Tenedoros y tenedoras de Bonudos (Bonos Nunca Dolarizados), BoSeLoMeCoMa (Bonos “Se Lo merecen por Confiar en Macri”), BoSoPaMI (Bonos “Solo Para Amigos”, BoLaChaLOVELaMaDeCho, (Bonos “La Chancha, Los Veinte y La Máquina De hacer Chorizos) y BoCoGeiEsPA (Bonos “Cobráselos a Heidi que Está en París):

Ustedes, ustedas y ustedos aprovecharon los cuatro años en los que Mauríficer, Belcebullrich, Satovne y su aliada del Avernícola, Ladiable, nos gobernaron.

Mientras a los argentinos no nos permitían ni siquiera parar un ratito en el Purgatorio para hacer un pipí y seguir viaje hacia abajo; mientras sus compatriotas o sinpatriotas se quedaban sin trabajo, sin plata, sin salud y sin comida, ustedes le daban “un voto de confianza” al mejor equipo contrario de los últimos 50 años.

Pero no lo hacían gratis. Porque jamás hacen nada gratis.

El tema es que la “justa compensación” por semejante confianza, que quizás sea merecida, no se la quieren cobrar a aquellos en quienes la depositaron, sino al gobierno actual, en su calidad de representante del pueblo.

Vale decir que nos quieren cobrar por una confianza que no nos dieron (a nosotros), que jamás les pedimos y, por si esto fuera poco, que jamás obtuvimos de ustedes.

Es como comprar una pizza en una pizzería berreta, cruzar la calle y reclamar esa pizza en el mostrador de otra, que además recién está inaugurando, y que no recibió un peso de ustedes.

Y lo hicieron con total impunidad, porque, si pasaba cualquier cosa, iban a la Justicia, y… ¿adivinen quién salía en el sorteo? Yes, it is Herr Klaus Gutengot, Monsieur Claude Bondieu; Kirie Claudius Kaloteos, o como quieran ustedes llamar a quien supo representar vuestros intereses judiciales mejor que nadie, y sobre quien guardaremos nuestra opinión, dado que causas biológicas le impiden, de aquí en más, ejercer su defensa.

Digamos que esos bonos, muchas veces dolarizados, otros lebaquizados o leliquizados, siempre impactaron mal en el tujes de nuestra economía. Y los encargados de defenderlos eran quienes más lo permitían, o incluso quienes se ponían a la vanguardia del saqueo, en su propio nombre o a través de familiares testaferraris.

Mucha confianza depositada, pero a la hora de cobrar, parece que no era tal. Quiero decir:

· ¿Por qué no le exigen al Ex Sumo Maurífice que venda su colección de reposeras y les garpe lo que ustedes le supieron conseguir?

· ¿Por qué no le piden a la Heidi que esa plata –que no usó para crear más universidades porque los pobres no las necesitan, ni más hospitales porque los pobres no se enferman, ni escuelas seguras porque los pobres habitan en la inseguridad como ecosistema– la devuelva ella, que debe saber dónde la puso?

· ¿Por qué no le piden a la Patrix Recargada que venda, o al menos empeñe, todas esas pistoletas y misiletes y tanquecillos que compró por si alguna manifestación se transformaba de golpe en una invasión extraterrestre, y les devuelva lo que deba?

· ¿Por qué no le piden a Toto Ca, el Messi de las finanzas, que en una de esas jugadas que tanto le aplauden en Barcelona, haga, “con una ayudita de sus amigos”, una vaquita y les pague lo que ustedes pusieron por su consejo?

· ¿Por qué no le reclaman a Chocoarroz Dufonde que venda su baldío como si fuera una mansión y, como decía el gran Gila, “que se ponga”?

No, ustedes jamás harían eso, porque ellos, para ustedes, son “nosotros”, o “sus amigos”. Y, a sus amigos, no se les reclama nada.

Además, ¿para qué? Si lo hicieran, los mauritos les explicarían que “están cometiendo un error; nosotros atendemos la ventanilla de ‘pongan’, los peronistas atienden la de ‘tomen’”. Mientras tanto, siguen reclamando lo que ellos mismos se llevaron.

Como aperitivo o postre para esta columna, sugerimos hacer clic en y escuchar “En el país neoliberal”, parodia de RS Positivo de una leyenda musical de León.

Hasta la que viene.