Desde Caracas

@No se anduvo con vueltas Nicolás Maduro. Primero lo llamó “esperpento de la historia”. Después “basural”. Dijo que “el pueblo argentino lo odia y lo detesta”. Y cerró: “Qué triste va a terminar la historia de este traidor. Hizo campaña por Hillary Clinton y ahora está arrodillado ante Donald Trump”. El destinatario fue Mauricio Macri. El escenario, público. Muy público. El presidente venezolano dijo esas palabras el martes 7 en el Teatro Teresa Carreño de Caracas frente a cientos de dirigentes políticos y sociales extranjeros. Asistieron todo su gabinete, la cúpula militar y los dirigentes del Partido Socialista Unido de Venezuela y sus fuerzas aliadas. Fue transmitido por tevé.

En medio de la crisis económica, la inflación, el desabastecimiento y las amenazas de la Administración Trump, el gobierno venezolano organizó seminarios y actos donde pidió y obtuvo la solidaridad regional de fuerzas de izquierda y centroizquierda, nacional-populares o todo eso al mismo tiempo. Utilizó una fecha para teñir una semana entera: el 5 de marzo, cuarto aniversario de la muerte de Hugo Chávez. La liturgia bolivariana no le dice “muerte”, le dice “siembra”, seguramente para dar la idea de comienzo y no de final. En la Venezuela chavista es útil saber que los símbolos están colocados en un permanente contrapunto con la estrategia política. El diagnóstico del PSUV es que los ataques se hicieron más intensos después de la muerte de Chávez. Había desaparecido del horizonte un líder fuerte y a los enemigos internos y externos les resultaba atractiva la idea de tensar hasta quebrar. La meta era que Maduro no ganase (ganó las elecciones en 2013) y, después del triunfo, que no llegase a 2019, fin constitucional de su mandato.

Flores a Chávez

No se puede entender toda la complejidad de un país con tres días de observación. Ni siquiera es posible comprender en todos sus recovecos los planes y las tácticas que mueven a un presidente y al Estado que encabeza. En cambio sí es posible registrar los símbolos y acercarse a la lógica, al menos aparente, de la estrategia puesta en juego. 

La tumba de Chávez es una construcción de mármol oscuro dentro del Cuartel de la Montaña, un edificio de 1906 usado como museo. Pasó a llamarse también 4-F porque ahí se acantonó Chávez cuando comandó el alzamiento militar del 4 de febrero de 1992 contra Carlos Andrés Pérez. Fue derrotado, se abrazó a la política y venció la primera de sus 16 elecciones en 1998. Gobernó desde 1999 hasta morir a los 58 años.

El domingo pasado empezó empezó con sol. Al mediodía ya había cuadras de cola de gente vestida como un día cualquiera o con chombas amarillas, rojas y azules (los colores de la bandera), de rojo chavista y de gorrita de béisbol haciendo juego, a la espera de dejarle una flor a Chávez. Aun cuando perdió las últimas elecciones legislativas de 2015 frente a la Mesa de la Unidad Democrática y quedó en minoría, los cinco millones y medio de votos del Gran Polo Patriótico Simón Bolívar, como se llamó la coalición electoral, tienen un alto componente popular.

Igual que en Cuba con la muerte de Fidel, los de la cola hacen su vida y cuando se van acercando a la tumba se ponen serios, y sonríen o lloran. No es contradictorio. Cuando los muertos queridos sacan una sonrisa en la cara de los vivos es porque dejaron algún recuerdo. Hay muchos carteles con fotos de Chávez en la calle. Una es la que más se repite: Chávez con un nene a babucha. Venezuela tiene una población joven, de 29 años  promedio, contra 32 de la Argentina. La expectativa de vida, con 75 años, es la misma para los dos países. El “Chávez vive” se lee en las paredes y en carteles grandes y pequeños. Cuando alguien lo grita el resto contesta: “¡La lucha sigue!”. 

En el salón donde está el sarcófago una guardia deja paso a la familia, que rodea la tumba. Después circulan los ministros y los jefes militares, como el general Jacinto Pérez Arcay, mentor de Chávez, a quien dice haber querido “como a un hijo”. Pérez Arcay está convencido de que Chávez fue asesinado. 

En el salón hay una mezcla de solemnidad y movimiento. Y música. Un cantante con sombrero de vaquero se tapa el oído para sentir su propia vibración mientras entona joropos o canciones llaneras. A Chávez, que era de los llanos, le encantaban esas coplas más que la salsa, esa indomable música caribeña que también vuelve locos a los venezolanos. 

Anillos

Cada diez minutos pasa un Mig ruso de la aeronáutica venezolana en vuelo rasante. Todo tiembla. Es un homenaje y algo más. Es otra muestra de presencia política dentro del Estado de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, un sector muy trabajado por Chávez al que Maduro sigue atendiendo en presupuesto, capacidad de decisión e integración al resto del Estado. El vuelo rasante es, también, una marca física del conflicto internacional en el que está envuelta Venezuela.

