Promesa de buen tango en un club de jazz. Julio Pane y Hugo Rivas, se aprestan a unir una vez más fueye y guitarra, con el fin de exponerlos este miércoles a las 21 en Bebop (Moreno 364). La idea del dúo es –básicamente-- retornar a la Guardia Vieja, y mechar tal repertorio con clásicos de Maffia, De Caro y Troilo. “Todo lo que vamos a tocar es anterior a los sesenta, algunas versiones arregladas y otras improvisadas”, sentencia Pane, lacónico. Rivas, en cambio, se muestra más flexible. “Igual, estamos agregando algún repertorio más contemporáneo con ideas nuevas. Vamos a ver”. Habrá que comprobar in situ, entonces, qué es lo que el guitarrista considera nuevo, y conjugarlo con las pretensiones pre sesentas del bandoneonista. A priori, se trata de una reunión entre dos referentes intachables del dos por cuatro porteño. Uno, formado en los latidos del Viejo Almacén y “Caño 14, y fogueado en las orquestas de Salgán, Francini y Federico, por nombrar algunas. El otro, con diez discos publicados a la fecha, y un peregrinaje que parte de cuando tocaba en Los Hermanos Rivas, el grupo de su padre Osvaldo y su tío Néstor, que solía acompañar a Hugo Marcel y el “Paya” Díaz, entre más. Y sigue por codeos muy cercanos con Raúl Garello, Ernesto Baffa, Luis Salinas o Néstor Marconi, entre más. “Nuestra amistad humana y musical nació a principios de los ochenta. Yo tenía 15 años, y Julio me llamó a casa para tocar con él. Debutamos como dúo en el Café Homero”, evoca Rivas, el peluquero que llegó a ganar un Gardel gracias a Sentido Unico, disco que compartió con Leopoldo Federico. “Así debutó el dúo, sí. En ese entonces hacíamos temas de Troilo y Grela… fue una hermosa amistad que nació a través de la música”, apuntala Pane.

-Van a tocar en un club de jazz. ¿Tienen liga con ese género?

Julio Pane: -Nos gusta tanto como otros tipos de música, siempre y cuando las expresiones estén bien tocadas.

Hugo Rivas: -Aparte hay muchos maestros para nombrar de ese género.

Gershwin, sin ir más lejos. Yo soy un tanguero total, pero mi padre y mi tío me enseñaron mucho. Aprendí todo de ellos. Fueron los que me facilitaron los primeros pasos: el amor y la pasión por la música, y el sentido melódico al tocar. Esto me hizo poder apreciar otras músicas, también.

El concierto en Bebop se ofrece además como un anticipo de lo que el dúo, cuyo devenir desde los ochenta hasta acá fue bastante irregular, tiene como meta central: grabar un disco. En rigor, mientras está registrando las piezas para editar otro con su Orquesta Típica, Pane piensa en eso. “Lo tenemos que hacer porque nuestra amistad y pasión tienen que estar plasmadas en encuentro… es el disco que deseamos”, se entusiasma el avezado bandoneonista. Rivas, que está de gira presentando el último material con su cuarteto, dobla la apuesta. Da por hecho que el disco va a salir: “Este año vamos a empezar a arreglar y a buscar armonías, cambios rítmicos y esas cosas para trabajar la música que tanto queremos: el tango”.