El largo receso veraniego terminará el viernes –siempre y cuando no se concrete el paro anunciado por Futbolistas Argentinos Agremiados–, y lo que viene es la continuidad del torneo de Primera División, cuyo último partido se disputó el lunes 19 de diciembre del año pasado. Desde aquel entonces, mucha agua corrió en la Asociación del Fútbol Argentina (AFA) y  en los clubes. Y a pesar de que se trata de la reanudación de un campeonato en marcha, el inusual tiempo sin competencia oficial más el movimiento del mercado de pases abren un interrogante sobre el probable rendimiento de cada uno de los treinta equipos. 

Boca, líder con 31 puntos, ya no tiene a Tevez, perdido en el bosque futbolístico chino. A partir de la vuelta de Gago, Guillermo Barros Schelotto había encontrado el equipo, pasando de su 4-3-3 ideal al 4-3-1-2 que le daba comodidad a Carlitos. La salida del referente llevó al Mellizo a probar mucho, y en ataque empezó a enderezar el camino con el ingreso  de Junior Benítez. El ex Lanús le da la variante para volver al 4-3-3, con Pavón por la otra banda y con Benedetto y Bou como alternativas en cuanto a referente de área. Y no hay que olvidarse de Centurión, que puede multiplicar y potenciar las opciones. Donde el Xeneize exhibe fragilidades es en el centro de la defensa, pues ninguna dupla consigue afirmarse, y en el arco, puesto en el que sumó a Rossi, para competir con Werner mientras espera la vuelta del lesionado Sara.

Sin duda, Boca debutará ante Banfield como el principal candidato al título, ya que a un plantel numeroso y rico en variantes suma la de ser el único grande que no sufrirá el desgaste de la competencia internacional. No estará en la Copa Libertadores ni en la Copa Sudamericana, algo raro pero que, según su técnico, “no es la muerte de nadie”.

River reanudará el torneo con 22 puntos y con la Copa Libertadores como principal objetivo, no ya del semestre, sino del año, por el cambio de formato que transformó al principal campeonato continental en una competencia anual. El primer paso de los dirigentes para encarar 2017 fue la renovación del contrato de Marcelo Gallardo. Y el Muñeco puso como exigencia la continuidad de todo el plantel. Le concedieron el pedido, salvo en el caso de D’Alessandro, quien cumplió su promesa de volver a Brasil para ayudar a que el Inter de Porto Alegre vuelva a primera. No obstante, River cubrió los dos cupos que el libro de pases permitía. Sumó a Ariel Rojas, recordado como uno de los baluartes del mediocampo en la temporada inicial de Gallardo, y a Carlos Auzqui, quien en Estudiantes cubría todos los agujeros abiertos en la ofensiva. Estas dos incorporaciones más las recuperaciones de Lollo y Larrondo hacen entrever que a River no le faltarán recursos para la doble competencia. 

San Lorenzo es otro con doble competencia. En el torneo local escolta a Boca, con 28 puntos, y en la Libertadores integra el Grupo 4, junto a Flamengo, Atlético Paranaense y Universidad Católica. Por el torneo local tendrá a Belgrano como primer rival. El conjunto de Diego Aguirre está entre los que mayor potencial perdió. Se fueron Emmanuel Mas, Martín Cauteruccio y Sebastián Blanco. Para suplirlos, el técnico uruguayo probó con varios juveniles, aunque el equipo mejoró su fisonomía en los amistosos  con la incorporación de Rubén Botta, quien trajo desde México esa cuota de habilidad y desequilibrio que se llevó Blanco. También llegó el paraguayo Piris Da Motta, para sumar recambio en el mediocampo.

La gran revolución en el verano se dio en la vereda roja de Avellaneda.  Independiente produjo una renovación sustancial, de la mano de Ariel Holan, sucesor de Gabriel Milito. Se fueron referentes como Víctor Cuesta, Germán Denis, Cristian “Cebolla” Rodríguez, Jorge Ortiz, Hernán Pellerano y Diego Vera. Y llegaron tres con la misión de aportar su juego y de renovar el aire en el vestuario: Walter Erviti, Emanuel Gigliotti y Nery Domínguez. Estos jugadores más una gran cantidad de juveniles tendrán la responsabilidad de reverdecer las posibilidades del Rojo, en el torneo local, donde tiene 22 puntos, y  en la Copa Sudamericana.

Racing eligió el camino inverso al de Independiente: renovó la confianza en un plantel que todavía integra un buen número de los campeones de 2014 –Pillud, Grimi, Díaz, Aued, Acuña Videla, Bou, Cerro, entre otros–. Claro que para conducir esos nombres repatrió al mentor de aquel equipo: Diego Cocca. A juzgar por los amistosos, el equipo está volviendo a mostrar que puede dar pelea. Y si bien el sorteo lo favoreció de cara a la Copa Sudamericana –debutará el 1º de marzo ante Rionegro Aguilas Doradas (Colombia) y la revancha será recién el 1º de junio–, por el campeonato local deberá sumar varios triunfos para estar entre los cuatro primeros que irán a la próxima Libertadores porque sólo acumula 21 puntos. 

El plantel sólo tuvo tres bajas: Oscar Romero, Nicolás Sánchez y Danilo Ortiz. La venta del volante paraguayo le aportó dólares a la tesorería, aunque serán difíciles de reemplazar el desequilibrio de sus gambetas y su exquisita pegada. El arribo de Marcelo Meli parece ir en línea con la idea de un 4-4-2, con Bou y Lisandro López (que tendrá para dos meses de recuperación) como atacantes, aunque no se sabe cómo será el mediocampo. En tanto, la salida de Sánchez abrió una incógnita en la franja central de la defensa. Cocca probó con tres candidatos: Vittor, Barbieri y el recién llegado Marcos Torsiglieri.