Tuve la suerte de acompañar y disfrutar a mi abuelo Antonio Cafiero. Hablo de suerte porque sé que muchos no pudieron conocer a sus abuelos. Estar a su lado me llenó de enseñanzas que aún hoy sigo descubriendo. Antonio siempre decía que el día de las efemérides peronistas que más disfrutaba era el de la Lealtad. En su último libro, Militancia sin Tiempo, relata con detalle lo que vivió en esa jornada en la Plaza de Mayo junto a sus compañeros de la Universidad de Buenos Aires que se quedaron hasta última hora para escuchar a Perón. Su vuelta a casa fue larga. Cuando llegó le dijo a Juana, su mamá: “hoy vi algo que no me voy a olvidar en toda mi vida”. Creo que a todos los que conocieron y trataron a Antonio les consta que fue así. Siempre predicó la relevancia de ese hecho político.

La lealtad es un valor que tenemos que resignificar permanentemente en la política. No se trata de hacer obediencia ciega. Dardo Cabo, militante peronista, le escribió al General Perón que “quienes desde la lealtad se atreven a pensar y disentir, se diferencian en mucho de aquellos que ocultan con la obsecuencia, la traición”. Nadie es dueño de la verdad absoluta, sino que todos tenemos y defendemos verdades relativas. El debate abierto a las ideas donde, sin miedo y con sinceridad, podamos decir las cosas, es el camino más constructivo para un proyecto político amplio, diverso, dinámico y participativo.

El espíritu frentista y movimientista del peronismo es parte de nuestra identidad y es una fortaleza. Los desencuentros y las divisiones le hacen el juego a los que nos quieren perdedores. Cuando nos unimos, ganamos, y gana el pueblo. Sabemos construir unidad en la diversidad, y ahí tenemos nuestro potencial.

El gran Ginés González García suele decir “lo mejor que tiene el peronismo: somos nosotros mismos”. Es decir la materia gris, pensante y creativa de nuestras mujeres y varones. Es ahí donde la participación activa es fundamental para diseñar políticas públicas, propuestas, programas e ideas para una Argentina con futuro que esté integrada con inteligencia al mundo. Una Argentina inclusiva, justa, que priorice la producción, el trabajo y en la que amor e igualdad sean una realidad.

El futuro no es azar, se modela, se debate, se planifica y se construye. Aquel 17 de octubre varones y mujeres irrumpieron en el espacio público pidiendo por la libertad de Perón y por un futuro mejor. Hace dos años Esteban Bullrich, senador de Cambiemos, sugirió que hay que crear argentinos y argentinas capaces de vivir en la incertidumbre y disfrutarla. Esa definición expresa lo que ellos piensan para la ciudadanía. En el peronismo pensamos lo opuesto. Tenemos la seguridad de que un futuro con certidumbre y derechos es posible, que tener trabajo no es un privilegio y que poder llenar la heladera no es por suerte. Para nosotros la felicidad del pueblo se construye con un Estado activo y mediador entre los más poderosos y los que menos tienen.

Los argentinos y argentinas retrocedimos en estos últimos cuatro años. Desde que gobierna Mauricio Macri, crecieron la pobreza y la indigencia, se estima que el 48,6 por ciento de las niñas y niños menores de 15 años son pobres, bajó la clase media, se perdieron numerosas fuentes de trabajo, cerraron en promedio 50 PYMES por día. Más del 50 por ciento de la capacidad instalada está ociosa. La inflación llega a cifras escandalosas, la deuda pública ronda casi al cien por ciento del producto bruto interno, mientras que la fuga de capitales no cesa. Lo más penoso es que el hambre vuelve a ser una pesadilla para cada vez más personas, que afecta tanto a menores como a adultos mayores. El gobierno de Macri no cumplió con las promesas de campaña, y así como devaluaron fuertemente la moneda en un 519 por ciento también devaluaron la palabra, dañando a la política.

Estamos en condiciones de dar vuelta esta triste página y de comenzar a construir un destino distinto que ponga de pie a la Argentina. Con otras prioridades y valores, con esperanza con eje en propuestas que generen condiciones para que haya más trabajo y consumo. Que se estimule la producción, la educación, la ciencia y tecnología y que se amplíen los derechos. Ser parte de una Argentina con futuro e inclusión es lo que proponen Alberto Fernández y Cristina Fernández desde el Frente de Todos.

Pepe Mujica, ex presidente de Uruguay, dice que ser militante significa dedicar una parte importante de nuestra vida a la suerte de los demás, bajo la utopía de que se puede construir un mundo un poco mejor del que nos tocó al nacer. Somos tan militantes como los compañeros que hace 74 años metieron sus patas en las fuentes mientras luchaban por un presente y un futuro digno. Hagámoslo por ellos y por nosotros; por los sueños de todos.

Para que este domingo 27 de octubre nos encuentre unidos en la convicción de que votar por un país mejor es elegir a Alberto Fernández como el próximo presidente.

Los octubres fueron, son y serán peronistas.

Candidato a Diputado Nacional por el Frente de Todos