El hombre que perdió su sombra hará funciones hasta mediados de octubre. Eleonora Comelli, su creadora junto a Johana Wilhelm, está feliz. Más aún después de concretar funciones especiales para personas ciegas y sordas. Fue un gran trabajo junto al equipo de audiencias del Cervantes. Prepararon material especial para los espectadores como, por ejemplo, las formas de los personajes en braille, la percepción de las sombras a través del tacto; incluyeron intérpretes de señas en las funciones para personas con problemas de audición, realizaron guías didácticas y visitas guiadas previas.

”Fue un trabajo serio y personalizado. Como el teatro involucra muchos sentidos tuvimos que ponernos a pensar cómo hacer para potenciar los que sí funcionan para que puedan apreciar la obra. Fue una experiencia muy emocionante”, comenta. Inspirada en La maravillosa historia de Peter Schlemihl del autor alemán del siglo XIX Adelbert von Chamisso, la pieza narra el derrotero de un hombre que entrega una parte de si, su sombra, porque no tiene trabajo y necesita dinero. Esta decisión lo margina del resto y se arrepiente.

La puesta combina actores, bailarines, nada menos que los músicos Axel Krygier y Alejandro Terán en escena y retroproyecciones que generan sombras prodigiosas. “Siempre la pensé como una obra para todo público, no solo para chicos. Pero nunca imaginé rebalsar de público como pasó, llenar la sala María Guerrero para ochocientas personas. Yo vengo de trabajar en teatros chicos para setenta espectadores. Siempre aposté y creí en la obra y fue lo que pasó: explotó”, dice. Y agrega: “Las visuales son muy bellas, la música también. Hay humor y un texto sensible en relación al poder y al individualismo”.