Que Cristina despierta amor entre sus seguidores es algo que ya se sabe, pero nunca deja de sorprender la voluntad de movilizarse de las personas que la siguen a todas partes. Porque dicen que les da fuerzas. María Teresa está sin trabajo y fue a verla para no perder la esperanza de conseguirlo. “Cristina va a ser la salvadora de los pobres”, dijo a este diario. Ella es de la Matanza. Matías es de capital, pero se acercó porque se hizo kirchnerista con Mauricio Macri. “Me echaron del banco en el que trabajaban y ahora no consigo nada. Del próximo gobierno espero tranquilidad”, dijo a Página/12 entre mate y mate. 

Aldana dice que está contando los días para que este gobierno termine. “Y cuando la vengo a ver, me da fuerzas para seguir”, aseguró. Tamara tiene puesta una remera con la cara de Cristina. “Para mí es una grandísima referente. Y del próximo gobierno espero igualdad”, dijo. Gladys no es militante, pero fue a La matanza a acompañar a su hija, que sí lo es. También pertenece al grupo de personas a las que el macrismo acercó al kirchnerismo. Jorge se acercó a la Universidad Nacional de La Matanza desde Merlo y dijo que “con Néstor y Cristina viví los mejores años de mi vida y por fin después de estos cuatro años de pesadilla vuelve la esperanza”. Cecilia fue a la presentación del libro con su mamá, su papá y su hija. “Esto no es fanatismo: es admiración por una líder que tiene capacidad y defiende al pueblo”, aseguró. Estela, a Cristina, le dice la Jefa. Y asegura que la ama y que conoció “muchas canchas de fútbol gracias a ella”. Como en todas las presentaciones de Sinceramente, los vendedores ambulantes venden gorros con frases de Cristina, banderas, choripanes y hamburguesas. Algunos de los concurrentes llevan su ejemplar de Sinceramente para ver si tienen ocasión de que sea firmado por la ex presidenta. Otros, en cambio, sólo se instalan en el piso con sus reposeras. Tienen un denominador común: o están pasando un mal momento económico o se preocupan por quienes lo están pasando. Y el amor a Cristina, que Sabrina resumió así: “para nosotros, Cristina es bandera. Te hablo y se me pone la piel de gallina. Marina trabaja en la feria de Mataderos. Sobrevive. La quiere a Cristina y está preocupada por un fenómeno del que no se está hablando demasiado: la inseguridad. “Cuando a un pibe no lo dejan vender en la feria, ¿qué pensás que pasa? Ese pibe sale a robar. Por eso estoy acá. Para que podamos recuperar el trabajo cuando asuma un gobierno como la gente”, dijo.