Las imágenes del “perreo combativo” recorrieron el mundo mostrando las protestas de Puerto Rico a puro ritmo, meneando cuerpos y banderas como reacción a los chats misóginos, homofóbicos y racistas de su gobernador, ahora renunciado, Ricardo Rosselló. Lo que se ve en esas fotos y videos viralizados sin embargo no es puro dato de color ni espontaneidad. Estamos ante unas movilizaciones que tienen una composición feminista, queer y popular en un territorio colonial de los Estados Unidos. Allí, desde hace años se viene tejiendo autogestión y resistencia frente a la crisis económica y especialmente de cara a los efectos de la tragedia del huracán María en 2017 (a lo que refería otra de las burlas de los chats de los funcionarios, revelados por un grupo de periodistas). Una de las organizaciones que fue objeto de esos insultos oficiales y que, no casualmente, es clave en el tejido organizativo es la Colectiva Feminista en Construcción. A la hora de evaluar la trayectoria de esta trama, Shariana Ferrer Núñez, una de sus integrantes, nos dice: “Para nuestra organización el 2017 marcó un proceso de maduración política, supimos reconocernos dentro de luchas feministas que se estaban llevando de manera internacional y "surfear la ola" de movimientos con tanta resonancia como #NiUnaMenos y el Women's March”. Reivindican un modo de poner el cuerpo que hace a la densidad de las movilizaciones, a la textura de la protesta y a una forma de plantear el conflicto: la violencia de un estado colonial que endeuda y precariza la vida solo se puede enfrentar desmontando jerarquías intersectadas de raza, género y clase. Es esta Colectiva Feminista en Construcción también la que ha impulsado al calor de los paros internacionales feministas la consigna “8M: Nosotras contra la deuda” para este 2019, en un país con un índice de femicidios récord y una deuda también récord. Hay que sumar que en estos días, las convocatorias hablaron la lengua doméstica: se dijo que las protestas vienen a “limpiar la casa” de un estado colonial corrupto. Y que tienen dos objetivos: contra la violencia machista y por el reclamo de una auditoría ciudadana sobre la deuda. ¿Por qué los feminismos están logrando politizar conjuntamente la violencia de la deuda y las violencias machistas?

LA LIRICA POLITICA DEL PERREO

Hay que recordar el estatuto político de Puerto Rico: es un territorio “no incorporado” de Estados Unidos, lo cual significa que Puerto Rico pertenece a Estados Unidos, pero no forma parte de ellos. Un año antes del huracán, en 2016, desembarcó allí una “Junta de Control Fiscal” dedicada a reestructurar la deuda: una nueva forma de gobierno colonial que, por un lado, exime a Estados Unidos de hacerse cargo de la deuda de sus territorios anexados y, por otro, asegura que éstas no van a quedar impagas. Traduciendo: la reestructuración es la única opción y para esto se establece directamente una élite encargada de diseñarla y de supervisar al gobierno local. El que se propone ahora como reemplazo de Rosselló, Pedro Pierluisi, es del riñón de esa élite. Lo que vemos en Puerto Rico es la situación extrema pero extensible al modus operandi de la deuda “externa” en América Latina como mecanismo de disciplinamiento y recolonización.

Los movimientos de protesta que sacuden al país narran esta situación en líricas que “hay que aprender porque vamos hasta abajo”, dicen algunas de lxs manifestantxs. Y la lírica de esta semana se escuchó así:

Antipatriarcal, Feminista, Lesbiana,
Trans, Caribeña, Latinoamericana

Conectando con la Pachamama

Revolucionando en la calle y en la cama

Alza las manos si no tienes miedo

Aquí el miedo lo dejamo’ en la gaveta

Dale, no seas tímida, rompe abusadora

Rompe el suelo con la cacerola

Yo quiero la combi completa

¡¿Qué?!

Pierluisi, renuncia, puñeta (adaptada)

¿Cansadas? ¡No! ¿Cansadxs? ¡No!

¡En la lucha del pueblo nadie se cansa!

Vamos por parte porque en esa lírica se sintetiza mucho: una gramática política de lo que se baila en las calles pero que tiene larga historia de construcción política y de tejido negro, feminista, queer y anti-colonial.

