"Fue más la gente que había con carnet y entradas que la capacidad que tenía el estadio, por eso quedaron socios afuera", explicó Diego Maio, secretario de Seguridad Deportiva de la provincia. El funcionario no asumió responsabilidades en el fracaso de los controles de acceso a los ingresos del Gigante y justificó la decisión de cerrar las puertas del estadio. "La realidad indicaba que si no hacíamos eso hubiese pasado algo mucho peor", aseveró Maio. "Creemos que tres mil socios con entrada no pudieron ingresar", reconoció el funcionario. La dirigencia del club, en tanto, sospecha de la presencia de "entradas no oficiales" para comprender el aluvión de hinchas que se acercó el domingo a Arroyito.

El pasado miércoles, el ministro de Seguridad de la provincia, Maximiliano Pullaro, destacó "lo bien que se trabajó en estos años con la dirigencia de Central y Newell's", al tiempo que el presidente canaya, Rodolfo Di Pollina, había resaltado "la importancia de trabajar en conjunto con el Ministerio". A pesar de las loas que se escucharon en Gobernación, hoy la dirigencia canaya objeta el operativo de seguridad que se aplicó en Arroyito y las funcionarios responsables del accionar policial apuntan al exceso de entradas de protocolo concedidas. Nadie se quiere hacer responsable de que más de tres mil socios canayas no pudieron el domingo acceder al estadio.

"El operativo se realizó con normalidad hasta las 15, cuando la cantidad de público desbordó la capacidad de las tribunas populares. Esa gente fue trasladada hacia las puertas 3 y 4, es decir hacia la popular sur. En ese momento había unos cuatro mil lugares para ocupar. Pero unos diez minutos después quedó colmada la popular sur y se procedió el cierra del estadio", explicó Maio. "La verdad es que en los últimos clásicos teníamos un registro de 37 mil espectadores por partido y ayer (por el domingo) detectamos 41 mil hinchas en la cancha a casi una hora que comience el encuentro", se justificó el funcionario.

"La policía no reprimió, pero vamos a revisar las imágenes de las cámaras y si detectamos un abuso policial vamos a tomar medidas, como siempre hicimos, no tenemos miedo a eso. Lo que se hizo fue implementar un protocolo de retención de gente para que las tribunas no se colapsen y no tuviéramos que lamentar algo peor", abundó Maio.

La policía omitió hacer los controles de pedido de carnet y entrada para dejar pasar al público. Muchos ingresaron a la fuerza y se saturaron las ubicaciones. Por eso miles de socios con cuota al día y platea en mano se quedaron afuera del estadio, aunque nadie se hizo responsable de la situación. Por el contrario, Maio aprobó al accionar policial: "Se hizo un trabajo muy fuerte entre el club y la policía para controlar que la gente llegue al club con las entradas o con el carnet de socio. Tenemos una denuncia del club que detectaron una importante cantidad de entradas falsificadas, pero la gente que llegaba hasta la puerta tenía entrada o carnet, lo que indica que la gente se arrojó masivamente hacia el estadio. De todas maneras habría que rever el sistema de ingreso a populares", aceptó Maio.

"Vamos a investigar no sólo la falsificación, sino la venta de entradas que se entregaron de protocolo que también configuraría un delito", agregó el secretario de Seguridad Deportiva, aunque el problema no fue la reventa de entradas sino la posible aparición de tickets apócrifos. La investigación por la aparición de presuntas entradas falsas no se judicializó, por lo cual la instancia está siendo analizada por el momento solo por autoridades de la institucional y responsables del ministerio de Seguridad.