El endurecimiento de los controles cambiarios implementado por el Banco Central contuvo la cotización del dólar oficial en el valor de 65 pesos en la apertura de la jornada post-electoral. El torniquete a la compra de divisas para atesoramiento intenta frenar la corrida cambiaria registrada la semana pasada cuando la entidad que preside Guido Sandleris dilapidó cerca de 4000 millones de dólares. 

Los bonos y las acciones también comenzaron el lunes con alzas de precios después del desplome acumulado durante semanas. Los títulos en moneda extranjera abrieron con subas de hasta 5,9 por ciento mientras que en la Bolsa porteña los papeles emitidos por bancos y energéticas llegaban a mostrar aumentos de hasta 4 por ciento.

Entre las PASO y las elecciones presidenciales del domingo el BCRA sacrificó 22.800 millones de dólares de las reservas internacionales. El oneroso e ineficiente intento oficial por administrar la demanda de dólares estuvo acompañado por la reposición de restricciones a la compra de divisas que no lograron frenar la sangría de reservas ni apaciguar la escalada del dólar. 

La cotización del dólar minorista trepó hasta el record de 65 pesos mientras que el mayorista llegó a 60. Al iniciar la rueda de operaciones del lunes ambos valores se mantenían estables en esas marcas contenidos por los renovados controles, pero también por la escasez de pesos entre los ahorristas (muchos afectados por la crisis y otros sin excedente tras haberse dolarizado a lo largo de la semana pasada). Tampoco mostraron variaciones significativas el precio del dólar paralelo que terminó la semana en torno a los 76 pesos.

Los controles cambiarios de septiembre llegaron tarde para recuperar el equilibrio en el mercado. Desde el 9 de agosto se perdió la tercera parte de las reservas internacionales, el 38 por ciento de los depósitos en moneda extranjera. También hubo un aumento de 1200 puntos en el riesgo país y la bolsa cayó más de 40 por ciento en dólares. El BCRA endureció los controles para intentar navegar la transición sin terminar de dilapidar sus recursos