Parte de la primera estrofa está estampada en las remeras violetas de las activistas de la Colectiva Feminista en Construcción. Se trata de una organización decisiva a la hora de entender cómo se han cocinado a fuego lento las protestas en la isla y de las primeras en convocar a la calle cuando se conocieron los chats difundidos por el Centro de Periodismo Investigativo (CPI), un grupo independiente de periodistas, también importantísimo en los últimos años para desenmascarar los negocios financieros tramados alrededor de la crisis que dejó el huracán.

Hay que recordar que esa sucesión de palabras (Antipatriarcal, Feminista, Lesbiana, Trans, Caribeña, Latinoamericana) habían sido parte de las frases misóginas que aparecían en chat del renunciado mandatario: "Eso tiene que ser algún tipo de récord, ¿no?", había escrito burlando la foto de una militante. Esta Colectiva, sin embargo, está en la calle mucho antes de que se conocieran los chats y esos mensajes expresan mucho más que un exabrupto: clarifican el modo en que el endeudamiento y sus formas políticas coloniales se basan en la explotación a la vez que en el desprecio de las vidas y deseos de autonomía de las mujeres negras, pobres y de la comunidad LGBTIQ.

Shariana Ferrer Núñez, integrante de la Colectiva Feminista en Construcción.

El año pasado, para el 25 de noviembre, ellas hicieron una manifestación frente a la casa de gobierno, conocida como La Fortaleza, reclamando que la preocupación principal era mantener a los bonistas contentos pero que no había ninguna medida frente al aumento de la violencia de género. Unos días antes convocaron a un “Plantón Contra la Violencia Machista”. Para el paro feminista del 8M 2019 hicieron una manifestación llamada “Embargo Feminista” en el shopping Plaza Las Américas, donde explicitaron el rol de la banca en la crisis de vivienda y de deuda que enfrenta el país. Denunciaron a los bancos Santander, Banco Popular, Oriental Bank y First Bank, visibilizando su responsabilidad por el número de ejecuciones de hipotecas y por las personas que quedaron sin casa. Remarcaron que justo un año antes del paso de los huracanes Irma y María que dejaron sin techo a millones, los bancos hicieron lo propio y despojaron a 5.554 familias. “Dos terceras partes de las personas que enfrentan desahucios en Puerto Rico son mujeres. La mayoría de ellas son mujeres trabajadoras, jefas de familia, que debido a la situación que vive el país, se han quedado sin trabajo y sin medios para subsistir. No obstante, el Estado, en lugar de facilitar que estas tengan acceso a una vivienda digna, ha aprobado e implementado política pública que facilita la presentación y adjudicación de acciones de desahucio de forma acelerada, muchas veces en detrimento del derecho a un debido proceso de ley de la persona contra quien se presenta la acción y de su derecho fundamental a tener una vivienda digna”, explicó entonces Zoán Dávila, también de la Colectiva.

Venimos conversando en estos días, en una entrevista que se prolonga al calor de lo que va sucediendo, con Shariana Ferrer Núñez, integrante de la Colectiva Feminista en Construcción. Empecemos por conocer cómo se armaron.

“Nuestra organización surge en el 2014, luego de la ruptura de varias de las miembros fundadoras con organizaciones socialistas. Parte de esa ruptura fue debido a la incapacidad de asumir los temas de género como prioridad en la organizaciones, o que éstos sean relegados a las compañeras. La Colectiva Feminista en Construcción agrupa a feministas que convergen de diversos espacios políticos como el movimiento independentista, estudiantil, sindical y socialista en el país. Partimos desde la tradición del feminismo negro, entendiendo que necesitamos acabar con el hetero-patriarcado, la supremacía blanca y su violencia anti-negra, el capitalismo y el colonialismo-imperialismo como sistemas de opresión que están intersectados y sostienen una interdependencia”.

NOSOTRAS CONTRA LA DEUDA

“Las mujeres siempre hemos sido la columna dorsal de los movimientos sociales. En este caso particular, no sólo somos la columna dorsal, también somos el frente, la vanguardia”, subraya Shariana evaluando el momento actual. Un punto que la Colectiva Feminista en Construcción marca como hito fue la convocatoria al Paro Internacional Feminista el 8 de marzo de 2017. Nos dice Shariana Ferrer Núñez: “Nuestras prácticas parten de reconocer el trabajo político desde los ejes de movilización, formación, organización y cultural. Realizamos trabajo de base y campañas para puntualizar algunos temas, como la salud sexual y reproductiva, la deuda, la crisis de vivienda, la violencia de género. Para nuestra organización el 2017 marcó un proceso de maduración política, supimos reconocernos dentro de luchas feministas que se estaban llevando de manera internacional y "surfear la ola" de movimientos con tanta resonancia como #NiUnaMenos y el Women's March. A esos efectos, propusimos el Paro de Mujeres para el 8 de marzo, que logró ser aprobado luego de largos debates con otras organizaciones feministas/de mujeres/sindicales/políticas”.