“Vladimir Putin es insustituible”, dijo Maduro en el Teresa Carreño el miércoles. Es el Mig pero también una apuesta a la diversificación de las relaciones internacionales, que Chávez concebía como anillos de protección de su país. 

En un salón contiguo al del sarcófago estuvieron los presidentes de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América,  el ALBA, que integran Venezuela, Cuba, Bolivia, Nicaragua, Mancomunidad de Dominica, Antigua y Barbuda, Ecuador, San Vicente, Santa Lucía, San Cristóbal y Nieves y Granada. Ése es uno de los anillos. Funciona desde 1904. Otro es Petrocaribe, con la que PDVSA socorrió a muchos vecinos en sus crisis económicas. En su discurso en la cumbre del ALBA celebrada el mismo domingo pasado, después del homenaje en la tumba de Chávez, Maduro mencionó al Mercosur y a la Celac. 

Venezuela fue suspendida del Mercosur por iniciativa de la Argentina, Brasil y Paraguay. El argumento de los tres países, a los que terminó acompañando Uruguay, fue que Venezuela está en mora con la adaptación de sus normas a las reglamentaciones del Mercosur. Venezuela repuso con datos que no solo había cumplido sino que lo había hecho a un ritmo mayor, en proporción al menor tiempo disponible. A Caracas le birlaron la presidencia pro tempore del bloque. En el medio fue que la canciller Delcy Rodríguez quiso intervenir en una reunión pero, tras entrevistarse con su colega argentina Susana Malcorra, fue empujada por la policía mientras cruzaba Esmeralda de la Cancillería al Palacio San Martín y luego dejada sola en un salón al que un grupo de empleados quitaba las banderas. 

Por Brasil fue activo antivenezolano el primer canciller de Temer, José Serra, y lo es el actual, el ex senador Aloysio Nunes Ferreira. En su discurso de asunción Nunes Ferreira pidió “una Venezuela próspera y democrática, sin presos políticos y con respeto de la independencia de poderes”. Dijo que “la situación de Venezuela nos preocupa”. El actual canciller fue candidato a vicepresidente de Aécio Neves en las elecciones presidenciales de 2014. Derrotado en las dos vueltas por Dilma Rousseff, fue uno de los organizadores del golpe de Estado de 2016 contra el gobierno encabezado por el Partido de los Trabajadores. Prosperidad y democracia.

La táctica venezolana parece consistir en ataques públicos a quien ataca en público. Con Macri sucedió desde que el Presidente argentino colocó la situación interna venezolana como una de sus banderas. Luego escaló y todo empeoró con el golpe de Temer. En los últimos días estalló un escándalo con Pedro Pablo Kuczinski, el presidente peruano. Maduro pasó en el teatro un video que mostraba a PPK recomendando no preocuparse por los gobiernos latinoamericanos, que son perritos inofensivos y mueven la cola, sino por la Venezuela que construyó Chávez. 

“El perrito faldero es usted”, le respondió Delcy Rodríguez. “Un cobarde y un perro al servicio del imperio que se la pasa moviendo la cola y pidiendo la intervención de Venezuela.”

“Nadie le hace caso, pero si se atrevieran a intervenir sepan que aquí hay una unión perfecta cívico-militar para defender esta revolución”, dijo la canciller. Las referencias a la base popular y militar son permanentes en los funcionarios venezolanos.

Otro de los blancos verbales preferidos es el secretario general de la Organización de los Estados Americanos, Luis Almagro. Maduro, otra vez sin vueltas, habló de “Almugre”. Almagro, que fue canciller de Pepe Mujica pero no gozaba de su confianza  –parece que los sapos son inherentes a la política de alianzas, incluso dentro del Frente Amplio–  es un combatiente activo contra el gobierno de Venezuela. 

Una amenaza latente es aplicar a Venezuela la Carta Democrática de la OEA y sancionarla o dejarla fuera de la organización. Una remake de Cuba modelo 62. Macri se mostró partidario de la separación en su reciente viaje a España. “Pero hay mucha dependencia de Venezuela y su petróleo”, dijo sin explicar. “La vida sin la OEA es posible”, dice Roy Chaderton, ex canciller y ex embajador de Venezuela en la OEA. “Como hace falta dos tercios de los votos, la capacidad de implementar este mecanismo no es tan sencillo”, aunque alertó que para muchos presidentes, incluidos en Panama Papers o en las coimas de Odebrecht, una agresión a Venezuela puede ser tentadora. Según Chaderton los Estados Unidos quieren que avance la pelea interna y a la vez quedar habilitados para una intervención extranjera. 

