"El gobierno provincial debe instrumentar medidas de orden fiscal, presupuestarias y financieras para garantizar el cumplimiento de los compromisos asumidos: el pago de las obligaciones salariales y previsionales en el marco paritario vigente, la cancelacion de obligaciones con proveedores , contratistas, muncipios y comunas y terceros, el sostenimiento de las politicas de atencion social , y en general el normal funcionamiento del Estado, manteniendo un nivel de disponiblidades y de deuda flotante que permita un normal proceso de transicion". Eso es lo que le mándo a decir Omar Perotti a Miguel Lifschitz. Nadie se atreve a discernir qué ocurrió en las últimas horas para que esta embestida del gobernador electo modifique el escenario de "normalidad" de la transición que en esa misma nota reclama. No se trata de una revelación de última hora, ni un dato nuevo que se haya sumado a la mesa de discusiones --que ahora el staff entrante hace público a través una página web-- ni tampoco ninguna decisión de Lifschitz que se ocupó de marcarle que "este es el pirmer gobierno en 35 años que no toca la planta ni hace nombramientos", a propósito de otro aspecto del memorandum que ponía el énfasis en los eventuales nombramientos que haría el gobernador saliente.

La misiva que el equipo de prensa de la futura gestión se ocupó de difundir con detalles consignados en la edicion de ayer de Rosario/12 no aporta ninguna informacion novedosa. Inclusive las proyecciones del déficit a futuro fueron publicadas en su momento en esta misma columna con algunos comentarios al efecto del futuro habitante de la Casa Gris. Se agrega, además, la puesta en las redes de un sitio para acceder al detalle de "los números de la transición", cuya vida útil seguramente fenecerá el 10 de diciembre.

Lifschitz que se ocupó de marcar que "este es el pirmer gobierno en 35 años que no toca la planta ni hace nombramientos"

Son lógicas las prenvenciones y sugerencias que se aportan en el documento entregado el jueves al ministro Pablo Farías como también inncesarias a esta altura del mandato de Lifschitz que no sólo ha contestado como se expuso más arriba sino que ha cumplido con esas pautas desde el día siguente del lejano 26 de junio, dia del tirunfo del PJ en Santa Fe.

Uno de los puntos que podrían ayudar a la comprensión de esta movida del team Perotti puede ser la resistencia que advierten en retirar o cuanto menos anunciar que la "cláusula gatillo" de actualización salarial se termina con la gestión del Frente Progresista. Esto se insinúa, se comenta en voz baja y hasta se lo consdera inevitable aún en las huestes oficialistas, sin embargo se sigue especulando con el momento y mientras tanto pasan los días y la situación se hace cada vez más compleja.

Los anuncios de recortes, austeridad y hasta el diferimiento del pago de salarios en la municipalidad de Rosario, para citar un caso cercano, no parecen suficentes. No ya para acomodar los números, ni siquera para dar la bienvenida a los nuevos gobernantes, a los que les tocará liquidar aguinaldos al rato de haber asumido. Esa es -- aunque habrá otras anteriores-- una preocupación razonable. Sin embargo no alcanza para explicar el cambio del tono de las conversaciones, y la nota citada que apenas contiene al pasar una referencia al quebranto que las políticas del gobierno de Mauricio Macri le ha generado a Santa Fe, no sólo con sus últimas medidas después de las PASO sino estructuralmente.

El "déficit es manejable" han repetido los funcionarios socialistas, desde el gobernador pasando por cada uno de sus ministros al ser consultados sobre las finanzas de Santa Fe. Gonzalo Saglione, titular de Economía, ha sido muy claro en sus explicaciones y dificilmente consiga una condecoración de la "fundación", pero ha llevado adelante estos años los números de tal manera que no se resintieran los servicios escenciales. En las áreas donde los resultados no han sido buenos --seguridad para citar una-- no se ha tratado por falta de recursos. En otras, se desarrollaron algunas políticas anticíclicas --en particular los dos años iniciales cuando Luis Contigiani estaba al frente del Ministerio de Producción-- para atemperar el industricidio del macrismo y tratar de mantener las fuentes de trabajo. Se invirtió en cultura, educación y contención social, para no entrar en la polémica que puede desatar la decisión sobre las obras públicas. Más allá de las valoración que pueda hacerse de la gestión saliente --y la más valiosa la hizo la ciudadania en las últimas elecciones-- está claro que el tema del "déficit" no estaba entre las principales preocupaciones, del mismo modo que el "superavit" no ha sido nunca una prioridad.

 

Tal vez una explicación de este "volantazo" en la transición -- figura que remite al ex-piloto de fórmula uno y ex-gobernador Carlos Reutemann-- se encuentre en un cambio de paradigma frente a las políticas públicas que podría implemetar el futuro gobierno de Omar Perotti. Tiempo al tiempo.