Pero se ha ido forjando un trabajo específico desde la Colectiva Feminista en Construcción contra la deuda, ¿verdad?

–Llevamos trabajando el tema de la deuda desde el 2015. Impulsamos la consigna de Jubileo Sur sobre "no la debemos, no la pagaremos", reafirmando que el país ha sido endeudado no para garantizarle servicios a las personas que vivimos en Puerto Rico, sino para lucrarse unos pocos a costa del pueblo. También la política del endeudamiento en un estado colonial, solo genera más trabas para la autodeterminación. El gobierno ha utilizado el tema de la deuda como un espacio desarticulador, donde la complejidad y el lenguaje economicista y rebuscado genera distancia entre quienes pueden comprender y debatir las políticas de austeridad. En este sentido, hemos optado por buscar un lenguaje de lo común, apuntando a los efectos de la deuda y su relación con la precarización de nuestras condiciones de vida.

Afiche de convocatoria feminista para tomar la calles

-¿Qué políticas concretas están imaginando e impulsando contra la deuda?

-Algunas hemos pensado la posibilidad de impulsar políticas de reparación en cuanto a la violencia colonial que hemos estado sujetas -históricamente- y que el gobierno estadounidense debe responder. Por otro lado, el mercado global financiero imposibilita pensarse únicamente desde la "nación". Ahí el reto internacionalista: ¿cómo apostamos a derrocar el sistema que está tan adentrado y esparcido en el mundo?

LA COLONIALIDAD DE LA DEUDA

En una ponencia reciente en el marco del Foro “Nosotras contra la deuda”, Shariana indicó que un pensar situado sobre la deuda como “instrumento de control colonial e imperial” en el Caribe exige remontarse a la Revolución de Haití de 1804, donde se desafíó el racismo como política de propiedad de unxs sobre otrxs: “El pueblo de Haití se logra independizar de Francia y una de las cosas que establece en su constitución es que ningún blanco va a tener derecho a la propiedad privada y desde ese entonces todo ser humano será considerado negro. Esto es importante porque la noción de lo que es el ser humano va a cambiar de posición a partir de la Revolución Haitiana”.

En esta misma clave conversamos también con Rocío Zambrana, filósofa de Puerto Rico que investiga sobre la colonialidad de la deuda y es docente en Estados Unidos:

¿Cómo caracterizas la novedad de estas semanas?

–Las movilizaciones de las pasadas semanas rompen con los esquemas tradicionales de protesta en Puerto Rico. Estas son autoconvocadas y orgánicas aunque no espontáneas, como ha recalcado La Colectiva Feminista en Construcción. No sólo han sido multisectoriales –estudiantes, feministas, ambientalistas, cuir, sindicatos, etc–, sino que también han proliferado una multiplicidad de grupos y formas de protesta para confrontar la colonia que hoy se expresa en la Junta y para confrontar la colonialidad que se vive en las jerarquías de raza y de género, de sexualidad y de clase.

Como siempre, hay una discusión sobre la espontaneidad de este tipo de protestas. ¿Cuál es tu análisis?

