Las cadenas de venta de electrodomésticos y otros artefactos para el hogar se anotaron también como grandes perdedores del modelo económico de Cambiemos. Hay cierres de empresas y fuertes procesos de achicamiento para acomodarse a un mercado mucho más reducido por la caída de las ventas y la concentración del consumo en bienes y servicios esenciales. Al igual que muchos otros sectores empresarios de la economía, el retail pedía en 2015 por la baja de subsidios a las tarifas y mayor desregulación económica pero se terminó dando un tiro en el pie. Según la CAME, las ventas del rubro electrodomésticos, electrónicos, computación y celulares muestran en nueve meses una caída del 18,4 por ciento medida en unidades. Pero además, se suma a la difícil coyuntura un cambio estructural del sector en favor del canal online.

"En virtud de la situación macroeconómica adversa imperante en el país y luego de haber analizado diversas opciones para revertir la compleja situación económico-financiera que la compañía viene padeciendo desde hace algunos ejercicios, Meroli lamenta tener que cerrar sus puertas a partir del día 21 de octubre de 2019", informó la cadena de electrodomésticos y artículos para el hogar Meroli, que se instaló en 1985 en la ciudad de Córdoba. Meroli tenía dos locales en la capital de Córdoba y siete más en el interior de esa provincia. Fue comprada en 2016 por Electropunto net, una empresa de comercio electrónico propiedad del Grupo Clarín. "Se trata de una decisión de última instancia, tomada con el objetivo de asegurar el cumplimiento de todas las obligaciones con el personal, a quienes agradecemos el esfuerzo y la dedicación brindados a lo largo de todos estos años", agregó Meroli en su comunicado.

Otra empresa fuertemente afectada por la crisis es la cadena Ribeiro. “La Sociedad ha registrado en el ejercicio finalizado el 30 de junio de 2019 un resultado negativo como consecuencia de las condiciones económicas negativas imperantes en el mercado, que ya habían afectado, aunque en menor medida, los cierres 2017 y 2018, y que se profundizaron aún más durante el último ejercicio”, explicó la firma en su último balance contable. Allí detalla que se cerraron las sucursales de San Nicolás y San Luis y se mudaron los locales de Santa Rosa, Roque Saenz Peña, Mar del Plata y Las Varillas a establecimientos con menores superficies. También se achicó la superficie de los locales de San Juan, Rio IV y Villa Constitución. El valor de las ventas de Ribeiro acumula una caída interanual del 51 por ciento. En los últimos días también se conoció el cierre de los locales de Flores, Casilda y Arrecifes.

En 2016, Manuel Ribeiro, dueño de la cadena, se mostraba de acuerdo con la baja de aranceles a las computadoras y tablets porque “estaban encarecidos con respecto al resto del mundo y deberían ser muy accesibles”. Ahora son artículos de lujo por el valor del dólar y el alto costo del financiamiento. Antes del PASO, Ribeiro llamó a votar por Macri. Ribeiro perdió 1373 millones de pesos en el último ejercicio contable que cerró en junio, de los cuales 445 millones se deben a la devaluación del peso. La empresa paga desde enero los sueldos en cuotas.

Otro peso pesado del sector del retail es Musimundo, que transita una profunda crisis. La firma dejó de pagar obligaciones negociables e informó recientemente a la bolsa que “se ha iniciado un proceso de negociación con los bancos que han participado en el proceso de reestructuración de la deuda en octubre de 2018 con el objetivo de poder normalizar el estado de incumplimiento”. Una de las dueñas de Musimundo, la empresa Carsa S.A., anotó entre septiembre de 2018 y mayo pasado una pérdida de 714 millones de pesos. En el último tiempo, Musimundo cerró y despidió personal en unos 40 locales, entre los que se destacan Pehuajó, Bragado, Chivilcoy, Trenque Lauquen, Saladillo, Luján, Mar del Plata, Rosario, Chaco, Necochea, Tres Arroyos, Olavarría, dos locales en La Plata, Ezeiza, Cañuela, Marcos Paz, Quilmes y Monte Grande. Los trabajadores despedidos de Musimundo están en pie de organización para reclamar ante la falta de cumplimiento en el pago de indemnizaciones.

También Frávega cerró cinco sucursales en el último año y despidió personal, al tiempo que Garbarino reestructuró su deuda con bancos por unos 4 mil millones de pesos y busca mejorar su posición en el mercado online. La cadena Lucaioli, fundada hace 58 años, cerró sus puertas meses atrás, lo cual motivó el despido de 500 personas en locales en Bahía Blanca, La Pampa, Neuquén, Río Negro, Santa Cruz, Chubut y Tierra del Fuego. "La decisión obedece a dificultades económicas y financieras de la compañía para afrontar el pago de las obligaciones, principalmente el salario de los trabajadores; en un contexto de caída de actividad del país en general y del rubro en particular", informaron desde la firma. Recientemente, la Justicia decretó la quiebra de la empresa, para dar paso al proceso de liquidación de bienes para dar respuesta a los acreedores, entre ellos los trabajadores.