Un sistema de siete planetas templados, todos de tamaño similar a la Tierra, al menos seis de ellos con suelo firme y tres con la casi garantía de poseer condiciones climáticas adecuadas para la existencia de agua en estado líquido en su superficie. Todo eso existe y, en cierta forma, apunta a que la fantasía futurista sci fi explote y que la humanidad se imagine en coches voladores pasando unas vacaciones en la constelación Acuario.

El anuncio realizado fue histórico y el hallazgo, un cambio de rumbo definitivo en todo lo conocido hasta ahora sobre cómo se forman los sistemas solares. Haya vida o no. Se puedan habitar realmente o no. El avance es inmenso. Pero eso no quiere decir que falte poco para que la humanidad se mude a TRAPPIST-1 y, menos aún, que haya vida allá. No somos los Supersónicos ni estamos por protagonizar un cuento de Ray Bradbury. Al menos por el momento.

Esto no son los primeros planetas fuera de nuestro sistema solar que se conocen, pero sí son únicos, los mejores hasta ahora y los más emocionantes. Lo que pasa es que nunca antes se habían encontrado exoplanetas que sean a la vez del tamaño de la Tierra, rocosos y templados. Y menos aún, antes jamás se había descubierto nada que permitiera fantasear más certeramente con la posibilidad de un rincón habitable en el universo. ¡Y a solo 40 años luz!, un acá nomás si se habla en distancias cósmicas.

Aunque el anuncio oficial lo hizo la NASA el martes en una entrevista radiofónica para la revista Nature, el descubrimiento no es de la agencia estadounidense. Fue partícipe, claro, pero porque aportó el telescopio espacial Spitzer, pero detrás de este gran hallazgo hay un equipo de investigadores internacionales bajo la dirección del astrónomo de la Universidad de Lieja Michaël Gillon. Y entre ellos, los primeros en localizar este sistema solar fueron unos astrónomos belgas desde su telescopio espacial de infrarrojos situado en Chile. Después de un año de investigación, se pudo comprobar que lo que en principio se creía que era un solo planeta, en realidad eran tres, y luego otros dos, y otros dos más hasta formar un sistema alrededor de una estrella enana a la que bautizaron TRAPPIST-1. ¿En honor a qué? A las cervezas trapenses o trapistas que se hacen en algunos monasterios de Bélgica. Como brindis en honor a la astronomía.

Después del revuelo mundial, y las miles de teorías de expertos y neófitos, científicos de la NASA y otros legos en exoplanetas se sentaron a responder preguntas de usuarios del sitio web Reddit sobre cómo es y qué pasa en los siete planetas vecinos de la constelación de Acuario. Además de asegurar, prometer y casi jurar que si hubiera vida extraterrestre lo comunicarían, los responsables del estudio dijeron que TRAPPIST-1 es una estrella enana muy tranquila. El término “estrella enana” es para definir una estrella débil, y esta es diez veces más pequeña y 2,5 veces menos caliente que el Sol. Eso quiere decir que, aunque los planetas tengan similitudes con la Tierra, estar en un sistema solar es muy distinto. Y ese es solo uno de los motivos por los que resulta muy difícil especular sobre la probabilidad de vida allí.
Otro impedimento es que los científicos estimaron que probablemente los planetas de TRAPPIST-1 estén sometidos a una enorme radiación ultravioleta. La luz UV provoca daños celulares que resultan dañinos o letales para los organismos. Por lo que sería difícil que hubiera vida ahí, al menos como la conocemos, ya que en la Tierra sobrevivimos a la nociva irradiación gracias al ozono de la atmósfera.

Gillon y sus colaboradores explicaron que la estrella enana alrededor de la cual giran estos prometedores exoplanetas tiene unos 500 millones de años. O sea, que es demasiado joven. Eso implica que desde el punto de vista biológico hay un enorme impedimento para que al menos ahora pueda existir una civilización con la que sea posible intercambiar señales. Pero, al tratarse de una estrella de evolución lenta, los científicos aclararon que seguirá ahí cuando la Tierra ya no esté. Porque mientras al Sol pueden quedarle por delante apenas unos 5000 millones de años, TRAPPIST-1 tiene un futuro de, por lo menos, un billón.

En astronomía el concepto de "zona habitable" se refiere al rango de órbita de un planeta alrededor de una estrella, por el cual tendría una temperatura que permitiría la existencia de agua en estado líquido. Pero eso es solo teórico, y entre otros efectos negativos, el agua podría empeorar todo con gases, por ejemplo.Y aunque muchos teorizan sobre formas de vida que sean diferentes a la conocida, por el momento las pruebas remiten a seguir pensando que, por más que la zona en donde están estos planetas sea "habitable", eso no implica que sean literal e inmediatamente habitables, y mucho menos habitados.

Podría existir, por qué no, una sociedad avanzada que dejó atrás sus cuerpos para pasar a vivir solo en sus mentes, como un paraíso virtual. O un sistema de vida inteligente que se nutra de rayos UV o que no necesite oxígeno, que viva bajo el agua. Las posibilidades son infinitas, pero todavía, a ciencia cierta, desde el punto de vista de los astrofísicos y los científicos planetarios aún quedan muchas condiciones por definir antes de que puedan afirmar certeramente que puede haber vida en TRAPPIST-1, o que haya ahí algún planeta que sea habitable para nosotros.