Las ventas de los supermercados, que dan una idea del pulso del bolsillo de la clase trabajadora, mostraron en mayo una caída en términos reales del 13,5 por ciento en relación al mismo período del año pasado, el segundo peor desempeño de este indicador en la gestión de Mauricio Macri, detrás del -14,5 por ciento de marzo.

En lo que va del año, la merma acumulada del consumo en los supermercados es del 12,7 por ciento. 

En los shoppings, donde se suelen encontrar productos que escapan a la primera necesidad, la caída de las ventas en la comparación interanual es todavía superior, del 18,7 por ciento y del 17,8 en el acumulado del año.

La estabilidad del tipo de cambio a base de ingreso de divisas provenientes del endeudamiento con el Fondo Monetario y del sostenimiento de las tasas siderales de interés para las colocaciones en pesos es el único sostén de la apuesta del Gobierno para mejorar su imagen de cara a las elecciones.

El resto de los indicadores, ligados al mercado laboral, las pymes, el poder adquisitivo o la inflación, siguen igual o peor que antes de la “pax cambiaria”.

La caída del 13,5 por ciento en las ventas medidas en cantidades que registraron los supermercados completa un registro de once meses consecutivos de bajas, de las cuales las últimas cinco fueron de dos dígitos.