En las elecciones realizadas en noviembre de 2015 ganó una coalición política denominado “Cambiemos”, estructurada con la hegemonía de un partido vecinal llamado PRO. Al que se sumaron otras fuerzas política, el de mayor peso fue el tradicional partido Unión Cívica Radical, que contribuyó con representatividad y presencia a nivel nacional.

Por este itinerario de pactos, asistido en una eficiente y experimentado equipo de profesionales provenientes del quehacer político, enlazados con el sostén incondicional de los principales y más poderosos medios de comunicación, elaboran un discurso plagado de promesas quiméricas pero que fueron verosímiles para una amplia porción de la población. A lo que se le agregó errores y discrepancias en el interior de la mayor fuerza opositora.

Así se instala un modelo político y económico neoconservador, instrumentando un régimen neoliberal tendiente a concentrar la riqueza en los sectores rentistas extractivista localizados en las actividades primarias y en la esfera de la valorización financiera. Ajustando un proyecto económico que fortaleció los excedentes rentísticos, disminuyendo la gravitación de los sectores productivos y los ingresos de las fuerzas del trabajo. Generando una disminución del consumo interno, a la par que aumentó el desempleo, la pobreza y la deuda externa.

La deuda externa fue la principal fuente de recursos del modelo de cambio del mapa social y productivo, el recorrido del endeudamiento transito dos fases, la inicial fue la búsqueda de fondos financieros privados, atraídos por altas tasas de interés y rápidas ganancias. Agotado esa fuente de financiamiento se recurrió al desbordado endeudamiento con el FMI. Organismo que asistió irresponsablemente al gobierno en su política recesiva.

En la convocatoria de las Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) la población se expresó claramente en contra del modelo vigente, abriendo una clara posibilidad de reorientación de la política socioeconómica.

Luego del proceso eleccionario, si se mantiene la misma mayoría que demanda por un modelo inclusivo y de desarrollo productivo, el gobierno electo tendrá varias opciones y tendrá que elegir un rumbo.

Salvando las distancias geográficas y estructurales puede servir las referencias de los tiempos recientes de Grecia y Portugal. Ambos países estaban confinados a las políticas de ajuste del FMI, en distintos momentos el pueblo se manifestó a través del voto en contra de dicho modelo.

En el primer caso, el nuevo gobierno que asumió en el 2015 continuó subyugado a los dictámenes del FMI, generando leves variaciones en el mismo rumbo. Hoy expresan altos niveles de desigualdad, desempleo, deuda eterna, lesiones a su soberanía y un gobierno desacreditado frente a la sociedad.

En Portugal el nuevo gobierno desentonando con las recetas del FMI se orientó a ampliar el mercado interno, incrementando el gasto e ingreso. Hoy se registra una fuerte disminución del desempleo y crecimiento diversificado. El gobierno tiene alta aprobación de parte de la población y pagó anticipadamente la deuda con el FMI.

Dos modelos que pueden funcionar de espejo del porvenir, aunque los espejos pueden extenderse, se sabe que los resultados de la aplicación de un modelos también dependen de la idoneidad y eficacia de sus ejecutantes; aunado a las características de las realidades particulares de cada país.  

* Docente investigador consulto UNQ.