El movimiento de mujeres y los feminismos de Argentina y del mundo saldrán a la calle hoy para hacer visible su fuerza, su pluralidad y sus reclamos históricos y renovados. Si en el origen se pedía por una jornada laboral de diez horas, hoy se reclama contra la precarización laboral y por acabar con la jornada que no se termina nunca porque sigue en casa noche y día. El deseo es por una vida que valga la pena ser vivida. Y para eso no solo se dice basta a los femicidios y travesticidios y a la violencia contra las mujeres y disidencias, se reclama por el derecho a decidir sobre nuestros cuerpos y nuestras vidas y por lograr una economía que no expulse ni explote. El reclamo por el acceso al aborto legal, seguro y gratuito aglutina al movimiento en nuestro país y es el que más expectativas concentra. Como en los últimos años, este Día Internacional de la Mujer toma la forma de Paro Internacional Feminista. Por eso la propuesta es que las mujeres hagan presencia en las calles y falten a sus trabajos. Para que la ausencia haga evidente todo lo que sostenemos y la marcha haga temblar el mundo tal como lo conocemos.

La movilización concentrará a las cinco de la tarde en 9 de Julio y Avenida de Mayo y marchará hacia el Congreso Nacional. Como en los años anteriores, se viene preparando desde comienzos de febrero en asambleas convocadas por el Colectivo Niunamenos. Este año la consigna de la convocatoria es “Vivas, libres y desendeudadas nos queremos”. La violencia de género sigue siendo eje central en un 2020 en el que los números de femicidios no bajan. El Observatorio de las violencias de género “Ahora que sí nos ven” registró 66 femicidios cometidos en lo que va del año en el país, lo que implica que una mujer fue asesinada cada 23 horas por razones de género. Mientras que La Casa del Encuentro difundió que en 2019 se registraron 299 femicidios y femicidios vinculados de mujeres y niñas, lo que da un femicidio cada 29 hs. 

“No vamos a normalizar los números de los femicidios ni de los travesticidios. Porque cuando nos matan por ser mujeres, trans, travestis, lesbianas o maricas están queriendo aterrorizar y eliminar modos de vida que se arriesgan a inventarse en medio de la precariedad, que se juegan contra la pobreza y las violencias, que defienden los territorios del despojo del capital, que resisten la criminalización de las protestas”, dice esa primera invitación a la asamblea; que también hace eje la libertad de decidir, sobre los cuerpos, los tiempos, las vidas. 

Este año suma además la consiga contra el endeudamiento: “Paramos porque sabemos que no hay deuda pública y externa que no se traduzca en deuda doméstica y en ajuste para todes. Paramos porque sabemos que las violencias económicas son el engranaje imprescindible de las violencias machistas”.

Pero si hay algo que une al movimiento y lo ha hecho crecer exponencialmente en los últimos años hasta lograr adhesiones inimaginadas es el reclamo para que el aborto, legal, seguro y gratuito sea ley. “Está instalada una despenalización social”, dijo a este diario la psicóloga feminista Cristina Zurutuza, integrante de Cladem y de la Campaña por el Derecho al Aborto, Legal, Seguro y Gratuito. “Lo más cerca como movimiento es el aborto legal y es lo que otorga más unidad”, apuntó Yenny Duran, también de la Campaña. Ambas valoraron que el presidente Alberto Fernández haya anunciado que el Ejecutivo presentará su proyecto de ley para tratar el tema. “Es un hecho potente y valoramos cómo se refirió al proyecto, hablando de la autonomía de los cuerpos, la salud integral, dos argumentos que veníamos pensando hace mucho tiempo; y tomó también la ley Micaela que modifica paradigmáticamente el tratamiento con respecto a las perspectiva de género en las políticas públicas”, dijo Durán. “Me alegra mucho que por primera vez en Argentina el poder ejecutivo presente un proyecto de ley de su autoría sobre la legislación del aborto porque esto puede ser muy definitorio en la votación y además porque es un gesto político muy fuerte”. La expectativa está puesta aún en la letra del proyecto.

A pesar del entusiasmo, Zurutuza se mostró preocupada por el escenario internacional del que Argentina no es ajena. “Me parece que estamos en una coyuntura compleja, contradictoria, que muestra algunos países con avances, como Argentina, pero con un contexto internacional muy complicado. Hay un recrudecimiento de los ataques al feminismo. No tenemos ni el poder fáctico concreto que tienen los sectores antiderechos ni el dinero ni las conexiones para movernos, entonces, siempre vamos atrás de reacciones más duras. De todas maneras en Argentina se avanzó mucho en un cambio cultural”. 

También preocupa la situación económica porque las mujeres son las que siempre salen peor paradas. “Si bien se han hecho cosas desde el poder ejecutivo y legislativo para atender situaciones de emergencia, las mujeres siguen estando en situaciones muy graves y siguen sufriendo violencia. Ahí sí creo que el estado argentino sigue teniendo una deuda importante porque los femicidios no bajan, están en el mismo lugar donde estuvieron siempre. Es difícil de entender. Eso y la muerte materna por abortos inseguros”, dijo Zurutuza. 

