Actuar es para ellas la continuación de la amistad. Tal vez por eso necesitan estar en escena las once al mismo tiempo y pensar su intervención siempre en conjunto, como una coreografía que se desgrana en parlamentos que sueltan con la impronta definitiva del panfleto.

Para Chica Queen Kong no hay mucha diferencia entre la militancia y esta instancia de representación donde se muestran con un maquillaje luminoso mientras perrean, bailan y dejan ver movimientos que se parecen mucho a los que provocan las multitudes en las marchas. Su espectáculo tiene algo de manifestación. Las escenas sueltas instalan momentos de violencia callejera, de frases lascivas, de alguna chica que desaparece o del registro que realizan los medios de la noticia que atraviesa a una joven por haber sido agredida o asesinada. Todo está allí, revuelto en la vorágine de los veinte años, donde la frescura y la destreza actoral no se conforman con la interpretación eficaz sino que se valen de ella, la usan como un medio para llevar a escena su forma singular de ver la política.

Para el colectivo que conforman Natasha Zaiat, Martina Kobrinsky, Belén Di Marino, Manuela Bottale, Lucía Sola, Sofía De Brea, Yasmín Eisenberg, María Eugenia Insúa, Victoria Duarte, Pía Leone y Camila Miranda, las formas actuales en las que la violencia machista se expresa necesitan ser tomadas por el cuerpo y la voz de este grupo para presentarlas en un contexto donde puedan ser pensadas en la articulación con otros momentos. A una escena de disfrute, donde comienza a desarrollarse la fiesta, le sigue un episodio violento que parece querer ensombrecer esos instantes donde las jóvenes mujeres se divierten o, más precisamente, apuestan por una forma de la felicidad que se vuelve real en el acto de estar juntas. En la secuencia de canciones y bailes, la denuncia nunca apaga esa alegría de un festejo que las chicas siempre quieren celebrar aunque alguien les diga desde un micrófono que la calle está llena de peligros.

Inspiradas en el libro Teoría King Kong, de Virginie Despentes, ellas construyen una dinámica escénica sin jerarquías. El desafío de inventar un dispositivo teatral donde ninguna ocupa el lugar de directora, se sostiene en el entrenamiento que lograron como compañeras en la carrera de actuación de la Universidad Nacional de las Artes. Los ensayos se mezclan con el funcionamiento de las comisiones donde definen las formas de comunicación y difusión de sus espectáculos, así como la dramaturgia y el maquillaje, mientras discuten en qué lugares eligen presentarse.

El espectáculo que ocurrirá esta noche es abierto. Se deja habitar también por los cambios que la realidad genera. Está la discusión con el lenguaje de los medios de comunicación cuando no vacilan en desacreditar la imagen de una chica que ha sido violada, y también se cruzan los imperativos que debe soportar una madre durante la crianza de su hijx mientras se le exige no dejar de ser jamás una mujer deseable. La feminidad aparece expuesta en los cuerpos vibrantes y en la algarabía de ser jóvenes y encontrar un disfrute en poder decir lo que sienten con humor, a veces con furia y con la certeza que apostar a lo colectivo es la marca de estos tiempos donde las chicas se sienten protagonistas. La estridencia de ese gol que gritan al final y al que, muchas veces, el público se suma porque sus espectáculos reclaman el cuerpo de quien las mira, tiene algo de reapropiación de un gesto al que ellas colocan en el lugar de la lucha, de la satisfacción de pensar que aquello por lo que se pelea puede lograrse.

Chica Queen Kong se presenta hoy a las 23 en el Festival Diana Sacayán - UNA Dramáticas. French 3614, y el viernes 20 de septiembre a las 00 hs. en Feliza, Córdoba 3271. CABA.