La cantidad de beneficiarios del programa de apoyo a estudiantes Progresar se redujo un 42 por ciento en los últimos cuatro años. En 2015 lo recibieron en promedio 724.439 jóvenes, mientras que en lo que va del año el promedio es de 423.926 becarios, según un informe de Centro de Economía Política de Argentina (CEPA), que para proyectar los datos de 2019 mantuvo contante la cantidad de beneficiarios de julio hasta diciembre de este año. Además de reducirse la cantidad de beneficiarios, la inflación pulverizó el valor de la beca, disminuyendo este año hasta un 62 por ciento su poder adquisitivo.

La transformación del programa no solo se acota a variables cuantitativas, sino que se observó una profunda reformulación de sus objetivos y alcances durante la gestión de Cambiemos. El Plan Progresar había sido planteado originalmente como un beneficio "puente" para familias que cobraban la AUH o tuvieran ingresos bajos (se orientaba a poblaciones vulnerables). El objetivo era permitir que cuando los hijos continuaran o retomaran los estudios y antes que se insertaran en el mercado laboral, el grupo familiar no dejara de percibir un ingreso como la AUH o el Salario Familiar por el hecho de que el hijo cumpliera los 18 años. El cambio del programa Progresar por la beca Progresar, a principios de 2018, modificó la razón de ser de la propuesta: quedó sujeta al presupuesto y pasó a funcionar como un programa de becas ligado al mérito. “El requisito de aprobación del 75 por ciento de las materias (a diferencia de las 2 materias anuales del programa Progresar), como también el establecimiento de montos diferenciales muy significativos en función de las materias aprobadas y del promedio académico discrimina fuertemente a los jóvenes de menores ingresos en favor de los alumnos pertenecientes a familias de clase media universitaria”, destaca el trabajo. Desde el Ministerio de Educación aclararon sobre este último punto que desde que se trabaja con Becas Progresar se exige el 50 por ciento de las materias más una y no el 75 por ciento como detalló CEPA.  

Poder adquisitivo

El informe de CEPA remarca que el poder adquisitivo de la beca se fue reduciendo bruscamente durante la gestión de Cambiemos. En 2015 el valor nominal del beneficio era de 900 pesos. Si se equipara esos 900 pesos a 100 para calcular la evolución del poder de compra, se puede afirmar que en 2016 se redujo a 78 pesos y en 2017 a 61 pesos. Con la modificación del programa en 2018 y el aumento de la beca, el monto se recupera hasta 73 pesos en el caso de nivel universitario y terciario estratégicas para primer año, a 65 pesos en el caso del nivel universitario y terciario generales para primer año y a 51 pesos en el caso de nivel obligatorio y formación profesional. A su vez, este año vuelven a perder de manera sensible alcanzando sólo 54 pesos en el caso de nivel universitario y terciario estratégicas para primer año, a 48 pesos en el caso del nivel universitario y terciario generales para primer año y a 38 pesos en el caso de nivel Obligatorio y Formación Profesional. “Además del recorte a la mitad en las cantidades de beneficiarios, el ajuste en poder adquisitivo va del 45 por ciento (en el caso del nivel universitario y terciarios estratégicos) hasta el 62 por ciento en el caso de los niveles obligatorio y de formación profesional”, destaca el trabajo.

En agosto el gobierno anunció una suba del 40 por ciento, pero el informe asegura que ese aumento solo recupera a 67 pesos en términos de poder adquisitivo el valor para nivel universitario y terciario estratégicas, monto similar al vigente en marzo de este año (66 pesos), valor que ya estaba devaluado con respecto al poder de compra de 2015. Del mismo modo que se observó la pérdida de poder adquisitivo de la beca individual, la inflación ha retraído las transferencias del estado en términos reales destinados al programa. Esas transferencias reales constituyen la masa del gasto en función de la cantidad de becas cubiertas y el ingreso existente por cada una. “Solamente en 2016 hubo un leve aumento en las becas promedio, pero la caída real de los ingresos por las becas fue tan brusca que el monto total transferido en términos reales es más bajo que en 2015”, remarca el informe.