda, uno de los hombres más polémicos de la escena británica. “El cinismo es lo único que me mantiene vivo” escribía en la canción “Mr Cabohydrate”, un lado b de 1996. Vive en Gales, admite no tener amigos, no toma drogas y mira televisión casi todo el día. Además de padecer un desorden obsesivo compulsivo que lo obliga a limpiar la casa hasta dejarla cristalina. Solía pasearse con una remera que decía, pintada con aerosol, “Yo Amo Pasar La Aspiradora”. Por toda su retórica socialista y populista, Wire vive más como un burgués, alienado en el campo, encerrado en una burbuja en la que según él mismo admite, se aísla del mundo y trata de absorber lo más que puede de él. “Mi vida está hecha de realidad al contrario de las otras estrellas de rock. Todo me preocupa, quizá demasiado”. Y cuando se lo critica duramente por no vivir lo que predica, replica con una cita de Flaubert: “Sé ordinario y regular en tu vida, como un burgués, para poder ser violento y original en tu trabajo”.
En estos días, los Manic Street Preachers están envueltos en otro pequeño escándalo. Naspter, a pedido de Sony, les está prohibiendo el ingreso y cerrando las cuentas a todos los usuarios que bajen los temas del nuevo disco. Y amenazaron con demandarlos. Los fans, enardecidos, solicitaron intervención inmediata. La banda dijo que a ellos no les importa que bajen lo que sea, y que no se va a demandar a nadie. Llegó la respuesta: “No es suficiente”. Y Nicky Wire, nunca famoso por ser condescendiente con su audiencia (nunca tuvieron fan club oficial ni tocaron un bis en Gran Bretaña), soltó: “Lo que pasa en Internet me es indiferente, pero debo decir que si la gente encontró las canciones, está todo bien, a mí no me importa. Claro que puedo decir eso porque como banda ya estamos establecidos y no tenemos preocupaciones monetarias, pero esa es otra historia. Lo que me revienta es esta idea de que Napster es una compañía maravillosa que hace cosas buenas. Eso es una pelotudez. Son otra forma norteamericana de capitalismo norteamericano. No hacen caridad: son una empresa y ya van a ver que van a terminar pidiendo dinero y reclamando tajadas. Estoy seguro de que ya deben estarlo haciéndolo. Sólo se mantuvieron ‘gratis’ un tiempo para convencer a la gente y más tarde hacer un buen negocio. Por supuesto estoy de acuerdo con que debe haber acceso libre y gratis a absolutamente todo, pero no creo que la gente deba engañarse pensando que Napster es una cooperativa”.