El diputado Marco Lavagna, quien trabaja en la campaña presidencial de su padre Roberto, habló sobre el acuerdo de Argentina con el FMI y dijo que “hay que tirarlo a la basura y hacer uno nuevo”. En declaraciones a la radio FM La Patriada, opinó que habrá que renegociar los plazos de pago de la deuda porque “el Gobierno va a dejar una situación peor a la que recibió”. Expertos en materia financiera de todas las vertientes económicas coincidieron en que así como fue firmado, el repago de la deuda será imposible. Adelantan que cualquiera sea el Presidente que asuma en diciembre deberá convertir el acuerdo stand by en uno llamado Extended Fund Facility, que permite un mayor plazo de repago, pero que a cambio exige reformas estructurales, como la laboral y la previsional.

“El acuerdo con el FMI hay que tirarlo a la basura”. La frase de Marco Lavagna no sorprende a ningún economista. En este sentido, Daniel Marx, quien participó en la renegociación de la deuda externa en varias oportunidades, afirmó a PáginaI12 que “cualquier gobierno que asuma va a tener que aprobar un nuevo programa, lo que puede variar es en el contenido. Pero tal como está, es difícil el repago porque son números que Argentina no conseguirá en el mercado". 

El ex secretario de Finanzas adelantó que Argentina tiene dos opciones: un nuevo stand by, o pasar a un acuerdo llamado Servicio Ampliado de Fondos (Extended Funds Facility, EFF, por sus siglas en inglés). “Argentina va a ir por el plan de facilidades extendidas. El FMI se da cuenta de la situación y ya está esperando esa solicitud”, adelantó Marx. Esta modalidad aporta fondos usualmente menores a los stand by, pero lo hace con un mayor plazo de repago, que puede ser de hasta diez años posterior a concretarse el desembolso. Los giros están supeditados al cumplimiento de criterios cuantitativos, como las metas fiscales, pero también a la aplicación de reformas estructurales.

Desde el 2018, el FMI le prestó al país 45 mil millones de dólares, del total de 57 mil millones acordados. Si se cumplen con los objetivos fiscales, el organismo girará otros 5500 millones antes de fin de año, por lo que la gestión de Cambiemos habrá recibido el 90 por ciento del total del préstamo. Entre 2022 y 2023, Argentina deberá devolverle al FMI más de 46 mil millones de dólares entre capital e intereses, lo que implica un 5 por ciento del PIB de cada año. Si a esto se le suman el pago de bonos de deuda privada, el monto casi que se duplica, según un informe realizado por la consultora Ecolatina. “El Estado Nacional enfrentaría vencimientos cercanos a un décimo del PIB en 2022 y 2023. No alcanzará para generar superávits de semejante magnitud como para afrontar esos compromisos. Una parte deberá ser refinanciada”, sentenció Ecolatina.

Arnaldo Bocco, ex director del Banco Central, explicó a este diario que en Argentina no están dadas las condiciones para pagar el acuerdo actual. “El próximo gobierno va a arrancar con un problema fuerte en la actividad, en la recaudación, con dos dígitos de desempleo, pérdida de salarios reales, mercado interno reducido y sistema productivo con capacidad ociosas”. En este sentido, opinó que la reestructuración de la deuda tiene que tener un plazo extenso para “retomar el sendero del crecimiento”. Por otro lado, enfatizó que el acuerdo que rige actualmente es incumplible por cómo fue diseñado y porque ambas partes lo violaron. “Inicialmente, el acuerdo fue un acto desesperado para mostrar que Argentina no estaba al borde de la cesación de pagos. Fue tal el apresuramiento que al poco tiempo tuvieron que hacer un segundo acuerdo. Ahora ya quedó totalmente desvirtuado. El programa original era para financiar deuda, y en los últimos 3 meses se usó para contener el tipo de cambio”, explicó

Gustavo Neffa, director de Research for Traders, coincide en que Argentina tiene un problema de sustentabilidad de la deuda y deberá renegociar con el FMI un nuevo programa, aunque adelanta que a cambio habrá que aprobar reformas: “El Gobierno deberá pedir una extensión en los vencimientos, que nos va a mantener casado con el FMI entre 7 y 10 años más. Pero esto no es gratis. El FMI requiere reformas estructurales. El Congreso va a estar dividido con la aprobación, pero hay que hacer el esfuerzo para evitar un default”. Para Neffa, la renegociación deberá ser con el FMI y no con el sector privado porque esos compromisos fueron asumidos antes y no pueden ser cambiados ni pospuestos.

En caso de pasar de un acuerdo stand by a uno de EFF, ¿cuál será la letra chica? Para  Neffa, especialista en mercado de capitales, habrá una reforma previsional, una laboral y una que regule el gasto estatal. “El gobierno que asuma deberá presentar las reformas en el primer año de gestión. Ahí el mercado va a quedar satisfecho y va a bajar el riesgo país”. Marx, quien participó en otras negociaciones a principios de los noventa y en el 2001, explicó cómo se llevan a cabo: “El FMI prefiere que sea el país el que tome la iniciativa con propuestas, aunque normalmente las termina objetando”.

 

Una de las principales áreas a reformar por los acuerdos EFF suele ser la laboral, según Ecolatina. Se promueven políticas para simplificar las contrataciones con el objetivo de aumentar el empleo, aunque en la práctica, los resultados no lo demuestran. “En el promedio de los países bajo EFF, el desempleo subió alrededor de 3 puntos”, adelantó la consultora. En este sentido coincide Andrés Asiain, Director del Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz.  “La pérdida de derechos laborales no es el camino, se probó en los noventa y aumentó el desempleo. El sendero del crecimiento necesita de consumo interno”. Sobre la suba en la edad jubilatoria, que podría derivarse de la reforma previsional, opinó que “si pasa esto los jóvenes van a tener más problemas de los que tienen para conseguir empleo. Una economía con mayor desempleo podría terminar con un estallido social. Es un modelo económico ya conocido”.