El buen desempeño de la economía de Bolivia bajo la presidencia de Evo Morales es reconocido ampliamente. Un crecimiento promedio anual del 4,85 por ciento, un desempleo que descendió del 7,7 al 4,9 por ciento, una inflación reducida que cerró en  1,5 por ciento el año pasado. Son números que envidiaría cualquier país latinoamericano. Pero siempre hay alguien que opone a la realidad de los datos la terquedad de su ideología. Es el caso de Natalia Motyl, economista de la ultra liberal fundación Libertad y Pogreso, quien atribuye el buen desempeño de la economía boliviana a “un shock exógeno transitorio” dado “por una suba de los precios de los commodities”.

La tesis del viento de cola -que atribuye el buen desempeño de las economías latinoamericanas bajo gobiernos populares al favorable contexto internacional- no tiene sustento en el caso boliviano bajo el mandato de Evo Morales. La bonanza de precios internacionales comenzó a declinar desde 2011 y los términos de intercambio de Boivia (que expresan el precios de sus exportaciones en relación al de sus importaciones) se ubican desde 2015 entre los peores desde 1980 hasta el presente.

Motyl continúa advirtiendo la fragilidad de la economía boliviana por su baja calidad institucional. La advertencia no es una alusión a la vulneración de las instituciones provocada por el reciente golpe de Estado que la economista esconde como una “renuncia” provocada por “un fuerte conflicto social”, sino que de “35 países latinoamericanos, Bolivia se encuentra en el puesto 29 del Índice de Calidad Institucional, destacándose de la mano de Evo Morales un debilitamiento de la democracia representativa, los derechos de propiedad privada y la cada vez mayor presencia del Estado. ¿Qué es ese índice que atribuye debilitar la democracia a Evo Morales que fue volteado por un gobierno militar, y desconoce que la revisión de los contratos con las petroleras privadas junto a la expansión de la estatal YPFB fueron claves para el buen desempeño de la economía en tiempos de Evo Morales?

El “Indice de Calidad Institucional” es construido a partir de la combinación de otros dos índices: “Libertad de Expresión” de una organización no gubernamental, Freedom House, con sede en Washington, y “Libertad Económica” del centro de ideas neoliberales canadiense, Fraser Institute. Ambos índices son el resultado de metodologías basadas en opiniones e indicadores tendenciosos

El índice “Libertad Económica” lo elaboran tres norteamericanos conservadores en base a informes del gobierno y empresas estadounidenses, de organismos internacionales y de la prensa hegemónica local e internacional. Es decir, un indicador del indicador que armó una fundación ultraliberal local a partir de dos índices dibujados por otras dos fundaciones ultra liberales extranjeras, es la endeble base utilizada por Motyl para advertir sobre la fragilidad de la economía boiviana. ¿Estará abriendo el paraguas por el desastre económico que generarán los golpistas?

 

@AndresAsiain