Santiago Levín es flamante presidente de la Asociación de Psiquiatras Argentinos (Apsa). “Uno de los desafíos principales es recuperar el orgullo de ser psiquiatra, el orgullo de ejercer una especialidad noble, humana, solidaria como respuesta al bombardeo de cascotes que ha estado re cibiendo la psiquiatría en la Argentina y en algunas partes del mundo en los últimos tiempos”, señala Levín. Y la define: “La psiquiatría es una especialidad humana, donde las ciencias naturales y las humanas se dan la mano. Los psiquiatras somos médicos muy sensibles al sufrimiento humano y tenemos la vocación reparatoria de sentir placer al ayudar al ver que podemos hacer algo para mejorarles la vida a los pacientes”. Según Levín, esto contrasta con la antipsiquiatría contemporánea que “no es la de la década del 60 y que hace creer a una parte de la población que el psiquiatra es un tipo que quiere encerrar gente durante muchos años, enchalecarla con medicación excesiva, acallar la subjetividad, etcétera. Esto es falso”. Entonces, uno de los desafíos que se propuso con su grupo “es la tarea de hacer un fuerte trabajo cultural en contra de ese prejuicio contra la psiquiatría y a favor de una concepción científica y humanística como lo demuestra la historia de la psiquiatría en nuestro país”.

--¿Cómo nota el sistema de salud argentino actual, en general, y de la salud mental en particular?

 

--En estos momentos es un estado desastroso. Estamos muy preocupados por la realidad sanitaria del país. Extraoficialmente los datos que nos llegan de todas las provincias y de todos los conocidos en los hospitales son de enorme preocupación. Existe un concepto sanitario que es el de brecha sanitaria, que mide cuántas personas que deberían acceder a un tratamiento no lo hacen. En nuestra región, la brecha es altísima. La mitad de las personas con esquizofrenia no se atiende nunca. El 80 por ciento de las personas con consumo problemático de alcohol no se atiende nunca. La mitad de las personas con trastornos depresivos no se atiende nunca. A eso se le suma un sistema desfinanciado, un sistema que ya no tiene ni Ministerio de Salud, lo cual es todo un síntoma y todo un símbolo. Es un sistema que tiene como símbolo todo lo que está sucediendo en el Hospital Posadas de Haedo, en donde se desmantelan servicios enteros y en el área de Psiquiatría en noviembre de 2018 mil pacientes quedaron sin atención, sin medicación de un día para otro. Yo me pregunto todos los días dónde están esos mil pacientes, esas mil familias, qué ha sido de las vidas de esta gente. Entonces, estamos muy lejos del ideal de la salud pública que es que lo que existe para unos se pretende para todos. Estamos muy lejos. Eso nos duele todos los días y todos los días nos levantamos a la mañana pensando de qué modo como asociación, como profesionales de la salud podemos contribuir a que esto cambie.