Durante los siete días en los que el macrismo en pleno defendió el acuerdo por la deuda del Grupo Macri con el Estado, reiteraron un argumento: el pago también lo habían aceptado los acreedores privados. Cuando el presidente Mauricio Macri hizo un pase de magia y ordenó que la causa vuelva “a foja cero” (algo virtualmente imposible), pareció olvidarse con suma facilidad de estos acreedores privados, que también intervienen en el juicio por el concurso. La pregunta clave es: ¿en manos de quién están esas acreencias? El primer dictamen de la fiscal Gabriela Boquin advierte que se sospecha que fueron compradas por el Grupo Macri. Si los acreedores privados no se oponen a la marcha atrás, sería un indicio más de que los controla el Grupo Macri. Uno de los principales acreedores es el banco Meinl, que tiene vinculación monetaria con SIDECO, la empresa de la familia Macri que controla Correo Argentino SA. A su vez, se trata del banco comprado por Odebrecht e involucrado en el pago de coimas investigado en Brasil como Lava Jato.
El extenso primer dictamen de la fiscal Boquin tiene un apartado que se titula: “Manipulación de las mayorías”. Allí, la fiscal advierte a los camaristas que “se han manipulado las mayorías en perjuicio de los acreedores, pretendiendo que éstos queden sometidos por una mayoría ficticia a la pérdida sustancial de sus derechos”. “Se trata de una maniobra realizada por la concursada a través de múltiples cesiones de crédito, pagos por subrogación y por medio del otorgamiento de poderes irrevocables a los mismos apoderados, algunos vinculados a la concursada o al estudio que la patrocina”, advirtió la fiscal.
El informe de los síndicos en la causa indica que hay 375 acreedores, de los cuales 361 aprobaron el acuerdo. Se trató de uno de los argumentos del macrismo, que fue súbitamente abandonado cuando el presidente Macri llamó a dar marcha atrás con todo. La fiscal dio algunas claves de por qué ocurrió esto: “86 de esos acreedores tienen verificados créditos que no superan los 1000 pesos; 41 de esos acreedores tienen créditos entre los 1001 y los 2000 pesos; 62 de ellos, entre 2001 y 3000 y 42 acreedores tienen créditos entre 3001 y $ 4000. No es creíble que estos 231 acreedores estuvieron todos de acuerdo en cobrar sus créditos por montos insignificantes en un plazo de 34 años desde la presentación en concurso, lo que equivale a una renuncia”, indicó. ¿Alguien se imagina una persona yendo a votar a una audiencia judicial para cobrar 10 pesos en 2018, otros 10 pesos en 2019 y así sucesivamente?
Además, en la mayoría de los casos, los que fueron eran terceros que tenían un poder para votar. Hay cesiones de créditos por 450 pesos. Si bien los montos son insignificantes ayudan a reunir la mayoría para aceptar la oferta del Grupo Macri. “Varios son los indicios que conducen a concluir que las mayorías fueron manipuladas. Por un lado, carece de sentido el otorgamiento de conformidades para cobrar créditos insignificantes a tan larguísimo plazo. Por otro lado, en muchos casos, el costo de la instrumentación de los actos que precedieron al otorgamiento de la conformidad, pudo haber sido superior al monto del crédito verificado”, advirtió Boquín en su primer dictamen, de diciembre de 2016.
La fiscal incluso señaló que “existen elementos para, al menos sospechar, que algunos de los apoderados están vinculados con la concursada o con el estudio que la patrocina: así, por ejemplo, Susana Alicia Piantelli, figura como gerente del estudio A. Kleidermacher y Asoc. S.H. y Germán Gabriel Carnevale, Ignacio Alfredo Buceta y Claudio Guillermo Lehmann aparecen como directores suplentes de Correo Argentino S.A. al 29 de marzo 2010”.
Aún sin estas pruebas, en diversos juicios concursales se consideró que este tipo de votos en los que se presenta un tercero y acepta algo notoriamente en contra de sus intereses son votos complacientes, presuntamente comprados por el deudor. Existen fallos de la Corte Suprema que van en este sentido, como los que emitió sobre las “propuestas abusivas” de la Sociedad Comercial del Plata y de Arcangel Maggio.
