No es la esquina del infinito, pero es el rincón donde Mateo “Ruso” Sujatovich acaricia algunos recuerdos. Cabildo y Juramento, en el barrio de Belgrano, tiene un perfume especial para el músico. Algo de saudade, dirían los brasileños. “Mis colegios siempre quedaron a pocas cuadras de ahí. Es una esquina por la que pasé y me detuve a lo largo de mi vida; una esquina donde podías comer, comprarte zapatillas o encontrarte con un amigo”, recuerda el cantante, guitarrista y compositor de Conociendo Rusia . “Cuando tenía mi primera banda, pegaba afiches en Cabildo y Juramento... Tengo un montón de historias reales y ficticias ahí.”


El cruce de esas calles, entonces, le sirvió a Mateo como disparador para encontrar el concepto y el título de su segundo disco: un conjunto de canciones adhesivas, melancólicas y certeras. En apenas un año y medio, el músico de 28 años se convirtió en una joven promesa de la canción pop-rock. Después de un debut exitoso con Conociendo Rusia, el desafío del sucesor era mantener la eficacia cancionera o subir la apuesta. Al parecer, sucedió lo segundo. Con la producción de Nicolás Cotton (Juan Ingaramo, Louta), Cabildo y Juramento suena a clásico y llegó para quedarse. “Atravieso la creatividad con momentos de más y menos seguridad”, cuenta. “Pero disfruté tanto hacer el primer disco que rápidamente quería repetir la experiencia”, explica.

No le resultó fácil salir a defender sus canciones. Tuvo que “tomar coraje”. Después de la experiencia en banda con Detonantes, se animó a crear un proyecto solista y entrar a grabar. Y desde marzo del año pasado no para de crecer y ganar seguidores y públicos. “Que una banda que tiene menos de dos años esté haciendo dos Niceto Club para mí es algo inesperado. No la tenía muy calculada, la verdad. No me imaginaba que iba a hacer conciertos para tanta gente y viajar por toda la Argentina”, repasa antes de la doble presentación de este finde.

Hay algo en la canción de Mateo Sujatovich que resulta familiar y fácil de asimilar. Algo en el modo de cantar y decir, en las melodías, en la estructura de la canción. Muchas de sus canciones –Loco en el desierto, Juro, Quiero que me llames, Puede ser, Cosas para decirte– parecieran haber estado siempre ahí, sonando en loop en las radios comerciales. Pero no. Todas fueron escritas y puestas a circular hace menos de dos años. En su incipiente obra, hay una búsqueda artística por lo clásico en un doble sentido: el formato canción y las fuentes sonoras.


La música del Ruso no podría haber sido escrita en un territorio distinto a esta urbanidad porteña, y responde con claridad a la tradición del rock argentino. Mateo es un continuador de la figura del solista de rock: Fito, Calamaro, Charly, Spinetta, Nebbia. Y cierta herencia del Pity de Viejas Locas aparece en el rock and roll 30 años y en Bruja de Barracas. “Todos son referentes súper importantes y me pasé horas escuchándolos. Puede ser que haya algo de ese estilo, puede que sea un camino que me convoca”, reconoce.

“Esos artistas además fueron cambiando y transitando distintos proyectos. Tienen muchos años de trayectoria. Me interesaría hacer muchos años de música y de discos. Hay algo hoy en la inmediatez, donde los artistas la pegan en diez minutos y hay mucho boom. Y yo no creo mucho en el boom, creo en sostener, en hacer música a través del tiempo y también en ir mostrando los cambios de la vida de cada uno y del planeta.”

Es interesante esa idea de sostener…

--Creo que toda persona que se dedica al arte y quiere vivir de eso, en algún punto no deja de pensar qué va a pasar mañana. La convocatoria es lo que te termina haciendo comprar el pan. Creo en armarse de paciencia, trabajar mucho en los deseos y enfocarse en lo que uno disfruta y quiere. Siempre intento volver a eso cuando me pierdo mirando al costado o a los seguidores. Son cosas muy fuertes y muy nuevas: todos estamos tratando con nuevos cambios tecnológicos que generan cosas muy locas. Entonces la idea es intentar volver siempre a lo más crudo de la música, lo más primitivo y personal. Y cada tanto hacerse esas preguntas: ¿Qué es lo que me gusta? ¿Por qué hago esto? Cuántos tickets vendiste no es lo más importante.

Para la generación de Mateo, la estética visual no es un elemento accesorio. En tiempos de stories y videos, lo que se muestra es clave. De Conociendo Rusia a Cabildo y Juramento hay un claro cambio de estética, pero no de sonido ni de poética. Un desengaño amoroso marca casi toda la letrística. “A veces uno cree que elige de qué va hablar en una canción, pero al final las canciones eligen contar algo de uno. Y sí, éstas continúan con cierta temática sentimental”, dice sin vueltas.

En la tapa de aquel debut, Mateo se mostraba como una especie de reggaetonero, con vestimenta deportiva, colores vivos y luminosos. En cambio, en la nueva ganan la nocturnidad y la nostalgia: parece más un cantante de tangos o boleros. “Es un Ruso de gala, un poco más grande que el anterior. Me copé mucho con Goyeneche. Cabildo y Juramento es un tango, salvo que no está producida como tal, está llevada para otro lado”, revela. “No me gusta repetir fórmulas: estaba bueno mostrar otro costado del Ruso, a quien también le gusta vestirse de gala y conectarse con otros tiempos de Buenos Aires”.

¿Siempre escuchaste tango?

--Sí, pero nunca fui fanático. Mi abuelo era tanguero, mi vieja también y mi viejo sacó discos de tangos, así que siempre estuvo. Este año me cope con el tango y sin querer me salió uno. Es la música de raíz de Buenos Aires, del Río de la Plata y de la mixtura que se da entre los inmigrantes que llegaron. Entonces, todos estamos atravesados por eso. Me parece que cuando reconectamos con nuestra música de raíz salen cosas piolas.

Si de raíces se trata, las experiencias musicales de su infancia fueron determinantes. Su papá, Leo Sujatovich, fue tecladista de Spinetta Jade. Pero su cercanía con el Flaco vino por otro lado. “Conocerlo a Spinetta fue más una casualidad, porque me hice amigo de Vera. Escuchar a Spinetta fue una inspiración súper grande para conectar con la música”, resalta. “Empecé a tocar la guitarra a los 13 y una vez le pregunté a mi viejo por ‘ese tal Spinetta‘ con el que tocaba, y cuando me mostró un disco de Spinetta Jade se me quebró la cabeza y me volví fan de su música. Después lo conocí, tuve muy lindos encuentros y acompañé a Vera a los shows de él. Iba a la casa, tocábamos la guitarra y era como jugar un rato a la pelota con Maradona.”

* Conociendo Rusia presentará Cabildo y Juramento el viernes 22 y el sábado 23 de noviembre a las 21 en Niceto Club, Niceto Vega 5510.