En menos de cuatro años de gestión de Cambiemos, la industria del juguete perdió 20 puntos de participación en el mercado interno. Las empresas nacionales pasaron de representar el 50 por ciento de la oferta local a un 30 por ciento en la actualidad, debido a la política de apertura industrial, tasas de interés siderales y aumento de costos. Esta situación coincide con un mercado interno que se redujo respecto de 2015, a causa del deterioro del poder adquisitivo. En consecuencia, cerró una de cada diez fábricas de juguetes instaladas en el país, la capacidad ociosa promedio pasó del 10 al 40 por ciento y los turnos rotativos de 24 horas en seis días de la semana bajaron a 8 horas en cuatro días.

Los números de la Cámara Argentina de la Industria del Juguete, a los que accedió este diario, dan cuenta del color de la crisis que atraviesa este rubro.  En el país hay alrededor de 180 empresas productoras de juegos y juguetes, todas micro, pequeñas y medianas empresas familiares. Desde 2016, se calcula un achicamiento del mercado del juguete del orden del 35 por ciento. En tanto, hasta 2018 (últimos datos disponibles), las importaciones subieron, medidas en kilogramos, un 75 por ciento y las empresas importadoras crecieron de 228 a 410. En cambio, la cantidad de fábricas bajó de 200 a 180, la capacidad ociosa promedio subió de 10 a 40 por ciento, y las horas trabajadas pasaron de 144 a 32 en promedio por semana.

De todas maneras, coinciden en el sector, el último año fue también muy malo para los importadores. En los últimos meses se viene registrando una reducción debido al sobrestock de productos que se había generó en los meses anteriores por la importación descontrolada que no pudo ser absorbida por la demanda interna. Según los números de la cámara, en el primer semestre de 2019 se redujo en un 45 por ciento la importación de juguetes respecto de igual período del año pasado. El 90 por ciento provino de China.

“Esto fue un proceso gradual. Las importaciones fueron subiendo por escalones. Al principio, el daño no es tan grande, hasta que al final terminamos con un 80 por ciento más de importados que en 2015. El otro gran problema son las tasas de interés, porque estas tasas de locura llevan casi un año y medio y se hace inviable cualquier actividad industrial. Comerciantes, supermercados y jugueterías nos pagan a plazo en 120 días y nosotros compramos insumos difundidos en dólares y al contado”, explica Emmanuel Poletto, fabricante de productos de cotillón y globos.

La estrategia es producir juguetes baratos. “Se venden juguetes más económicos. Por eso las fábricas de juegos de aire libre o triciclos, que son más costosos, la están pasando peor”, agrega Poletto. Un caso interesante es la empresa que fabrica Top Toys. “Ya llevamos cuatro temporadas muy malas. La plata que usábamos para desarrollar productos fue destinada a pagar intereses por las tasas altas. Sin embargo, hace varios años que comenzamos a prepararnos para este desastre: desarrollamos líneas de productos de menor precio, como masas de moldeo entre 60 y 200 pesos al público", dijo Damián Mondrik, de esa firma.

En relación a las importaciones, en el sector aclaran que el reclamo se centra en aquellos productos que tienen reemplazo por producción nacional, como por ejemplo el caso de los triciclos, en donde hay abierta una investigación por presunto dumping de artículos provenientes de China. “No estamos en contra de la Barbie o de autos a radio control o de productos que no se fabrica localmente y tienen fuerte contenido de marca. Por acá se están importando las mismas cosas que fabricamos”, indicó Poletto.