Banco Jato
Todos aquellos votos descriptos por Boquin fueron de acreedores por cifras muy bajas. En cambio, hay un grupo de tres bancos que sumaban una cifra más que considerable: cerca de 400 millones de pesos. “Tuvo un peso determinante el voto favorable otorgado por Banco Interamericano de Desarrollo (BID) ($ 194.452.533,06), Banco Rio ($ 31.699.599,07) y Corporación Financiera Internacional (CFI) ($ 179.665.285,93) y la categorización de estos acreedores”, informó la fiscal, quien detalló que esos tres bancos le cedieron sus créditos a Meinl Bank AG.
“Si se tiene en cuenta el carácter irrisorio de la propuesta concordataria al que hago referencia en otro capítulo de este dictamen, no cabe sino afirmar que el tercero que sustituyó al acreedor ha votado en forma contraria a su interés como acreedor”, indicó la fiscal. ¿Por qué el banco Meinl votaría en contra de sus propios intereses? ¿Y por qué le compraría esa deuda a los otros tres bancos.
El portal Política Argentina fue el primero en dar con una de las pistas que pueden responder esa pregunta. Está en los balances de SIDECO Americana S.A., la empresa que controla Correo Argentino S.A. A su vez, Sideco tiene como accionista a SOCMA SA con un 60 por ciento y a Inversid SA, con otro 40 por ciento. Inversid, a su vez, tiene el 90 por ciento de SOCMA. Se trata del esquema de cajas chinas que tiene como beneficiarios a la familia Macri.
Este diario revisó el último balance presentado por SIDECO ante la Comisión Nacional de Valores, el 31 de diciembre de 2015, que está publicado online. Allí se puede leer: “Según consta en el Registro de Acciones Escriturales de la Sociedad y de acuerdo a la reducción de Capital Social dispuesta en la Asamblea General Ordinaria y Extraordinaria del 14 de abril de 2005, las prendas de acciones son las siguientes: a favor de Meinl Bank Aktiengesellschaft 93.183.300 acciones de titularidad de Socma Americana S.A. y 16.626.899 acciones de titularidad de Inversid S.A., de las cuales 16.471.530 son acciones clase A”.
Fue el último balance público que se conoció. En mayo de 2016, el presidente de SIDECO, Edgardo Poyard, informó a la CNV que se retiraba de la bolsa y que, por lo tanto, no entregaría más información sobre sus balances. Esto significa que el Banco Meinl, que es acreedor de la deuda del Correo y que votó en favor de los intereses del Grupo Macri, tiene una enorme cantidad de acciones prendadas por este grupo, como si los Macri le debieran una cantidad de dinero millonaria (el monto exacto todavía no se pudo determinar, hasta no conocer el valor de las acciones). Un especialista en lavado de dinero, que pidió reserva de identidad, analizó el caso y advirtió que “todo indica que es un mecanismo para manipular la mayoría y evitar la quiebra”. El dinero que el Grupo Macri le “debe” al banco se podría haber utilizado para comprar la deuda del Correo.
¿A quién pertenece el banco Meinl? La última información lo vincula nada menos que a la constructora Odebretch, la protagonista del escándalo continental de corrupción que se investiga en Brasil, con el nombre de Lava Jato. Meinl es un banco austríaco, que tiene sede en la guarida fiscal de Antigua y Barbuda, las islas que supieron ser puerto de piratas en el caribe del siglo XVIII. Su titular, Julius Meinl, fue arrestado en Austria e investigado por un presunto fraude y lavado de dinero por un total de 750 millones de euros. En 2010, Odebretch compró el 51 por ciento de las acciones del banco Meinl y comenzó a controlar la sede de la guarida fiscal. Según pudo averiguar hasta ahora el Poder Judicial brasileño, a través de ese banco se pagaron coimas por 1600 millones de dólares a 49 empresas offshore. Hasta ahora, nadie explicó por qué el Grupo Macri tiene una cantidad millonaria de acciones prendadas en ese banco.