El vacío en la psicosis: en la película de ciencia ficción "Pi, el orden del caos" de 1998 (cuyo trailer está disponible en Youtube), el director Darren Aronofsky nos cuenta la historia de Max, un sujeto paranoico, en búsqueda de un patrón numérico que permitiría cifrar la existencia misma en una fórmula matemática. Sus migrañas alucinatorias y la farmacología con que las trata, van marcando el ritmo de su vida.

"Tratamientos fallidos hasta la fecha: bloqueadores de Beta, bloqueadores de Calcio, inyecciones de adrenalina. Altas dosis de ibuprofeno, esteroides, disparos de sumatriptán. Acupuntura. Marihuana. Percodan. Midrin. Tenormen. Homeopáticos. Ningún resultado"

"Mi nueva hipótesis a la fecha: si estamos hechos de espirales, mientras que vivimos en una espiral gigante, entonces todo lo que hacemos está infundido con el espiral"

El personaje parece perdido en los espirales infinitos de su búsqueda y en eso transcurre su vivir. Max tiene un recuerdo. De niño miró el sol hasta quedar ciego. Recuperó la vista, a costa de no perder nada, sino de ganar allí un plus de goce infinito, como los decimales del número Pi.

Tiene la certeza que ese día algo cambió en él. Su cerebro migrañoso e intoxicado es su única consistencia corporal desde entonces. Por ello vive a oscuras, pues la luz le causa dolor.

En la creencia de estar próximo a hallar la fórmula, las experiencias alucinatorias se intensifican: Su PC se atiborra e incendia y agentes de Wall Street y judíos místicistas le quieren robar la cifra. Cifra que daría el patrón de esa repetición espiralada al infinito que organiza el universo. "Es un error" le advierte su maestro. En tanto Max quiere encontrar el orden del universo en ese patrón, su mentor le señala que no lo hay. Le dice "estás en el borde del precipicio" y le pide que pare.

Al final, cree encontrar la anhelada mathesis. Y justo entonces se pregunta "¿qué pueden hacer los ojos sin el cerebro?" Vacuola del goce. La migraña, las drogas, el ser un matemático reconocido, le permitieron, no sin sufrimiento, vivir eludiendo el problema de la castración. Pero parece que eso ya no resultaría operativo habiendo obtenido la fórmula. Una fórmula que llenaría de sentido la existencia, un S(A) completo.

Tal vez por eso el sujeto, en un pasaje al acto elocuente, se daña, se sustrae literalmente, de tal manera que se deshace de la fórmula memorizada. La pregunta es ¿qué nueva suplencia vendrá a este vacío?

*Integrante TyA Córdoba. Ante las próximas XXVII Jornadas Nacionales TyA Argentina "El vacío de las drogas", que se llevarán a cabo en Rosario, organizadas por (Toxicomanía y Alcoholismo) TyA Litoral, se publica un aporte de integrante TyA Córdoba, en el que se anticipan las temáticas a desarrollar en las mismas.