Los hermanos Sergio y Antonio Cornejo tienen hoy 64 y 70 años respectivamente; siguen viviendo en el campo La Hoyita, en Rosario del Tala, en la casa a la que fueron acarreados por Luis Miguel Etchevehere tras la denuncia por reducción a la servidumbre realizada por el ex Renatea en 2014. Esta familia insignia de Entre Ríos los explotó durante 38 años hasta que el organismo creado junto a la segunda Ley del Peón Rural (2011) los rescató.

No por casualidad una de las primeras medidas de Mauricio Macri al inicio de su mandato fue desmantelar el Registro – con ayuda de la Corte Suprema de Justicia que había decretado su inconstitucionalidad- para entregárselo a las patronales agropecuarias y la Uatre, llave en mano. Desde entonces, dejaron de realizarse denuncias por trata laboral, en un país donde el 44 por ciento de les trabajadores rurales está en la informalidad, según datos de la cartera laboral.

Si hay algo invariable en la vida de Sergio y Antonio, además de haber sido reducidos a la servidumbre por los Etchevehere durante más de tres décadas- fue votar siempre al peronismo, herencia de su padre. El primer estatuto del peón rural fue sancionado un 8 de octubre pero de 1944, a instancias de Juan Domingo Perón como secretario de Trabajo.

La pregunta es ¿por qué? La respuesta, si bien compleja por lo que implica una deconstrucción histórica del peronismo, resulta bastante más sencilla: es el recuerdo de que las cosas siempre pueden ser mejor, porque alguna vez lo fueron.

Alberto Morel y Yolanda Arredondo son familiares directos de Sergio y Antonio. El pasado 11 de agosto los acompañaron a ejercer su derecho cívico durante las PASO. Cuando regresaron al campo de La Hoyita, entre cigarros, mates y una tarde en familia –el reencuentro entre ellos se dio luego de que fueran rescatados por el Estado nacional- mantuvieron el siguiente diálogo, el cual fue registrado a pedido de este periodista.

-Alberto Morel: ¿Fueron a votar?

-Sergio Cornejo: Y sí.

-AM: ¿Y qué se siente?

-SC: Y... cambiar un poco las cosas.

-AM: Con el anterior gobierno se pudieron comprar un montón de cosas, como una heladera. ¿Y con Macri?

-SC: Nada. Estamos tirados.

-AM: ¿Entonces tienen una perspectiva de cambiar, que se vayan?

-SC: (Risas cómplices de por medio) Que se vayan todos. Toda la gente de Macri.

-Antonio Cornejo: Ni lo quiero ver a ese.

-AM: ¿Che, la vieja no anduvo por acá? (N.d.R: la vieja es Leonor Barbero, la madre de Luis Miguel Etcheverehere y una de las dueñas de Las Margaritas SA, la estancia de 5000 hectáreas del grupo familiar).

-SC: No, no, se olvidaron (de nosotros). Antes cuando estábamos allá por lo menos aparecían.

Esa referencia a “cuando estábamos allá” era cuando vivían en el medio del monte, sin luz, ni baño ni agua potable y cumplían tareas para la familia del ahora ministro de Agroindustria, también denunciado por evasión tributaria y fraude por Dolores Etchevehere, su hermana. El ex presidente de la Sociedad Rural siempre los trató de “montaraces”, pero puso a su propio abogado y al de la Sociedad Rural para comprarles su voluntad. No lo logró. Lo único que consiguió, cuando Macri llegó a la Presidencia, fue salvarse de la causa penal por reducción a la servidumbre.

Después de un rato de charla, mientras caía la tarde del pasado 11 de agosto, y antes de que se conocieran los resultados de las PASO, los dos hermanos se sentaron en sus banquetas, Sergio miró hacia lo profundo del campo y con su brazo señaló hacia un punto imaginario: “Y estos ya no van a carnear más.”

AM: Lo van a mandar todo afuera, seguro.

SC: Todo afuera, sí.

AM: ¿Te acordás cuando al principio Yolly te traía siempre carne, ahora es más difícil porque está más caro. Antes algo sobraba. Esperemos que cambie todo esto. SC: Sí, va a cambiar.

¿Por qué dos viejos, a quienes explotaron durante 38 años y vieron como su explotador fue nombrado ministro de Agroindustria, creerían que su suerte podría cambiar de la mano de un nuevo Gobierno?

El cineasta Héctor Aure, autor de la pieza San Perón, película que cuenta la historia de una mujer que tuvo un hijo por cada año de proscripción del peronismo, se preguntó en una charla entre amigos “¿qué es el peronismo?”. “Es una heladera Siam llena con dulce de leche”. A su manera, nos decía que el peronismo es ese lugar anclado en la historia que nos recuerda que las cosas pueden ser mejores.

En 2016 volví a verme con los Cornejo, luego de publicar el libro “De Patrones y Peones, los aliados esclavistas de Mauricio Macri”. Fuimos con Mariano Smichdt, ex trabajador del Renatea y Nicolás Rigaudi. Comimos un asado y cuando ya nos estábamos por ir, Sergio dijo con total normalidad “lo que sobró, a la heladera”. No era una SIAM pero sí la marca de cierta dignidad recuperada luego de haber sido rescatados por el Estado nacional. Casi cuatro años después de la llegada del macrismo con su plan de miseria planificada, Sergio y Antonio Cornejo fueron a votar (y volverán a hacerlo) con la convicción de que, definitivamente, las cosas pueden mejorar.

@spremici