–La protesta por parte de sectores antes no politizados o politizados en base a partidos políticos no creo se puede explicar con facilidad. Siendo un movimiento difuso y heterogéneo, autoconvocado y orgánico, muchxs señalan múltiples factores que contribuyeron a dicha politización. Muchxs citan el rol de los artistas -Bad Bunny, Residente, Ile, Ricky Martin, entre otrxs- y la especificidad de las formas de protesta como ser la caravana motorizada convocada por El Rey Charlie; los cacerolazos a las 8pm desde casas y edificios; el perreo combativo; la yoga, etc. Muchxs citan la indignación y la rabia que se sintió al leer el chat donde el insulto, especialmente la mofa, y en general la insensibilidad hacia hasta los muertxs del huracán María son ubicuos. Más que evidencia de corrupción, el machismo, misoginia, homofobia y la crasa insensibilidad destapó una impunidad que ofendió. También se cita la contribución de la autogestión al navegar el embate del huracán María para entender la fluidez con el cual se han autoconvocado grupos no antes politizados. Esa experiencia organizativa muy reciente está en vigor. Creo que es necesario cuestionar la idea que ha sido un fenómeno espontáneo en este contexto. Aunque la rabia ha sido productiva, transformadora y ha generado múltiples formas de protesta no violentas (la violencia ha sido de parte del estado), ya existía un campo de acción política trazado por acciones a través de los pasados años y claro por una larga tradición de lucha anticolonial, ambientalista, y feminista en el territorio.

La Colectiva Feminista en Construcción convocó a la manifestación con la consigna #RickyRenuncia y llévate a la Junta. Es clave ese señalamiento al organismo encargado de reestructurar la deuda, ¿verdad?

–La Junta representa, podríamos decir, un regreso a un colonialismo que se había disimulado con el Estado Libre Asociado en el 1952. Es una pérdida de cualquier autonomía no sólo financiera sino de gobernanza. En ese contexto se inscriben los reclamos para la auditoría integral de la deuda. Estas son confrontaciones con la condición jurídico-política colonial operando a través de la deuda y su ‘reestructuración’. Aquí quiero remarcar las intervenciones de La Colectiva desde el 2016, por ejemplo, porque son importantes para entender un nuevo campo de acción política: desde el plantón, el embargo feminista, el fogueo feminista, y el paro feminista. La Colectiva ha cuestionado la premisa que el estado es uno ausente, ha enfatizado que es uno necropolítico, y se han enfocado en confrontarlo. La consistencia de la confrontación con el estado/el capital es esencial cuando intentamos entender esa politización.

Ahora les preguntamos a ambas:

¿Por qué creen que es desde los feminismos que se está politizando la violencia machista y de la deuda?

Shariana Núñez Ferrer: La feminización de la pobreza la vemos en todas las sociedades patriarcales-capitalistas. Es la manera en que el proyecto colonial-capitalista se ha podido sostener: apropiándose del trabajo de otrxs. Primero con el cúmulo de capital generado por el sistema esclavista y la división sexual del trabajo. Las endeudadas, en ese sentido, siempre partimos de las corporalidades racializadas, feminizadas, precarizadas.

Rocío Zambrana: Hemos visto un repudio a la violencia machista y una afirmación de múltiples sexualidades. La comunidad cuir ha jugado un rol importante en las manifestaciones al igual que el movimiento feminista: la Colectiva convocó las primeras manifestaciones, la comunidad cuir el perreo combativo. Las mujeres, les no binares, entre otres manifestantes subvirtieron los insultos en el chat entre el gobernador y los once “brothers” con quien conversaba. Además, hemos visto gran participación de sectores empobrecidos. Hemos visto la intersección de lxs impactados por la austeridad que desmantela condiciones laborales y elimina pensiones; lxs que han crecido sin la seguridad o promesa de educación, trabajo, pensión; lxs históricamente empobrecidxs navegando el cierre de escuelas, el desahucio, el desplazamiento. El reclamo que se audite la deuda, el llamado a que se declare un estado de emergencia ante la violencia machista, como lo ha hecho, insisto, La Colectiva; además, son formas de confrontación con una colonialidad que opera en diferentes intensidades cuando consideramos género y raza.

DESENDEUDADAS NOS QUEREMOS

Frente al endeudamiento sistemático de nuestros países y nuestras economías domésticas, hay una particular capacidad de respuesta desde los feminismos plurinacionales, anti-coloniales y populares. Logran poner en evidencia de forma muy concreta los efectos del endeudamiento en la vida cotidiana. Y lo hacen a través de la movilización y la acción callejera: desde denuncias públicas a las instituciones bancarias al análisis minucioso de a quiénes afectan los despojos de tierras y de servicios públicos, el aumento de alquileres de viviendas y los modos de gestionar la precarización.

Pero también el endeudamiento, como venimos haciendo desde “una lectura feminista de la deuda”, es inseparable de un disciplinamiento de los cuerpos, de los hábitos y de los deseos contra el que el perreo combativo y la auditoría de la deuda van en el mismo programa.