Solo dos semanas antes del encuentro programado entre el Papa y el presidente Alberto Fernández , la Jefatura de Gabinete se hizo cargo de que el gobierno argentino examinará el pedido de que Luis Bellando sea nuevo embajador en El Vaticano.

“Se reverá la propuesta de la Argentina y si hace falta se verá el nombramiento de otro candidato para enviar como embajador o representante”, dijo Santiago Cafiero, al responder una consulta durante una conferencia de prensa convocada por cuestiones de políticas científicas.

Según Cafiero, en estos casos la mecánica consiste en que el Gobierno envía primero los nombres en consulta al país de destino.

Es lo que, anunció, se hará tras el presunto rechazo privado de Bellando por parte del Vaticano.

“Se verá si hace falta otro candidato o candidata”, dijo Cafiero en lo que puede interpretarse como la chance de que la representación ante El Vaticano sea ocupada no necesariamente por un hombre sino por una mujer.

Qué fue lo que sucedió

Al conocer el disgusto del Vaticano, el mismo Gobierno retiró el pedido de plácet que había enviado a la Nunciatura, la embajada apostólica en Buenos Aires.

La designación definitiva a esta altura es probable que quede pendiente hasta la reunión entre el Papa y el Presidente el 31 en El Vaticano.

No hubo comunicación oficial sobre Bellando ni desde El Vaticano ni desde la Cancillería argentina. Los primeros trascendidos indicaron que el diplomático, de 61 años, estaba casado en primeras nupcias solo por civil y que luego se había divorciado. En segundas nupcias sí se casó por civil y por Iglesia.

La diplomacia vaticana no suele ser explícita. Dejó sobrevolando su disgusto por el divorcio del casamiento originario, aunque no haya habido matrimonio según manda el rito católico. Pero, a la vez, diplomáticos argentinos dijeron saber que para El Vaticano la salida de Bellando de las candidaturas a la embajada no había causado sufrimiento alguno.