En la misma línea, Natalia Gherardi, del Equipo Latinoamericano de Justicia y Género, consideró que si bien este 8M está marcado por la presentación del proyecto de aborto del ejecutivo, hay que entender esta demanda social en el marco de un agenda más amplia de protección integral de los derechos de las mujeres y de la diversidad y para la igualdad de género. “No hay que hacer un recorte de esa demanda social, no lo desvincularía de otros temas de agenda que hacen a la autonomía económica, política y social, de ese conjunto de reivindicaciones para realmente poner fin a las violencias y promover una sociedad más igualitaria”, aseguró. En las organizaciones sociales se espera con gran expectativa también la formulación de un nuevo plan nacional de acción para abordar las violencias por razones de género.

Se espera una movilización grande, verde y violeta. Este año hay muchos gremios que se adhirieron a la huelga y que empujan para que las mujeres puedan marchar para garantizar el hecho simbólico. Los distintos sindicatos harán columna común participando de este 9M. Clarisa Spataro es responsable de Géneros ATE Capital, un sindicato que viene movilizando fuerte los últimos 8 de marzo y este año resolvió la huelga por 24 horas por el día de hoy, como una manera de darle institucionalidad al Paro Internacional Feminista. Dijo que "convoca puntualmente la alegría de tener un Ministerio de mujeres, géneros y disidencias. Las reivindicaciones vienen de la mano de los convenios colectivos, que tengan perspectiva de género y que todas las políticas públicas la tengan. Esperamos lograr lactarios, licencias por violencias de género, tener jardines materno parentales, la enorme mayoría no cuenta con jardín, y nos obliga a ir a instituciones privadas”. La lucha no solo es hacia afuera. El trabajo más difícil siempre es hacia adentro de las propias estructuras. Por eso Spataro destacó que lograron paridad en la conducción de su sindicato y que tienen una delegada general adjunta por primera vez en su historia.

En Argentina el primer Paro Internacional de Mujeres se remonta al 19 octubre de 2016, cuando las mujeres nos vestimos de negro, siguiendo la línea del reclamo de las organizaciones feministas polacas que días antes habían reclamado de esa forma contra una la ley en trámite que preveía prohibir el aborto. Fue un día gris y lluvioso en que las mujeres se mostraron de luto --algunas pudieron marchar, otras no--, en repudio a las represiones en el Encuentro Nacional de Mujeres que se había desarrollado en Rosario y el posterior femicidio de Lucía Pérez, la adolescente de 16 años de Mar del Plata, violada y asesinada con saña, como suelen ser los femicidios; todo en un contexto de ajuste, incremento de la pobreza y achicamiento del Estado, con consecuencias siempre peores para las mujeres. Sin embargo, el primer paro feminista en el mundo se remonta a los años setenta con el movimiento por la remuneración y valoración social del trabajo doméstico. “El paro es una gran herramienta para visibilizar el trabajo invisible de cuidados que es el que sostiene la reproducción social y que sin embargo cuesta traducir en políticas públicas concretas para mejorar la redistribución social del cuidado en condiciones de mayor igualdad de género y socioeconómica”, recuerda Gherardi.

Este año, 54 países vivirán su Paro Internacional Feminista. Entre ellos, México se sumó con mucha fuerza por primera vez bajo la consigna #undiasinmujeres, concibiendo el 8M como un evento para hacer ausencia después de que su presidente, en un país donde son asesinadas cuatro mujeres al día por razones de género, dijera livianamente “no quiero que el tema sea nada más el de los femicidios”. Chile también convocó ayer en un contexto de represión política y crisis económica, a pocas semanas de que Sebastián Piñera dijera que "a veces no es solamente la voluntad de los hombres de abusar, sino la posición de las mujeres de ser abusadas, tenemos que corregir al que abusa y también tenemos que decirle a la persona que no puede permitir que eso ocurra". Las dirigencias de la mayoría de los países siguen sin entender de qué se habla cuando se habla de derechos de las mujeres.

 

En Argentina, como resultado de muchos otros 8 de marzo y el gran movimiento social, de mujeres y feminista que lleva décadas, este nos encuentra con un presidente que retoma el lenguaje y las consignas feministas --hasta con lapsus celebrados como “volvimos mujeres”-- y que el día uno convirtió en política pública el pedido de un organismo que tuviera la envergadura que los tiempos de marea verde y violeta demandan. Por supuesto que no alcanza porque los números de la violencia y de las muertas por abortos clandestinos no bajan, porque la economía sigue asfixiando y las estructuras sociales tradicionales siguen reproduciendo desigualdad. Sin embargo, como vienen diciendo las referentes históricas del feminismo en cuanto tienen oportunidad, la continuidad de la agenda de género en la vida pública y política está garantizada por esas miles de jóvenes que vienen protagonizando el cambio desde hace cinco años.