Antes de salir a bailar, un joven atrapa una rata que se pasea por su balcón sin saber que él mismo será obligado a convertirse en esa especie. Que el sujeto viva en una Londres atemorizada y multicultural, en estado de alerta permanente por el terrorismo y él sea de ascendencia paquistaní, son algunos de los componentes ineludibles de Informer. Podría simplificarse la cuestión y decir que ésta es la historia de Raza Shar (Nabhaan Rizwan), un veinteañero cooptado por una unidad antiterrorista para una misión secreta. Pero la ficción de la BBC elude las convencionalidades de su clase para ofrecer un juego de encastres muy afín a estos tiempos o, mejor dicho, de los de la capital británica. El primer episodio de la entrega se podrá ver hoy a las 21 hs por OnDirectv y también estará disponible en su App (Directvplay.com). 

El comienzo es con un atentado en una cafetería y la consecuente investigación de las autoridades. El vínculo de ese hecho con Raza es uno de los enigmas a deshilvanar en los seis episodios que componen la ficción. Por medio de un flashback se narrará su historia junto con las de un oficial de contrainteligencia, Gabe Waters (Paddy Considine), y su asistente, la novata Holly Morten (Bel Powley). Vale decir que el título de la ficción no es fiel a lo que uno podría imaginarse. Informer no es un thriller de cabo a rabo. Es, en todo caso, un drama que explora el estado de situación de una metrópoli occidental sacudida por el terrorismo fundamentalista islámico. El desencadenante es la aparición en Londres de Ahmed El Adoua, quien viene de perpetrar unos atentados en Holanda. La sospecha es que durante su estadía reclutó y entrenó a extremistas locales. Raza, por su parte, tuvo el mal tino de darle éxtasis a una chica en una disco, cae preso por portación de cara convirtiéndose en un candidato ideal para la coacción estatal.  

La comparación de Informer con Bodyguard resulta inevitable. El contexto es, como en aquel inesperado hit de 2018, el de la ciudad con más cámaras de seguridad en el mundo. Y las imágenes captadas por CCTV juegan aquí un rol importante en el relato. Como esa sensación de que se está ante un enemigo escurridizo y difícil de comprender por las fuerzas de seguridad. Aunque el paralelo entre ambas aparece por esa coyuntura antes que por el tratamiento de la historia.  Alejado del ritmo urgente, la producción presenta una amplia gama de personajes, que como en todo registro coral hilvana historias con sus causas y azares. El personaje de Gabe posiblemente sea tan rico como el de Raza. Lidia con lo que significó haber trabajado como encubierto para desbaratar a una red fascista y es el tipo experimentado que conoce las calles, quien exprimirá cuanto pueda al hindú para que se infiltre en esa célula peligrosa y obtenga información. “Vos vas a entrar a los lugares que yo no puedo, para eso te quiero”, le dice a su nuevo chiche. La relación entre ambos, lejos de las convenciones simpáticas de la pareja dispareja, es el motor de la entrega. 

De hecho Rory Haines, uno de los creadores de la serie, apuntó que quería ahondar en la relación entre un informante y su controlador.  “Es una de las claves sobre las que se construye la guerra contra el terrorismo desde el 11-S”, señaló. También añadió que el segundo gran tema de la serie es la identidad cultural. Y no es un clisé decir que la misma Londres es otro gran personaje de la serie. Lejos de la integración, Informer enseña un entramado donde el cockney discrimina al diferente o, cuanto mucho, congenia con fórceps. Ahí está la presencia del lema “No tengas miedo, soy un sikh” con el que los hindúes buscan calmar a los demás ciudadanos. La escena en la que una fotógrafa hipster define a Raza como un rebelde radical solo por su look. Más allá de lo que diga el documento Raza siempre será el distinto, “el hombre correcto que estaba en el lugar equivocado o la persona equivocada en el lugar correcto”, en palabras de su inspector.