Más allá del fútbol y de la titánica tarea de salvar a Gimnasia del descenso, también la vida personal de Diego Maradona se vive a puro vértigo. Y cuando parecía que la preparación del partido ante Aldosivi permitiría dejar atrás el malestar tras la caída ante Estudiantes, el propio Diez incendió las redes sociales el lunes: anunció que "no se estaba muriendo", desmintiendo unas percepciones que su hija Gianinna había expresado también virtualmente, y aseguró que, para cuando eso suceda, no habrá herencia para nadie. Y si bien su ex mujer, Claudia Villafañe, le contestó inmediatamente, la cuestión siguió este martes cuando salió de una mediación a la que el futbolista no se presentó.

"No me importa lo que haga con sus cosas, pero que no hable mal de mis hijas. No puede hablar así de un hijo, eso me enoja", expresó Villafañe este lunes en declaraciones a la prensa. Más allá de la contienda legal en la que se enfrentan, esta vez lo que disparó el cruce fue una serie de publicaciones enigmáticas de su hija Gianinna, fruto de su matrimonio con Villafañe, quien deslizó el fin de semana pasado que debían rezar por su papá. "No se está muriendo porque su cuerpo lo decide, lo están matando por dentro sin que él pueda darse cuenta", había escrito en Instagram.

Lo cierto es que el actual entrenador de Gimnasia aclaró el lunes que está "muy sano" y "más vivo que nunca", algo que le sirve al Lobo por estos días vertiginosos, pero que levantó la polémica.