El presidente de Chile, Sebastian Piñera, removió a ocho de sus ministros en un nuevo intento de hacer frente al estallido social. Entre los funcionarios removidos incluyó al cuestionado jefe de gabinete Andrés Chadwick, el ministro de Hacienda Felipe Larraín y la vocera de Gobierno Cecilia Pérez. Los cambios fueron rechazados por la oposición. Mientras Piñera anunciaba las novedades en el gabinete, las manifestaciones se multiplicaban, esta vez con epicentro en las cercanías del Palacio de la Moneda, en la capital Santiago. Pese al alivio que trajo el levantamiento del estado de emergencia a partir de la madrugada del lunes, carabineros volvieron a reprimir a los manifestantes. La Central Unitaria de Trabajadores (CUT) convocó a un nuevo paro nacional.

“Han sido días muy difíciles. Hemos vivido entre el dolor y la esperanza”, expresó Piñera, después de concretar el cuarto cambio de gabinete de sus dos gestiones presidenciales. “Chile cambio, y el gobierno también tiene que cambiar para enfrentar estos nuevos desafíos”, agregó. El cambio se produce 11 días después del estallido de las protestas en Chile, que hasta el momento dejan un saldo de 20 muertos, 3.193 detenidos, 1.092 heridos y 17 querellas por violencia sexual, según el último informe del Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH).

Los cambios en el gabinete significaron la despedida de figuras que acompañan al presidente desde su primer gobierno. Andrés Chadwick, expresidente de la fundación de Piñera, Avanza Chile, y dos veces ministro en la primera administración, dejó el ministerio de Interior convertido en una de las caras más visibles de la crisis. "Si he fallado pido disculpas porque lo único que quería era servir a mi país", expresó durante la ceremonia de cambio de gabinete.

Chadwick, que además es primo de Piñera, fue duramente cuestionado por su papel en la gestión del orden público durante las protestas, dirigiendo el fuerte despliegue policial y militar desplegado a lo largo de todo el país. El cargo de Chadwick fue asumido por el hasta entonces ministro de la Secretaría General de la Presidencia, Gonzalo Blumel.

La exvocera de Gobierno, Cecilia Pérez, también dejó su cargo. Pérez había quedado debilitada luego de las tensiones con el Partido Socialista en agosto pasado. En ese momento llegó a acusar al partido de ocultar supuestos vínculos con el narcotráfico. 

La exintendenta de Santiago, Karla Rubilar, que valoró positivamente las últimas protestas ciudadanas, asumió como vocera del Ejecutivo en reemplazo de Pérez, quien pasó a ocupar la cartera de Deportes. Una decisión sorpresiva que llegó a generar el rechazo de figuras del deporte chileno, como la actual arquera de la selección chilena de futbol, Natalia Campos: "¿Cecilia Pérez en deporte? Dios nos ayude", expresó a través de Twitter.

Otro de los nombres fuertes que deja su lugar es Felipe Larraín. El exministro de Hacienda fue duramente cuestionado tras recomendar "a los románticos" que compren flores, luego de anunciar que en septiembre Chile no había registrado inflación, y que incluso el valor de las flores había bajado. Su lugar será ocupado por el economista Ignacio Briones, miembro y fundador de Evópoli, agrupación política de derecha.

Por último, el exsubsecretario de Obras Públicas Lucas Palacio asumió la cartera de Economía en reemplazo de Andrés Fontaine, criticado por pedir a la población "levantarse más temprano" para enfrentar la suba en la tarifa del metro en las horas de mayor flujo de pasajeros.

Pese a los cambios de gabinete, Piñera mantuvo en su cargo al ministro de Defensa, Alberto Espina (cuestionado por la actuación de las fuerzas armadas durante el estado de emergencia que rigió hasta el domingo), a la ministra de Transporte, Gloria Hutt (rechazada por afirmar que no era posible bajar las tarifas del metro) y a la ministra de Educación, Marcela Cubillo, en conflicto permanente con el movimiento estudiantil, actor central de las protestas callejeras.

La oposición chilena criticó los cambios propuestos por Piñera, sosteniendo que es más de lo mismo. El diputado del Partido por la Democracia, Felipe Harboe, manifestó su preocupación. “Ojalá les vaya bien, pero la situación es compleja. Salud y Transportes son problemas sensibles. La gente pide una relación distinta”, dijo.

El senador del Partido Socialista, Carlos Montes, aseguró que el cambio de gabinete “no da ninguna señal de que va a haber cambios”. Por su parte, el alcalde de Recoleta y militante comunista, Daniel Jadue, lamentó que no se tocaran carteras como educación, salud y transporte. “Este cambio de gabinete es una medida que no resuelve nada. No se toca educación, salud ni transporte, donde se expresan y agudizan con descaro las desigualdades entre los chilenos y chilenas”, expresó en su cuenta de Twitter.

"Piñera, escucha, ándate a la chucha"

En el momento en que el presidente anunciaba los cambios en su equipo de ministros, cientos de personas se enfrentaban con carabineros delante del palacio presidencial de La Moneda, en Santiago. "Piñera, escucha, ándate a la chucha (andate al carajo)", era el grito de guerra de los manifestantes. Pese a que los militares abandonaron las calles luego de que a medianoche dejara de regir el estado de emergencia, la movilización fue reprimida por fuerzas especiales de la policía con carros hidrantes y gases lacrimógenos.

Más allá de la ceremonia en La Moneda, en los alrededores de la capital, y también en distintas regiones de Chile se registraron más manifestaciones. Cerca de 5 mil personas marcharon por las calles de Valparaíso, y otras cientas se concentraron frente al Palacio de los Tribunales de Justicia para exigir sanciones a los responsables de las muertes y torturas de agentes del Estado contra los detenidos durante las protestas de los últimos días.

Por su parte, la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) volvió a convocar este lunes a un nuevo "paro nacional", en tanto en redes sociales circulan llamados a reunirse el martes frente al palacio presidencial y a seguir protestando en la Plaza Italia, donde el viernes se realizó una concentración histórica de más de un millón de personas.

Informe: Guido Vassallo.