El viernes y el sábado se llevó a cabo en Rosario la primera edición del Festival de Big Bands en Argentina. Con su escenario amplio y un buen sonido, el Complejo Cultural Atlas, un viejo cine céntrico refuncionalizado que, según cuentan muchos rosarinos, le cambió la cara a la oferta cultural de la ciudad, fue el espacio ideal para el desarrollo de un festival que convocó a cinco máquinas de jazz de distintos puntos del país. El viernes, en la jornada de apertura, estuvieron el Santa Fe Jazz Ensamble y la NEA Big Band, de Chaco y Corrientes. El sábado actuaron la MusiMedios Big Band -la banda anfitriona-, la Córdoba Jazz Orchestra y la Kaiser Big Band de Buenos Aires. En ambas noches el público acompañó lo que al final los organizadores no dudaron en definir como “un éxito”.

Sin dejar de hacerse cargo de las connotaciones más marquetineras que encierra el término “festival”, en Rosario de todas maneras prefieren hablar de “encuentro”. Las juntadas entre músicos arriba y abajo del escenario, el continuo intercambio de recomendaciones y recetas, las interminables discusiones sobre calidad y precio de boquillas, cañas y otros adminículos propios de los instrumentos de viento, además de las eternas disputas estéticas que definen las distintas feligresías estilísticas, crean un clima de camaradería entre los integrantes de las orquestas. El viernes el saxofonista Carlos Michelini se prendió en el bis con su viejo y querido Santa Fe Jazz Ensamble y el sábado a la mañana, ya que estaba, ofreció una clínica en la escuela MusiMedios, desde donde se impulsa esta primera edición del festival. También el sábado, la notable cantante paranaense Floppa Suskdorf actuó como invitada de la Kaiser Big Band y Pedro Casis ofició de director, además de trompetista las dos noches: el sábado con la MusiMedios y el viernes con la NEA Big Band y, naturalmente el Santa Fe Jazz Ensamble, del que es director histórico. También se rindió homenaje a Rubén “Chivo” González, saxofonista histórico del jazz rosarino, que el viernes tocó con todos. Si fue mucho lo que el “encuentro” dejó de las bandas para adentro, también fue abundante lo que el “festival” ofreció de las bandas hacia el público.

El Santa Fe Jazz Ensamble brilló en la primera noche. La decana de las Big Bands argentinas cuenta con la tradición a su favor, con las figuras de su director, Casis, y la del guitarrista Cacho Hussein, que sobresalen entre los músicos de las nuevas camadas que la integran. Desde el principio de su aplaudida actuación se pusieron en evidencia las cualidades de la banda santafecina, con tres momentos de la versión de El cascanueces de Piotr Illic Tchaikovsky de Duke Ellington y Billy Strayhorn. Equilibrio entre las filas, soltura y variedad a la hora de los solos y un repertorio que iba más allá de la tradición de la época de oro, con obras de la pianista y compositora china Toshiko Akiyoshi o del brasileño Nailor Proveta Acevedo. Entre lo mejor de la noche quedó la versión de “Round midnight”, con un inspirado Chivo González, antes del final con una desencadenada versión de “Toma el Tren A”, de Ellington.

Antes, el inicio de la noche lo marcó la NEA Big Band. Importante por representar prácticamente la heroica frontera norte de este tipo de agrupaciones en Argentina, la formación que coordina el baterista Beppo Bianucci y apadrina el incansable Casis, resultó la más modesta en términos musicales del festival. Esto no impidió que su actuación tuviese buenos momentos, con temas ligados a la tradición de Count Basie, entre ellos una buena versión de “Fly me to the moon”, y Ellington, con “C Jam Blues” y “Perdido”, con el Chivo González en saxo alto.

El sábado, las tres bandas que conformaron el programa ofrecieron tres dimensiones posibles en el variado universo de las Big Band. En la apertura de la noche, la MusiMedios Big Band, con la dirección de Casis y la participación de Juancho Perone en percusión, ofreció un programa de música argentina. Temas como el tradicional “Chacarera santiagueña” y “Durazno sangrando” de Spinetta se escucharon en los arreglos de Proveta Acevedo, Alexandre Mihanovich, Paulo Malheiros y Gustavo Bugni, compositores brasileños que asiduamente colaboran con la banda rosarina.

 

Por su notable nivel musical y el repertorio original, la actuación de la Córdoba Jazz Orchestra constituyó uno de los momentos más interesantes del festival. Tras el inicio de su set con “Opening”, la aperura de The Sweet Time Suite de Kenny Weehler y “Little sunflower” de Freddie Hubbard, la formación dirigida por Nicolás Ocampo interpretó obras de compositores cordobeses, como Martín Dellavedova, Fernando Huergo, Christian Andrada, Milton Arias y el mismo Ocampo. La actuación de la Kaiser Big Band fue el broche de oro de una gran noche y también de una prometedora primera edición del festival. Con su sonido brillante y ajustado, el gusto por el detalle y una punzante fila de trompetas, la formación dirigida por Joaquín Cichello ofreció clásicos. Tras una notable versión de “Portrait of Louis Armstrong”, de Ellington, llegaron los siempre verdes “All of me” y “April in Paris”, antes de la entrada de la invitada Floppa Suksdorf, que con particular encanto y perfecta dicción contribuyó a la fiesta del final con “Georgia on my mind” y una estrepitosa versión de “Flight of the foo birds”, otro clásico marca Count Basie. Aplausos abundantes para los artistas y para un festival-encuentro, otra esperanza que se enciende en el panorama del jazz argentino.