Amenazas

Un trascendido indica que el vicepresidente norteamericano Mike Pence dijo en una reunión privada a líderes de la oposición que las acciones comenzaron. “Empezamos por el vicepresidente”, habría comentado. El Departamento del Tesoro puso al vice ejecutivo de Maduro, Tarek El Aissami, de 42 años, dentro de sus listas de personas y organizaciones acusadas de relación con el narcotráfico. Criminólogo, El Aissami era conocido en Venezuela por lo contrario. Incluso en las cancillerías sudamericanas, cuando las conversaciones se hacen más realistas por la ausencia de grabadores o cámaras, funcionarios con conocimiento real del continente señalan su alarma en caso de un cataclismo en Venezuela. No por simpatía sino porque hoy Venezuela es una barrera contra los carteles y una catástrofe destruiría y desordenaría gravemente aún más el Caribe y América Central. “Tarek capturó a más de 100 capos de la droga y extraditó 21 de ellos a los Estados Unidos”, dijo Maduro. “Allá usaron en su contra a los extraditados que deportamos y negociaron con los Estados Unidos.” 

Almagro es alentado desde los círculos más conservadores de los Estados Unidos. El Center for Security Policy acaba de pedir que en apoyo del secretario general de la OEA Trump y el Congreso deben avanzar no solo en condenar y sancionar sino en romper los vínculos comerciales con PDVSA. Los Estados Unidos son el principal cliente del petróleo de Venezuela, que a su vez está muy complicada por la caída de los precios de los hidrocarburos. El artículo reclamando mayor dureza lo escribió Luis Fleischman, autor de un libro que está por salir: “América Latina en la Era Post-Chávez, la amenaza a la seguridad de los Estados Unidos”. 

Héctor Rodríguez, el presidente del bloque oficialista en el Congreso, informó a los visitantes extranjeros en un salón de la Casa Amarilla, un hermoso edificio de la Cancillería, que bajó la renta petrolera porque el precio del barril descendió de 100 dólares a 20. “Y nuestro costo de producción por barril está entre 14 y 24.”

Lo escucharon, entre otros, los argentinos Atilio Boron, la ex embajadora en Venezuela y en el Reino Unido Alicia Castro, el integrante del Instituto Patria Gonzalo Carbajal y los dirigentes Jorge Drkos (Frente Transversal), Alejandro Rusconi (Movimiento Evita), Mariano Ciafardini (Partido Solidario) y Jorge Kreyness (Partido Comunista). 

Alicia Castro fue quien introdujo la carta de Julian Assange a la Red de Intelectuales en Defensa de la Humanidad, reunida también en Caracas con la conducción de la investigadora venezolana Carmen Bohorquez, el ministro de Cultura de Cuba Abel Prieto y el semiólogo mexicano Fernando Buen Abad. En el texto, publicado luego por PáginaI12 el martes último, el creador de Wikileaks pide un salvoconducto para poder dejar la embajada de Ecuador en Londres “como un acto de justicia y dignidad para la región”. Escribió Assange que con Wikileaks “sacamos a la luz los secretos de los poderosos y construimos una biblioteca distinta, con información sobre cómo funciona realmente nuestro mundo, información que por siglos estuvo solamente en manos de los élites y que ahora, no sin correr riesgos y persecuciones, hemos democratizado y puesto a disposición del pueblo, sin distinción de orientación política o credo”. 

La ex embajadora volvió de Venezuela con una perlita. Maduro dijo en su discurso ante los presidentes del ALBA que no solo reivindicaba la soberanía argentina sobre las Malvinas sino que llamaba a “no aceptar la militarización del Atlántico Sur”. Según Maduro, “quien llena de tropas y armas está esperando el momento para aventuras”.

Castro y el diputado mendocino del Frente para la Victoria Guillermo Carmona denunciaron hace 15 días con fotos y documentos los ejercicios militares británicos en las islas, el apoyo del gobierno de Temer a que los aviones del Reino Unido puedan hacer escala en Brasil y la falta de protesta de Malcorra a brasileños y británicos a pesar de que estaba informada de todos los movimientos. 

La volatilidad de la situación geopolítica aparece en todas las comunicaciones formales e informales de los funcionarios venezolanos. A veces mediante el chiste. “Si la mitad de lo que cuentan en House of Cards o Scandal es verdad, hay que pedir ayuda a Dios”, dijo Maduro en el teatro. Y en otro momento contó que cuando él, como canciller, y otros ministros acercaban planes a Chávez, escuchaban esta respuesta: “Muy bueno todo, pero en los planes de ustedes veo que estamos solos en el ring. El adversario, ¿dónde está?”. 

Y aparece también la idea de “defenderse sin renunciar a la ofensiva”. Una frase que Maduro respaldó en otra de Muhamad Alí: “Bailar como las mariposas y picar como las abejas”.

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