Distintos sectores de la economía vienen registrando un endurecimiento de las condiciones de pago de los insumos que usualmente están muy ligados a la evolución del dólar. En el sector de panaderías, se denunciaron casos en donde los molinos venden “a remito abierto”, es decir, con los precios en pesos a definir al momento del pago en función de la situación del tipo de cambio. La modalidad fue adoptada por algunos corredores de Molinos Cañuelas y de Andrés Lagomarsino y motivó quejas entre distintos eslabones de la cadena panaderil. También en la metalurgia advierten que Acindar y Aluar trasladan a las pymes el riesgo cambiario y lo mismo sucede a la hora de cotizar otros insumos de uso difundido como hilados o plásticos.

“Tenemos un molino que ha mandado la boleta en dólares y el equivalente en pesos y una leyenda que dice que al momento de abonar se debe hacer con el tipo de cambio de ese momento. Son boletas dolarizadas”, indicó a este diario Martín Leiras, secretario del Centro de Panaderos de Lanús. “Mandaron boletas en pesos pero con la aclaración de que el precio de la venta a plazo cambia según el valor del dólar. O sea que el panadero contrae una deuda en dólares”, dijo Gastón Mora, dirigente panadero de Avellaneda.

“Nosotros hicimos una presentación ante los molinos y la situación de las boletas dolarizadas se frenó. Los molinos que utilizaron esa maniobra van a revertir las boletas. Los precios tienen que volver a ser fijos según el plazo de pago, contado, cinco, diez días o como convenga. Es una avivada que no debería repetirse”, indicó a este diario Emilio Majori, presidente de la Federación Panaderil Bonaerense. Por su parte, José Alvarez, titular de la Asociación de Panaderos Industriales de la Ciudad de Buenos Aires, aclaró que “no llegaron boletas en dólares y no lo hicieron todos los molinos. Algunos aplicaron la diferencia del tipo de cambio al momento del pago, en convenios de 30 a 40 días. Ya hay compromiso de parte de los molinos involucrados en cambiar esta situación. Todo esto es consecuencia de la desastrosa política económica del Gobierno, que no ofrece ninguna garantía”.

En el sector trascendió que corredores de Molinos Cañuelas y el molino Andrés Lagomarsino emitieron facturas a remito abierto, lo cual despertó la queja de los fabricantes. Son empresas que tienen mucho capital “en la calle” a la espera del cobro y buscaron protección frente a la incertidumbre, trasladando el riesgo cambiario hacia las panaderías. El principal insumo para la producción de harina de parte de los molinos es el trigo, que cotiza directamente en dólares. Se calcula que el 80 por ciento del costo de la harina se relaciona con el trigo. El debate en estos tiempos de alto riesgo es quién asume los costos cuando rigen distintos plazos de pago.

En otros rubros, la dolarización de las boletas en momentos de fuerte volatilidad cambiaria es moneda corriente. "Entregan a factura abierta. Cuando se paga el precio se define según el tipo de cambio del Banco Nación. El precio del acero está en dólares", indicó Aldo Lo Russo, dirigente metalúrgico en relación a las prácticas de Acindar y Aluar. En tanto, Marco Meloni, del sector textil, explica que "en los hilados el pago a contado es a precio dólar y si se entrega un cheque, se hace el cambio a pesos según el valor del dólar el día de la acreditación. Estas modalidades de pago se reinstalan cada vez que el dólar se vuelve muy volátil". Se trata de mecanismos de protección del capital de trabajo de parte de empresas, lo cual reduce la cadena de pagos porque nadie quiere asumir los riesgos que impone una economía que pende de un hilo.