¿Qué pasa cuando la idea intolerable del final de la vida se hace presente? La actriz, directora y dramaturga Victoria Hladilo propone dos respuestas diferentes: Por un lado, la aceptación con resignación de ese presente, y por el otro, su negación a ultranza. Estos dos caminos opuestos son los que atraviesan madre e hija en La casa de las Palomas, su nueva obra teatral.

Con esta obra, en la que Hladilo encarna los tres roles de actriz, directora y dramaturga, consuma un tríptico que se completa con La sala roja y La culpa de nada. Todas ellas se caracterizan por retratar algunas características de la clase media actual y su necesidad de diferenciarse. “La sala roja trata sobre personas que no se conocen entre sí y que están obligadas a socializar en un jardín de infantes. La culpa de nada aborda vínculos entre pares y amigos de la pareja. Y La casa de las palomas trabaja sobre el núcleo familiar”.

Las miserias y el individualismo del mundo adulto se transformaron en un lugar de exploración para la dramaturga, que capitalizó su propia experiencia y sus observaciones para crear en el teatro. Con actuaciones de Roxana Randon, José María Marcos, Emiliano Díaz, Victoria Hladilo, Mercedes Quinteros y Manuel Vignau, La casa de las palomas retrata la vorágine y la adrenalina de un cumpleaños infantil junto con la lenta despedida de un ser querido.

- ¿Cómo surgió la idea de la obra?

- La empecé a escribir el año pasado cuando me gané la beca del Fondo Nacional de las Artes. Fue un proceso largo de escritura, de ensayos, hasta que la obra nació y se estrenó. También hubo algo que perteneció a mi experiencia personal. Yo transité con mi padre un proceso de deterioro cognitivo que de algún modo disparó y terminó de ensamblar todo lo que me venía dando vueltas.

- ¿Cómo definirías el tríptico que hiciste?

- Las tres obras tienen que ver con una indagación que yo hago como artista. El material aborda la necesidad de la clase media de separarse y diferenciarse de otras clases sociales. Pero también, de algún modo, retrata el individualismo ante un padre que está deteriorado y está dejando lentamente la vida. Es un estadio muy extraño entre la presencia de una vida que todavía está y la muerte como algo que acecha.

- ¿Hay temas sobre los cuales te interesa indagar en particular?

- Sí, varios. Me interesan los que son mis asuntos en el momento de mi vida en el que los escribo. En La casa de las palomas lo que se juega es la dificultad de sostener la propia familia y al mismo tiempo seguir sosteniendo y tener que soltar la familia de origen. Hay un momento de la vida donde parece que los hijos tenemos que empezar a estar para nuestros padres. La obra retrata ese momento, en que los roles se invierten.  

La casa de las palomas puede verse los domingos a las 21 en el Camarín de las Musas, Mario Bravo 960.